Desde etapas tempranas se debe fomentar la comprensión de lectura, porque de nada sirve que se lean 15 libros al año, si se hace mecánicamente y al cabo de los meses ya no se recuerda lo que se leyó

Miguel Camacho | Twitter: @mcamachoocampo

Cuando entré por primera vez, de la mano de mi papá, al Fondo de Cultura Económica (FCE), tenía año y medio de edad. Durante más de 30 años, mi padre fue el encargado del archivo de negativos y manuscritos de la institución. No me imaginaba en mis visitas como niño y adolescente a las míticas oficinas de Avenida Universidad 975, que las letras y las palabras se convertirían en mi forma de vida.

Fue en esos pasillos, bajo la tutela de personalidades como Guillermo Escalante, coordinador editorial de El Trimestre Económico; Marco Antonio Pulido, coordinador editorial la colección de ciencia; Juan José Utrilla, coordinador de traducciones, Alí Chumacero, entre otros personajes del mundo editorial, que aprendí mis primeras lecciones en el mundo de la comunicación. Ellos me enseñaron la importancia de la palabra, de escribir claro; de las fechas de entrega.

Alí Chumacero me habló, en una sesión privada que ya hubieran querido muchos maestros y estudiantes de literatura, del carácter de Juan Rulfo, Alfonso Reyes, Carlos Monsiváis, Octavio Paz, Carlos Fuentes, entre otros muchos “genios” de la literatura hispana.

Todos ellos, junto con mi papá, eran verdaderos apasionados de su trabajo, que se sentían orgullosos cuando veían un libro que pasó por sus manos en la vitrina de una librería o en la mesa de algún estudiante. Veían cristalizado su esfuerzo de meses, en los que, armados con tipógrafos, lupas, cuentahílos y reglas, luchaban contra las erratas.

Quiero pensar que lo que ellos sentían al ver un libro impreso era algo parecido a la descarga eléctrica que me recorrió cuando el maestro Escalante me entregó el primer ejemplar de El “Trimestre Económico” en el que intervine o cuando Marco Antonio Pulido me dio “El fantasma cuyo andar deja huella, la evolución del tiempo”.

Traigo a cuento todo este desorden de ideas por la polémica surgida en días recientes ante el posible cambio de la misión de la casa editorial, para convertirla en un órgano regala libros, bajo la premisa equivocada de que con ello se va a fomentar la lectura. Déjeme le explico.

En 2010 el gobierno “neoliberal y conservador” de Felipe Calderón levantó la “Encuesta Nacional de Hábitos, Prácticas y Consumo Culturales”. Entre los resultados de dicho estudio, en el apartado de lectura, destacó que 68 % de quienes respondieron la encuesta dijeron leer por obligación y no por gusto. Es decir, leemos para nuestro trabajo o por alguna tarea escolar.

Basado en los datos del párrafo anterior, aproximadamente siete de cada 10 libros que se regalen terminarán empolvándose en libreros, reciclándose como regalos o serán vendidos como papel reciclable al cabo de varios años. Otra duda que me salta con esta estrategia es ¿quién escogerá los libros para regalar?

Para que realmente funcione una estrategia de este tipo es necesario conocer a fondo los temas que les interesan a las personas a las que se les van a regalar los libros. No podemos regalar un libro infantil con historias sobre Cuba a niños de Oaxaca. Ahora bien, en el mundo digital en el que estamos inmersos regalar libros es una idea romántica.

En una entrevista que me dio hace algunos años Joaquín Diez-Canedo, en ese tiempo director del Fondo de Cultura Económica, me comentó que en un futuro no muy lejano las editoriales venderían licencias. “Tu podrás ir a una librería, pedir tu libro o parte de tu libro, lo imprimirán en el momento y te lo entregarán”, me dijo. Regalar por regalar libros es una muestra más que a la actual administración no le interesa la cultura y se va por las soluciones simples.

Pero volvamos al principio. Más que cambiar la misión del Fondo de Cultura Económica con un decreto opaco, si el gobierno quiere realmente fomentar la lectura debe ir a la raíz; es decir, primero se debe trabajar por cambiar el chip mental a que los mexicanos leamos por placer, más que por obligación. Algo que veo muy difícil cuando integrantes de la 4T como Marx Arriaga, director de Materiales Educativos de la SEP, considera que “leer por goce es un acto de consumo capitalista”, lo que en la narrativa de la actual administración es algo malo.

Desde etapas tempranas se debe fomentar la comprensión de lectura, porque de nada sirve que se lean 15 libros al año, si se hace mecánicamente y al cabo de los meses ya no se recuerda lo que se leyó. En la medida que se comprenda la riqueza que los textos surgirá el amor por la lectura, en otras palabras, conocer más.

Aparejada a la comprensión de la lectura, las autoridades culturales deben fomentar los talleres de escritura para que estos sirvan como semilleros de nuevos escritores.

Pero algo que no queda claro es qué pasará con las subsidiarias del FCE en el extranjero, que por sus actividades se han convertido en embajadas culturales en los países en los que se asientan y lugares para el intercambio libre de las ideas, libertad que está en riesgo.

De aprobarse el decreto para transformar la misión se estará DINAMITANDO uno de los pilares de la cultura mexicana, crisol de las más diversas corrientes de pensamiento que ahora ya no tendrán cabida porque el Fondo, al igual que todo el país, se pintará de guinda, un color que no le sienta bien a México.

EN EL TINTERO

-Marcelo Ebrard peca de ingenuo al pensar que va a ser el elegido para ser el abanderado de Morena para la próxima elección presidencial. Piensa que el presidente tiene palabra de honor y pues ya vimos que no la tiene, aunque bueno, los milagros existen.

-Xóchitl Gálvez consiguió ya las firmas necesarias para avanzar en el proceso de selección de candidato presidencial por parte del bloque opositor.

-Los apagones siguen en el país, en esta semana el poblado de Cochisquila, Municipio de Coatepec Harinas, Estado de México, estuvo 48 horas sin energía eléctrica. Eso que vamos requetebién.

-Siguiendo en el Estado de México, el Congreso local estudia el adelantar la toma de protesta de Delfina Gómez como gobernadora para hacerla coincidir con la visita que el presidente López Obrador hará en septiembre a la entidad.