Diversos actores sociales han abusado del término fake news para demeritar la reputación y credibilidad de quienes consideran adversarios

Miguel Camacho | @mcamachoocampo

Las revelaciones que han empezado a surgir a raíz del hackeo a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) han “alborotado” a gobierno y opositores, mientras que a periodistas e investigadores nos despertó el instinto de arqueólogos para sumergirnos en los documentos “liberados” por el colectivo “Guacamayas” para ver lo que podemos extraer.

Conociendo la forma de actuar del gobierno actual, los personajes que resulten involucrados dirán que sus “adversarios crean fake news (noticias falsas) para demeritar su trabajo”. Pero, ¿qué tan correcto es usar el término.

En estas semanas me encuentro tomando un curso en la Universidad de Texas sobre información y elecciones en la era digital, en una de las clases, Albertina Piterbarg, experta electoral de la UNESCO, expuso razones que a mi juicio son válidas para dejar de usar el término fake news. La principal es que una noticia, para ser considerada como tal, siempre debe ser verdadera.

“Las noticias empoderan al público, ya que el periodismo permite no solo estar informado, sino que también fomenta el análisis y el pensamiento crítico, empoderando al público para tomar decisiones como, por ejemplo, las decisiones relacionadas con las elecciones”, afirmó la ponente.

Diversos actores sociales han abusado del término fake news para demeritar la reputación y credibilidad de quienes consideran adversarios (¿le suena conocido?)

La representante de la UNESCO propone usar tres conceptos que describen de manera más específica lo que hoy se conoce como fake news. Estos son: desinformación, información errónea e información maliciosa.

La desinformación es información falsa y creada deliberadamente para dañar a una persona, grupo social, organización o país.

La información errónea es información que es falsa pero que no se ha creado con la intención de causar daño.

Y la información maliciosa es información que está basada en la realidad, en hechos o en cuestiones reales, pero que es utilizada para causar daño a una persona, grupo social, organización o país.

La información errónea puede crear problemas, pero de una manera involuntaria, mientras que la desinformación y la información maliciosa pueden incluso consistir en inventar noticias o contenido.

A medida que avanzaba la ponencia en mi mente se arremolinaron las imágenes del presidente López Obrador y de su feligresía despotricando contra los que no piensan como ellos, y de la oposición haciendo lo mismo sin hacer propuestas concretas para sacar adelante este barco llamado México.

PD. Doblaron a los senadores y la ampliación de las fuerzas armadas en las calles continuará. Sin comentarios, bueno solo uno: ¿Qué sigue?