Dicen los manuales de manejo de crisis, que ante los problemas siempre hay que salir a dar la cara y hablar con la verdad, dejar a un lado obsesiones, como la de parecer inmaculados

Miguel Camacho | Twitter: @mcamachoocampo

A lo largo de los cinco años y cuatro meses de gobierno, la 4T ha tenido como obsesión tener una imagen inmaculada. En la mentalidad de la presente administración no está el reconocer errores, mucho menos ofrecer disculpas. Tienen miedo de llamar “al pan, pan, y al vino, vino”, motivo por el que inventan adversarios para hacerlos responsables de los errores del gobierno.

Para el gobierno de la 4T los episodios violentos que se presentan a diario a lo largo y ancho del país son exageraciones de los medios de comunicación, “inventos de los adversarios que desean desprestigiar la labor transformadora del presidente López Obrador”, incluso dicen que la inseguridad va a la baja y que el pueblo mexicano es “feliz, feliz, feliz”. ¿Será?

Uno de esos episodios que el gobierno señala como montajes se dio el fin de semana que recién pasó, cuando un grupo de personas encapuchadas detuvo el convoy de Claudia Sheinbaum, candidata oficialista a la Presidencia, durante una gira por Chiapas. Durante el encuentro, porque no se puede decir que fue un diálogo, los hombres le pidieron a la candidata su intervención para solucionar el clima de inseguridad en la región, a lo que la abanderada presidencial oficialista respondió con un seco “muchas gracias”.

Cuando le preguntaron por los hechos durante la mañanera de este lunes, el presidente López Obrador dijo que la integridad de su candidata nunca corrió riesgo y que él pensaba que se trató de un montaje organizado por Latinus, ya que fue el único medio de comunicación que estuvo presente durante los hechos. En perfecta sincronía con el presidente, Sheinbaum también habló de montajes. Claro está, nunca se aportó una prueba de las acusaciones.

Ya que estamos en el terreno de las especulaciones, a mi se me hace muy sospechoso que la seguridad, que supuestamente llevan los aspirantes a la Presidencia de la República, no interviniera y el grupo de “manifestantes” pudiera llegar a Sheinbaum con tanta facilidad. Qué tal si se trató de una trampa para Latinus y poder “pegarle” al medio de comunicación.

No sería mejor reconocer que el problema de seguridad en el país es grave y que no pudieron resolverlo, en lugar de hablar de montajes y culpar a medio mundo.

En otras ocasiones, el gobierno intenta suavizar la situación y las explicaciones caen en lo irrisorio, cuando el pasado mes de marzo se descarriló uno de los convoyes del Tren Maya y en el comunicado oficial se dijo que había tenido “una interrupción de flujo sobre la vía”. ¿Cómo ve usted amable lector?

Pero si a explicaciones irrisorias nos vamos, la que dio el gobierno de Ciudad de México sobre la caída de la “lanzadora de dovelas” con la que se construía un puente del Tren Interurbano México-Toluca no tiene desperdicio:

“La Dirección General de Obras para el Transporte informa que, durante la maniobra de desplazamiento de la lanzadora de dovelas de la empresa Rizanni, que labora en las obras del Tren Interurbano, en el frente de trabajo Presa Tacubaya, se presentó una falla y la lanzadora se desplazó hacia el piso. No hay ninguna persona lesionada”.

No hubiera sido mejor decir: “la lanzadora cayó al realizar una maniobra”, hubieran quedado mejor.

Dicen los manuales de manejo de crisis, que ante los problemas siempre hay que salir a dar la cara y hablar con la verdad, dejar a un lado obsesiones, como la de parecer inmaculados y llamar al pan, pan, y al vino, vino. No se puede tapar el Sol con un dedo.

EN EL TINTERO

Reprobable y digna de un análisis psiquiátrico la conducta de Jenaro Villamil al mostrar la camiseta. ¿Qué necesidad?

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