López Obrador pretende provocar nuevamente un tsunami electoral que le permita, primero ganar la elección del estado de México y a partir de ahí el 2024


Raúl García Araujo | @araujogar


A la par de que en abril inicie la campaña oficial para la gubernatura del estado de México, en la capital del país también empezará una lucha encarnizada para conseguir la candidatura de Morena a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.

Faltando 16 meses para ver qué persona sucederá en el cargo a Claudia Sheinbaum Pardo, en Palacio Nacional, el presidente Andrés Manuel López Obrador ya giró instrucciones para que las “corcholatas” al gobierno capitalino empiecen hacer presencia en actos públicos para empezar a medir el ánimo de la gente. Esto es, la instrucción del titular del Ejecutivo Federal es a placearse.

La razón es que el primer mandatario del país no quiere sorpresas como ocurrió en 2021, cuando la oposición le arrebató en las urnas a Sheinbaum Pardo, 9 de las 16 alcaldías, entre ellas Coyoacán, cuya zona de los pedregales, donde está enclavado el Estadio Azteca, no son motivo del perdón del presidente por haber votado por Giovanni Gutiérrez, candidato de la alianza PRI, PAN, PRD y por Gabriel Quadri, entonces candidato del Verde.

El presidente López Obrador no quiere un escenario adverso en 2024, ya que la estrategia que está planteando, es apuntalar desde las mañaneras la candidatura de Delfina Gómez para obtener el triunfo el 4 de junio en la gubernatura del estado de México y a la vez, empezar a medir el ánimo de los capitalinos para sacar al mejor aspirante al gobierno de la Ciudad de México.

En su idea, López Obrador pretende provocar nuevamente un tsunami electoral que le permita, primero ganar la elección del estado de México y a partir de ahí construir una plataforma electoral que le garantice el triunfo no sólo en la Presidencia de la República, sino también en la Ciudad de México.

En el plan también se habla de recuperar las alcaldías perdidas por la pésima estrategia política de Claudia Sheinbaum Pardo.

En la conferencia mañanera del pasado lunes, el presidente dijo que tiene licencia en el partido que milita, a pesar de esto, desde la máxima tribuna del país, dictó las preguntas que los dirigentes de Morena deben incluir en la encuesta rumbo a la selección del candidato presidencial de Morena en 2024

¿Si se le conoce al aspirante, qué opinión tienen de él/ella?, ¿quién les gustaría que fuera el candidato y si votaría por él/ella

Interrogantes que también serán la base para quien aspire a la candidatura a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México para el próximo año.

El presidente Andrés Manuel López Obrador, como bien lo ha dicho, en 2024 se retirará de la política y se irá a su rancho en Chiapas de nombre “La Chingada”; quiere estar tranquilo y sin miedo a que existan acusaciones en su contra.

Por eso en el último tramo de su gobierno, buscará hacer política con la firme intención de lograr el triunfo de Morena en la Presidencia de la República y en la Ciudad de México.

Es bien sabido que el corazón del inquilino en Palacio Nacional está con Claudia Sheinbaum Pardo para que sea ella quien lo suceda en el cargo; sin embargo, conoce de su limitada audacia política y su histórico mal trato con sus colaboradores, varios de los cuales le han renunciado en los últimos meses.

Aunado a esto, el presidente López Obrador tuvo que salir a resolver el escándalo por los diversos accidentes en el Sistema de Transporte Colectivo Metro, que cobraron vidas, y que afectaron directamente las aspiraciones de la jefa de gobierno rumbo a 2024.

Si bien la estrategia ha funcionado y ha permeado entre la opinión pública que se trató de un sabotaje, como buen animal político, sabe que Sheinbaum Pardo es muy limitada para atender asuntos de trascendencia nacional.

Por ello, en este momento, ha volteado su vista hacia sus otras dos corcholatas, el titular de la Secretaría de Gobernación, Adán Augusto López; y el de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón.

Para el gobierno de la Ciudad de México, López Obrador ve viable al secretario de Gobierno, Martí Batres, aunque no le gusta su falta de temple, ya que a las primeras de cambio, saca su versión porril.

En su baraja también está la actual alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada, así como la secretaria del Bienestar, Ariadna Montiel, a quienes conoce ampliamente y les tiene toda su confianza.

Al actual dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, no lo dice en público, pero sí en privado, que es el responsable de dividir el voto de la izquierda en Coahuila, por el mal manejo del candidato de Morena a esa gubernatura y que se traducirá en la pérdida de la elección.

Mientras que, a la Secretaria de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, la ve como una de las mujeres más incondicionales que tiene el movimiento de la «Cuarta Transformación», pero que no le da o le alcanza para ser la abanderada de Morena en la Ciudad de México.

A pesar de que en la escena pública aparece con buenos números, el actual secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch, el presidente López Obrador tiene una duda frecuente de si tuvo o no participación en la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa que representa el hecho más deleznable en nuestro país.