Despliegan una gran cantidad de elementos, utilizan recursos costosos, emplean horas laborales y cuando actúan se toman fotos y se van 

Itzel Cruz Alanís | Twitter: @i_alaniis

¿Cómo le podemos hacer para llegar a los medios de comunicación?, me dijeron aquel 4 de mayo cuando los conocí afuera de la fiscalía de personas desaparecidas, en la alcaldía Cuauhtémoc de la Ciudad de México. 

Yo estaba reporteando otro caso que resultó en la ausencia voluntaria de una adolescente por un embarazo no planeado. Diana, Iscard y Gustavo comenzaron a contarme cómo ocurrió la desaparición de Lesly Martínez Colín de 30 años. 

Mientras me narraban la historia, me llegaron a la mente los últimos feminicidios que he reporteado, todos con el mismo patrón: madres solteras mayores a 25 años, salieron con su pareja o su ex pareja, la familia del hombre lo reportó como desaparecido después de la no localización de la mujer. Mi cabeza explotó. Tomé el caso. 

Muchas veces me juzgan mis colegas porque dicen que los casos que investigo los hago míos y sufro con las familias. 

Le pregunto a usted, querido lector, ¿hay otra manera de contar una historia si no es entendiéndola y empatizando? Yo creo que no. 

Lesly tenía 30 años, amaba poner uñas y a veces extensiones de pestañas, cada vez se especializaba más. El 30 de abril tomó una decisión, salir con su ex pareja Alejandro Alberto Martínez Triana quien en el pasado la había violentado, por eso terminaron. 

Sabía que su familia no aceptaba al hombre de 41 años y lo vio unas calles arriba, no en su casa. Se subió a un Mazda rojo placas RCZ-697-B y comenzaron el trayecto a Morelos. 

En la tarde noche Lesly dejó de responder, pero antes encendió la alerta entre sus familiares y amigos porque recibieron llamadas de su número. No se escuchaba nada al otro lado de la línea, pero uno de los amigos alcanzó a escuchar un “ya me tienes hasta la madre” y colgaron. 

Desde ese momento empezó el calvario. Un bloqueo en la México-Cuernavaca, una protesta pacífica en la alcaldía Álvaro Obregón y un desenlace fatal; la confesión de la madre de Alejandro asegurando que su hijo había acabado con la vida de Lesly, mamá de dos menores de 8 y 9 años. La familia enloqueció de dolor al enterarse de la declaración cuatro días después de que fue presentada en la fiscalía capitalina. Rompieron, quemaron, golpearon, pero el dolor siguió ahí porque no sabían dónde estaba.

Exigieron búsquedas en campo, las famosas búsquedas en campo. El estado de Morelos desplegó una gran cantidad de elementos entre policía montada, mando único, binomio canino, policía antisecuestros con un dron y hasta la Guardia Nacional. 

Sin puntos fijos ni un plan integral caminaban por las zonas que pedía la familia. Perímetros que ellos mismos habían mapeado según lo arrojado por el GPS del teléfono del prófugo de la justicia. ¿Qué eso no le corresponde a la autoridad? La misma familia encontró videos de cámaras de seguridad decisivos para confirmar que Alejandro no estaba desaparecido, como su familia lo aseguró. 

Algunos de los 70 elementos que participaron en cada una de las búsquedas en Jojutla, Huitzilac, Tres Marías, en Morelos y Huitzuco de los Figueroa, en Guerrero, caminaban sin rumbo fijo, sin levantar una sola piedra del piso. 

Otros estaban clavados en el celular. 

Unos más hacían como que buscaban. 

¿A quién estamos buscando?, me preguntó el del dron con un valor aproximado de 350 mil pesos. Comienzo a contarle y responde que ya tiene mucho tiempo la desaparición. 

¿Cómo van a poner a buscar a alguien que no tiene una idea de quién es él o la desaparecida? Si no sabe la historia detrás o las características de la persona. Vaya falta de capacitación.

Después de tres agotadoras búsquedas, el cuerpo fue localizado en el kilómetro 172 de la Autopista del Sol. Entre dos puntos donde ya se habría buscado. Otra vez. Y otra vez no fueron las autoridades, ni los binomios, ni el equipo carísimo que emplean en las famosas búsquedas en campo. El hallazgo lo hizo una persona común y corriente, habitante de una comunidad que no confía en la autoridad y mejor avisó a un activista, Mario Vergara, quien falleció horas después, presuntamente por un accidente en la recicladora que trabajaba junto a su familia. 

Aún no se sabe dónde está Alejandro Alberto, pero Lesly ya está descansando. 

La travesía de la búsqueda terminó, pero comienza el largo camino de la búsqueda de justicia en México, pues aún con pruebas de que Alejandro Alberto es el culpable, no hay quién lo detenga porque cuando buscan no encuentran.