Los secretarios Luis Cresencio Sandoval, José Rafael Ojeda y Rosa Icela Rodríguez, son meros espectadores del avance del crimen

Raúl García Araujo | @araujogar

El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha construido una narrativa de “no pasa nada”, cuando ocurren masacres o hechos de alto impacto en México.

Los secretarios de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval; de la Marina, José Rafael Ojeda, así como de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, aprendieron a depositar en la popularidad de su jefe su mediocridad y falta de resultados en los cargos que hoy ostenta.

Le deben mucho al pueblo de México, pues su inacción y falta de labores de inteligencia han permitido que grupos del crimen organizado bañen de sangre a la nación.

La semana pasada, el país entero se quedó atónito, después de mirar como un grupo de sicarios llegó a la presidencia municipal de San Miguel Totolapan, en Guerrero, para rafaguear el edificio.

Y no solo eso, los criminales se dieron tiempo para ir a una casa cercana para matar a 20 personas, entre ellas, el alcalde de la localidad, Conrado Mendoza Almeda y su papá, Juan Mendoza.

Las benditas redes sociales dieron cuenta de estos macabros hechos, sin que las autoridades del Gobierno de la República, salieran a dar la cara o una explicación, ante la muerte de gente inocente.

No, los secretarios de la Defensa Nacional, de la Marina y Seguridad Pública, guardaron como siempre silencio cómplice en medio de una crisis de inseguridad que en esta ocasión golpeó al pueblo de Guerrero.

No les importa lo que les ocurra a los mexicanos, ellos (los secretarios), como fieles súbditos, están solo para complacer a su líder moral, al que le deben el puesto.

Aprendieron bien y siguen al pie de la letra el guión cuando ocurren este tipo de tragedias.

Saben que, si el país está en llamas, lo único que tienen que hacer, es redactar el parte informativo, para tenerlo listo a las 4 de la mañana y entregarlo al presidente Andrés Manuel López para que sea él quien fije la postura del Gobierno de la República en su conferencia mañanera.

Los secretarios Luis Cresencio Sandoval, José Rafael Ojeda y Rosa Icela Rodríguez, son, hasta el momento, meros espectadores del avance del crimen en comunidades y pueblos enteros de nuestra nación.

Los cabecillas de cárteles que operan en México, saben bien esto, e incluso son capaces de poner en evidencia al Gobierno de la 4T, así como de estados y municipios.

En especial, los tan cantados trabajos de “inteligencia” que hacen la Sedena, Marina y Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana.

Después de matar impunemente a 20 personas, según las autoridades, el responsable de esta barbarie, José Alfredo Hurtado Olascoaga, “El Fresa”, subió en las redes sociales un video para acusar a su grupo rival “Los Tequileros” de estos acontecimientos.

Para vergüenza de las autoridades, el delincuente reveló que él vivía a unas calles de este municipio, mientras que el Gobierno del Estado de México ofrece una recompensa de 500 mil pesos para la ubicación y localización de este líder criminal de la Familia Michoacana que opera en ambas entidades.

Una pregunta secretarios Luis Cresencio Sandoval, José Rafael Ojeda y Rosa Icela Rodríguez, ¿Qué mensaje le pueden enviar a las familias de las 20 personas asesinadas? ¿Qué le pueden decir a la familia de Erick Jiovany Contreras, un estudiante del Colegio de Bachilleres quien tuvo la mala fortuna de pasar por la calle justo cuando los sicarios abrieron fuego y 4 balas en la espalda le quitaron la vida?

De la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado no vale la pena escribir alguna línea, ya que ella vive ausente al igual que su gobierno, pero solo me quedaré con el material que publicó el diario El Sur de Acapulco.

La mandataria guerrense dijo en un video estar más preocupada por la “reconstrucción” de la fachada del Palacio municipal de San Miguel Totolapan que por detener a los responsables de estos crímenes.

A poco no sabe o no le han dicho que la imagen de ese edificio, es la fotografía real de como está gobernando el estado.

En Cortito: Hay que estar muy pendientes de lo que ocurra en Morelos, ya que el gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo, pidió o más bien exigió que se le investigue si tiene algún vínculo con el crimen organizado, después de conocerse como parte del hackeo a la Sedena que Blanco y sus colaboradores presumiblemente están relacionados con grupos criminales. Por lo pronto, el fiscal general de Justicia del estado, Uriel Carmona Gándara, confirmó que existe una carpeta de investigación que indaga al mandatario morelense y es precisamente, por tener vínculos con el narcotráfico. Ahora, hay que esperar y en caso de comprobarle estos delitos, veremos si el ex futbolista tiene la valentía de renunciar a su cargo para afrontar estas acusaciones o se escuda en el fuero constitucional. Por lo pronto, cada día es más evidente la crisis de inseguridad que su gobierno tiene a Morelos. La familia de la diputada local Gabriela Marín, quien fue asesinada a plena luz del día la semana pasada, sin duda que tiene la respuesta puntual de lo que le escribo.

Nos cuentan que, en la capital de Campeche, su alcaldesa Biby Rabelo, a unos días de cumplir un año al frente de este municipio no cabe duda que lo tiene en el abandono y el olvido. Resulta que la presidenta municipal ya se ganó el mote de “Doña Baches”, ya que la gente que vive en San Francisco de Campeche, está muy molesta con Rabelo, ya que tiene a la ciudad llena de baches, que sería un asunto menor, por tartarse de la capital del estado. Sin embargo, a la presidenta municipal, la gobernadora Layda Sansores San Román ya le inició una investigación por presunto desvío de 65 millones de pesos a una empresa a la que le pagó ese dinero y nomás no hizolos trabajos de repavimentación. El asunto ya está en la Fiscalía General de Justicia de Campeche, donde su titular Renato Sales Heredia, empezó a desmenuzar los hilos de esta red de corrupción que llevará, en poco tiempo, a varios funcionarios municipales a la cárcel.