La prioridad del presidente no debe ser desacreditar a sus críticos, aunque diga que se está defendiendo

Miguel Camacho | @mcamachoocampo

Sí, el presidente lo volvió a hacer, volvió a convertir a Carlos Loret de Mola en el protagonista de su conferencia mañanera, “su ejercicio diario de transparencia y rendición de cuentas”. El mandatario ha transformado al periodista yucateco en su “villano favorito”, en su “enemigo público número 1”.

En el capítulo de este lunes López Obrador presentó un supuesto departamento del periodista, que según dijo vale 48 millones de pesos. Comentó que el inmueble estaba situado en Polanco, una zona en la que “viven los aspirantes a fifís” y donde “no sacamos” ni 10% de votos en las elecciones.

Después de escuchar al presidente la mañana de este lunes me pregunté: ¿De verdad creerá que a los mexicanos nos interesa el patrimonio de Loret de Mola? ¿De verdad creerá que fue electo para culpar al pasado de los problemas del país? ¿De verdad lo creerá? Al repasar el video y escuchar su tono de voz y ver su lenguaje corporal no tuve más que responder que sí. Yo creo que “el presidente tiene cuatrapeadas sus prioridades”, dicho con todo respeto.

La principal prioridad del presidente no debe ser desacreditar a sus críticos, aunque diga que se está defendiendo. Qué le importa el patrimonio o las cuentas bancarias de Loret, Krauze o Aguilar Camín. Lo que ellos ganen es fruto de acuerdos entre particulares que nada tienen que ver con el ejercicio de gobierno. Lo que a la administración le debe interesar es que todos paguemos nuestros impuestos y punto, dicho con todo respeto.

Pero cuáles deben ser las prioridades del presidente y su equipo. En primer lugar, elaborar una estrategia para combatir la inseguridad y arrebatarle a la delincuencia organizada los grandes sectores del país que actualmente controla. Esa estrategia debe pasar forzosamente por desechar “los abrazos y no balazos”, para pasar a la aplicación de la ley, aun cuando hacerlo implique soltar balazos.

Siguiendo en la vertiente de seguridad, pero no menos importante, urge que se siente con su gabinete de seguridad y con todos los gobernadores a elaborar un plan integral para disminuir los delitos contra las mujeres, que han alcanzado niveles alarmantes.

En los temas económicos hay dos prioridades que el presidente y su equipo deben atender: Hacer equipo con el Banco de México para el control de la inflación y ayudar a inversionistas (empresas y personas).

El primer punto se explica por sí solo. Cuando hablo de ayudar a inversionistas, no estoy diciendo que se les otorguen recursos fuera del marco de la ley, pero sí que se les facilite su establecimiento y operación. López Obrador debe entender que el gobierno no crea empleo ni desarrollo económico por sí mismo, más bien tiene que poner las condiciones para que otros agentes con experiencia y recursos lo hagan.

Siguiendo en lo económico, el gobierno actual debe aprender a gastar, para lo cual le recomiendo que su equipo tome lecciones con alguna madre de familia, expertas en cómo hacerlo. Ser austero no quiere decir no gastar, sino hacerlo en lo que es útil y benéfico, no importando los montos.

Si el presidente López Obrador y su equipo atendieran algunas de las prioridades que mencioné en los párrafos anteriores tendría que preocuparse menos por sus críticos y su imagen de “transformador”.

Algo que me extraña cuando escucho al presidente denostar a sus críticos es que olvidó un dicho popular entre los políticos:

“Quien entra a la política es como el gato que se acerca a la chimenea, el que no sale quemado, sale tiznado”, hay que aguantar las críticas.

P.D. Qué bien cantan Olga Sánchez Cordero y Ricardo Monreal, a quién dedicarían la canción ¡No volveré!