En Coatepec Harinas, Estado de México en Día de Muertos ríos de personas visitan las casas donde se montaron ofrendas

Miguel Camacho | @mcamachoocampo

En el municipio de Coatepec Harinas, Estado de México, hay una peculiar tradición para conmemorar el Día de Muertos, se trata de la “Vela Nueva”. Esta costumbre consiste en que las familias que perdieron a un ser querido en el último año colocan una ofrenda y abren las puertas de su casa el 1 de noviembre para recibir a familiares y amigos, con quienes recuerdan a los que ya no están con nosotros. En esta fecha, cada año, pueden observarse en las calles del municipio ríos de personas visitando las casas donde se montaron las ofrendas.

Este año me tocó acompañar a mis papás a realizar esas visitas de “Vela Nueva” y pude conocer “literalmente”, “los mil y un rostros de México” y “las mil y una opiniones de nuestros gobernantes.

La primera visita fue a casa de los Gutiérrez, quienes perdieron a doña Anita, su madre. Platiqué con Pepe, un profesor que abandonó el magisterio para irse a Estados Unidos en busca de un mejor futuro. Al regresar a México se hizo cargo de la fábrica de ladrillos y tejas de su abuelo.

Partidario de Morena asegura que el presidente López Obrador ha hecho cosas buenas (es su opinión), pero con sus últimas decisiones ha perdido el rumbo. Platiqué también con Don Noé, su papá, quien me relató algunos pasajes de la vida con su esposa y de los esfuerzos que realizaron para sacar adelante a sus hijos.

Otra de las visitas que me llamó la atención fue la que hicimos a la familia de Don Chon, ahí nos recibieron su esposa y sus hijos, a uno de ellos, le acaban de recortar los días de trabajo en el rancho aguacatero donde labora, debido a la baja en los ingresos.

“Sacaron a algunas personas y a otros nos recortaron los días, yo nada más voy martes jueves y viernes… Los demás días me dedico a un invernadero de jitomate… El producto lo mandamos a México (se refiere a la CDMX), ha tenido buen precio, pero entre las comisiones a los que se los llevan (los intermediaros), la caja y otros gastos pues se va el dinero, pero al menos no hemos perdido”, nos comentó.

Ya para la hora de la comida llegamos a la casa de la familia Figueroa, productores de aguacate, flores y jitomate, quienes perdieron a sus padres durante este año. Ellos montaron la ofrenda en toda la casa de sus padres. A los visitantes nos ofrecían tacos de barbacoa, pan de muerto, dulces de pepita de calabaza.

“Esta es la última fiesta que les vamos a organizar a mis papás, ya no les vamos a hacer otra… Claro que siempre los vamos a recordar”, nos dijo Balta, uno de sus hijos.

Visitamos también las casas de don Rogaciano; del tío Pancho, que perdió a su hija menor; del señor Pelagio, que perdió a su esposa; la de mi tío Juan que murió en febrero, entre otras, en total 20.

Al terminar el día, llegó a mí una de mis desordenadas ideas: A quienes tienen una responsabilidad de gobierno les hace falta un baño de realidad.

El hijo de Don Chon, más que transferencias de dinero, quiere que se establezcan canales de comercialización en los que se minimice la intermediación y así obtener mejores precios.

El señor Pelagio, más que dinero, desea que los hospitales estén equipados para que puedan brindar la atención que no tuvo su esposa.

Los Figueroa y el tío Pancho piden seguridad para el transporte de sus cargas.

En otras palabras, lo que el mexicano quiere no son dádivas, sino cercanía, cercanía que no se da en un discurso lleno de clichés, sino realmente desgastando los zapatos.

EL TINTERO: La maestra Delfina Gómez está siguiendo a pie y juntillas el guion de Morena. En sus redes sociales ha publicado imágenes comiendo tacos en puestos y fondas de las carreteras mexiquenses. ¿Les recuerda a alguien? ¡Ya podría ser más original!

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