Latavia «Tay» Washington McGee, de 33 años, viajó a México con Shaeed Woodard, Zindell Brown y su amigo Eric para someterse al procedimiento médico; dos de ellos están muertos

Los cuatro estadounidenses secuestrados en Matamoros, Tamaulipas el viernes (dos de ellos asesinados) formaban un grupo muy unido de amigos que viajaban desde Carolina del Sur para que uno de ellos –una madre de seis hijos– pudiera someterse a un procedimiento médico al otro lado de la frontera, dijeron dos familiares a la cadena estadounidense CNN.

Latavia «Tay» Washington McGee, de 33 años, viajó a México con Shaeed Woodard, Zindell Brown y su amigo Eric Williams para someterse a una cirugía estética, pero nunca llegó a la cita con el médico.

El grupo es de Carolina del Sur y que viajaba en un vehículo alquilado con placas de Carolina del Norte cuando ingresaron a Matamoros. El FBI confirmó que el grupo viajaba en una minivan blanca con placas de Carolina del Norte.

De acuerdo con las investigaciones de México y Estados Unidos, las víctimas fueron atacadas al ser confundidas.

El día que ocurrieron los hechos Latavia se puso en contacto con su madre para decirle que ya estaba a unos minutos de su destino. Más tarde, ese mismo día, Burgess llamó a su hija pero ya no recibió respuesta.

Este martes, en la conferencia mañanera, el gobernador de Tamaulipas informó, a través de una llamada telefónica que dos de los cuatro estadounidenses fueron asesinados, uno más está herido y otro ileso. Aun no se ha revelado la identidad de las víctimas mortales.

Zalandria Brown de Florence, Carolina del Sur, dijo el lunes que estuvo en contacto con el FBI y funcionarios locales después de enterarse de que su hermano menor, Zindell, es una de las cuatro víctimas.

Zalandria dijo que su hermano, que vive en Myrtle Beach, y dos amigos habían acompañado a McGee, quien se dirigía a México para una cirugía estética de abdomen.

Ella dijo que el grupo era extremadamente unido y que todos hicieron el viaje en parte para ayudar a dividir las tareas de conducción.

Estaban al tanto de los peligros en México, señaló Zalandria, y su hermano incluso había expresado algunas dudas antes del viaje.