Luego de más cuatro horas de marchar por Reforma, el presidente logró llegar al zócalo, ahí destacó avances en los programas sociales

Raúl García Araujo | @araujogar

Con un ofrecimiento a la no reelección, el presidente Andrés Manuel López Obrador rindió ante el pueblo de México su mensaje a 4 años de la Transformación en nuestro país.

En punto de las tres de la tarde, el jefe del Ejecutivo tomó el micrófono en una Plaza de la Constitución llena para hablar a sus miles de seguidores.

Apenas estaba en el estrado, cuando los miles de asistentes gritaron en coro para pedir su reelección.

López Obrador atajó esas demandas, al señalar que es un hombre demócrata y maderista y que no buscará la reelección como presidente de México.

El político tabasqueño llegó por fin después de casi cinco horas de haber iniciado su marcha del Ángel de la Independencia hacia la Plaza de la Constitución.

Antes de subir al templete, ya estaban en primera fila las gobernadoras de Campeche, Layda Sansores San Román; de Guerrero, Evelyn Salgado; Marina del Pilar Ávila, de Baja California y Mara Lezama, de Quintana Roo, entre otros mandatarios estatales.

Así como las secretarias de Educación, Leticia Ramírez; del Trabajo, Luisa Alcalde y de Seguridad, Rosaicela Rodríguez.

No faltaron las corcholatas: Ahí estaba la jefa de Gobierno capitalina, Claudia Sheinbaum; el canciller, que se trasladó desde Qatar, sede del Mundial, para estar junto al Tótem, y Adán Augusto López Hernández, quien se trasladó en motocicleta para llegar al Zócalo.

A su compañera de lucha política, la gobernadora Sansores no solo le tendió la mano, sino también le dio un beso en la mejilla y un abrazo.

Y no solo en una ocasión sino dos veces para sorpresa de la mandataria campechana.

Fue impresionante la marcha convocada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Después de casi cinco horas de iniciada en el Ángel de la Independencia y el líder, el tótem, el nuevo Tata, aún no llegaba a su destino porque sus cuantiosas huestes se apoderaron no solo del Zócalo, sino de calles y avenidas del primer cuadro de la ciudad.

Ríos de gente estaban ahí a la espera de ver pasar a su líder moral y político.

Acarreados o presentes por su propia decisión, o ambas cosas, lo cierto es que fue un éxito la marcha convocada por el presidente, hoy convertido en el máximo líder movilizador de masas.

Él lo sabe, se sentía en su elemento, por eso se atrevió a convocar a esa movilización, denominada por sus opositores como la contramarcha.

Lo que queda en el aire es si esa cantidad de manifestantes, se traducirá en votos en 2024 para la corcholata que resulte la ungida, habida cuenta de que López Obrador no figurará en las boletas.

De regreso a su discurso,  el presidente de México dijo que en su gabinete no hay ningún funcionario como Genaro García Luna, entonces secretario de Seguridad Pública, en tiempos de Felipe Calderón y de que hoy está detenido en Estados Unidos por tener vínculos con el narcotráfico.

Contrario a lo que la oposición señala que tener acuerdos su gobierno con el crimen, López Obrador rechazó tales afirmaciones.

Antes de concluir su mensaje de una hora con 40 minutos, el presidente Andrés Manuel López Obrador insistió que su gobierno seguirá siendo humanista y siempre apegado a defender a los más desprotegidos.

La otra duda que queda en el aire es si será la última marcha de este líder moral y de masas, para muchos un fenómeno irrepetible;  pero lo verdaderamente cierto es que  pasaràn muchos años para la llegada de un político de este tamaño en México.