El presidente López Obrador pecó de ingenuo al pensar que los delincuentes iban a dejar ingresos “fáciles” por becas

Miguel Camacho | @mcamachoocampo

Al inicio de su administración, el presidente López Obrador dijo que la estrategia del combate a la inseguridad no había funcionado, todo lo contrario, había enlutado a miles de hogares en México. Propuso un nuevo plan que se apoyaría en la puesta en marcha de programas sociales, los cuales servirían para que miembros de los grupos delictivos abandonaran sus filas y reencaminaran sus vidas, además evitarían que jóvenes trabajaran para estas organizaciones, todo este conjunto de acciones fue conocido como ABRAZOS, NO BALAZOS.

La idea de crear programas sociales que apoyaran a grupos vulnerables, para evitar que delincan no es mala, pero el presidente López Obrador pecó de ingenuo. Ingenuo al pensar que los miembros de los grupos delictivos iban a dejar ingresos “fáciles” por miles de pesos, por becas de 3 mil pesos mensuales; ingenuo al pensar que las familias iban a ejercer un papel importante para convencerlos de dejar el camino de la violencia, ya que en muchas ocasiones todos los miembros de la familia están relacionados con este tipo de actividades; ingenuo al pensar que las organizaciones delictivas se iban a replegar e incluso disolver por el simple hecho que el gobierno se replegara.

Los resultados de la ingenuidad de los ABRAZOS, NO BALAZOS, los vivimos en carne propia y vemos a diario en las noticias: muertos a lo largo ancho del territorio nacional y amplias regiones del país en las que gobierna el crimen organizado. A lo anterior hay que agregar que los crímenes dolosos, uno de los indicadores del nivel de violencia supera ya los 110 mil.

Pero pongamos el desorden, creo que en el combate a la violencia y la inseguridad sí hay que dar abrazos y apoyo, pero a las víctimas de los delitos para que puedan reencaminar su vida luego de los hechos traumáticos que vivieron. Hay que abrazar a los miembros de las fuerzas del orden que a diario se la “rifan” en las calles.

A los miembros de la delincuencia organizada hay que aplicarles todo el rigor de la ley, si eso incluye el uso de la fuerza, dicho de otra manera, los balazos, hay que hacerlo sin miedo, la sociedad no lo reprochará y estoy seguro de que lo reconocerá.

Pero sabe algo, a quienes delinquieron también hay que abrazarlos, uno vez que hayan saldado su deuda con la sociedad, porque todos merecemos una segunda oportunidad.

P.D. No puedo irme sin agradecer al equipo de DOMINIO PÚBLICO, la oportunidad de expresar mis opiniones en este medio, el cual vi nacer y puedo presumir que me tocó participar en el parto.

Quien leyó estas líneas se preguntará el motivo por el que la columna se llama “Pongamos el desorden”. La respuesta es sencilla, nadie tiene la verdad absoluta y en la medida que desordenemos nuestra manera de pensar y nos abramos a otras ideas podremos avanzar como sociedad.