Parece que a las autoridades educativas de instituciones publica y privadas se les ha olvidado seguir el Protocolo para la Atención y Prevención de la Violencia Sexual en las Escuelas de Educación Inicial, Básica y Especial en la CDMX, escrito por la CNDH y la SEP 

Itzel Cruz Alanís | Twitter: @i_alaniis

No diré su nombre por respeto a la pequeña y su familia, pero contaré su historia porque debe ser visibilizada ahora que hay una esperanza de que ella, su madre y su hermana, reciban la justicia que merecen. 

En junio de 2022, hace nueve meses, la pequeña de 4 años, M. Rojas estaba inscrita en el jardín de niños Dolores Olmedo, ubicado en la Nopalera, en la alcaldía Tláhuac. 

Un día salió con rasguños y golpes y le dijo a su mamá que se estaba ahogando en la clase de natación; le reclamó por no ir por ella al colegio privado. La mamá le respondió que ella nunca fue notificada. 

Ese día por la noche la menor fue al baño y sangró. Fue ahí, después de asustarse, que le dijo a su madre que el profesor de natación Carlos Armando N “le había lastimado la colita con su dedo”. 

La madre presentó una denuncia y después de varios estudios médicos, se determinó que la niña había sido abusada sexualmente y que presentaba rectorragia por fisura anal. 

Estuvo internada cinco días en el Instituto Nacional de Pediatría. 

Aún con el diagnóstico, la fiscalía capitalina no emitió una orden de aprehensión contra el maestro. 

La madre sacó a la menor de esa escuela a la que la había inscrito con la tranquilidad de que era privada y estaría más segura. Después de lo ocurrido, la niña ya no quería ir sola al baño, presentó conductas ansiosas y obsesivas. 

Cuando entrevisté a la familia, por primera vez, acudí al colegio Dolores Olmedo para escuchar la versión de las autoridades educativas. 

Gerardo Patiño, personal docente, me recibió con burlas, me dejó pasar a la escuela, pero me dejó claro desde el principio que para él todo era un chisme porque Carlos N tenía trabajando 10 años en la escuela y no había denuncias en su contra. 

El caso estuvo estático nueve meses. Hasta el pasado 19 de marzo la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México presentó y ejecutó la orden de aprehensión en un KFC ubicado en Cafetales y Calzada del Hueso, en Coapa, Coyoacán. 

Ahí detuvieron al maestro. Este jueves 23 de marzo fue la primera audiencia donde el hombre declaró que el día del abuso se presentó a dar clases y fue un día normal. 

Se dio un plazo de dos meses para la integración de la carpeta y presentación de pruebas. 

La próxima audiencia donde podría ser vinculado a proceso será dentro de dos meses, hasta el 24 de mayo,

La vida cambió para la familia Rojas. Ahora la pequeña M. ya con 5 años, asiste a una escuela pública y tiene terapias psicológicas periódicamente.

Esta historia que la retomé después de varios meses de silencio por parte de las autoridades me recuerda a la que hace unas semanas dimos a conocer luego de otra denuncia, en este caso por parte de un padre de familia.

En el colegio Ana Pavlova, localizado en la colonia Defensores de la República, en la alcaldía Gustavo A. Madero, al norte de la CDMX, al menos ocho familias denunciaron casos de abusos sexuales, psicológicos y físicos contra pequeñitos de preescolar.

Al no ver acción de las autoridades, los padres decidieron bloquear el Eje Central Lázaro Cárdenas y Poniente 112. Un verdadero caos vehicular. Se acercaron algunos enlaces del gobierno capitalino y de la alcaldía y los convencieron de reabrir la vialidad con la promesa de que serían atendidos por la Fiscalía Especializada en Delitos Sexuales.

De estos casos ha pasado más de un mes y no avanza ninguna de las investigaciones.

Un día después de que las denuncias se hicieron públicas en medios de comunicación, la directora Gabriela Torres y su hijo Mario Alberto, probable agresor, de acuerdo con señalamientos de los padres y menores, cerraron los dos planteles, kínder y primaria y otro más ubicado en los límites del Estado de México.

En la puerta siguen sellos con citatorios que no han sido retirados.

Así, abandonada como ahora luce la escuela, están los padres y los menores que alzaron la voz, pues su caso no ha sido tratado con la atención que fue atendido el del Colegio Carmel en Coyoacán donde el maestro de música Javier N ya fue vinculado a proceso por la presunta violación a una niña de seis años, lo que no ha pasado en el caso de  la pequeña M ni de los alumnos del Ana Pavlova.

¿Por qué será que la FGJCDMX pone atención en unos casos y en otro no? ¿Quién está detrás? ¿Depende de la zona y de quienes están inscritos en los planteles? ¿Cuándo tomarán con seriedad y empatía cada uno de los terribles relatos de los niños víctimas de abusos?

Con los niños no. Urge atención en este problema que crece cada día en las escuelas privadas y públicas de la capital del país. ¿Con qué tranquilidad se van a trabajar los padres que dejan la seguridad de sus hijos en manos de profesores “certificados” que se vuelven monstruos y arruinan vidas?