Layda tiene frente a sí un gran reto, todos los campechanos se han formado las más altas expectativas de su trabajo al frente del gobierno estatal, todos añoran que por arte de magia se obtengan resultados en materia de turismo, del campo, la pesca y en todas las actividades económicas, sin considerar el estado financiero en que recibió las finanzas de la entidad, y eso no es así, los resultados vendrán, pero habrá que esperar algunos meses para empezar a notar los cambios prometidos, como transparencia en el manejo de los recursos, eficiencia en el manejo de cada peso del presupuesto, combate a la corrupción y crecimiento económico, empleo, que es lo que más desean los campechanos.
Layda ya lo dijo, pidió paciencia y dijo que dar resultados no es cosa de magia ni de conjuros, no hay milagros en la administración y eso es cierto, la administración es un asunto de constancia, de buen manejo, y los resultados siempre son a largo plazo, lo menos que podemos hacer los campechanos es darle la confianza a la gobernadora, ella lucho muchos años por el cargo, de lo que se desprende que ese afán tiene buenas intenciones.
La gobernadora Layda Sansores ya fijo su meta, su plan, y ya explicó que los primeros meses se dedicaron a tratar de limpiar, y digo tratar porque al menos sabemos de dos o tres asuntos que hacen falta atender y de los cuales hablaremos más delante de este comentario, Layda se comprometió a trabajar en cinco misiones, con 42 objetivos, con 100 estrategias y 500 líneas de acción para conseguir las metas deseadas y planeadas.
La verdad que el plan es modesto, realizable, meterle al campo, y eso que parece tan sencillo es la base para el desarrollo de cualquier estado, producir los alimentos que se consumen, un excedente para comercializar y generar los empleos, que tanto falta hacen en las zonas rurales, pero a la par de estas acciones habrá que llevar desarrollo al campo, educación, servicios médicos, en fin, desarrollo, promesa que cada seis años reciben las comunidades y nunca les cumplen, y esperamos que ahora eso sea una realidad y no quede en promesa.
Turismo es otra gran alternativa, genera derrama, el tema aquí es que los prestadores de servicios les hace falta generosidad con sus empleados, de nada sirve que se desarrolle e impulse el turismo, si finalmente ese beneficio, producto del trabajo de todos, del apoyo del gobierno, y del esfuerzo mismo de los prestadores, sólo se quede en un sector, en los empresarios, pues con salarios tan raquíticos, empleos mal pagados los trabajadores no sienten el beneficio de ese sector, es más ni prestaciones tienen.
Habría que analizar, que revisar, que buscar mecanismos que permitan que los beneficios no solo se queden en el empresariado, sino que también la clase trabajadora se beneficie.
Layda tiene ante sí la oportunidad de hacer historia, como hizo su padre, que hasta la fecha lo recuerdan con cariño muchísimos campechanos, por el bien de Campeche esperamos y deseamos que logre sus objetivos.