Si se hubieran atendido a tiempo las fallas en el Metro, se hubiera evitado la muerte de 29 usuarios de 2020 a la fecha, entre ellos Yaretzi Adriana

Itzel Cruz Alanís | Twitter: @i_alaniis

Las autoridades no entienden o no quieren entender que las víctimas tienen nombre y apellido, tienen rostro y una historia detrás.

Yaretzi Adriana Hernández Fragoso tenía 18 años, apenas comenzaba sus estudios en artes plásticas en la Universidad Nacional Autónoma de México, pero desde años atrás sabía que la ilustración era lo suyo. Le gustaban los paisajes y los retratos. Me cuenta una compañera de estudios que siempre la recordarán por la pasión que le ponía a sus dibujos.

Después del choque de los trenes 23 y 24 en la interestación Potrero-La Raza de la Línea 3 del Metro se supo que una mujer había fallecido.

Dijo la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, que por respeto a la familia no se daría a conocer el nombre completo, solo se refirió a ella como Yaretzi.

¿Respeto? El respeto se daría con el mantenimiento que requiere el Sistema de Transporte Colectivo más importante de la capital del país que transporta a 4 millones de usuarios al día.

Si se hubieran atendido en tiempo y forma las demandas de los trabajadores, se hubiera evitado la muerte de 29 usuarios de 2020 a la fecha luego de los incidentes en el metro Tacubaya, en el centro de control, en la Línea 12 y ahora en la Línea 3. Pero el hubiera no existe.

La realidad esta aquí, familias rotas como la de Adriana (como le gustaba que le llamaran) por descaradas negligencias.

Una noche antes de que se impactaran los vagones, habían lanzado un reporte de señalización. No había luz en ese tramo y nadie lo atendió.

Ese fin de semana Yaretzi y una amiga tomaron el Metro para ir a una exposición. Las malas praxis de las autoridades le arrancaron las alas a esta joven artista que miraba con detenimiento las facciones de las personas para después plasmarlas en una hoja o de manera digital.

Ni la jefa de gobierno ni todo su gabinete sabe que el impresionismo era la corriente favorita de la estudiante. Que admiraba a Claude Monet y que a su corta edad apenas estaba definiendo su proceso creativo. Tampoco saben que la foto que ilustra esta columna es un autorretrato de la joven que la ayudó a la aceptación y a notar su desarrollo en lo que más amaba: el arte.

En la conferencia que las autoridades dieron el domingo, un día después del choque dijeron un dato más, que también se llamaba Adriana, así, sin apellidos, con una edad errónea, pues manejaron que tenía 25 años, sin más detalles.

Mientras, familiares y amigos la velaban en una funeraria al sur de la Ciudad de México y se preparaban para enterrarla en Naucalpan, Estado de México, ellos, los de arriba, los responsables de nuestra seguridad se redujeron a decir que lo sentían, que lamentaban lo ocurrido y que les brindarían el apoyo correspondiente.

¿Cómo apoyas a una familia que perdió a uno de sus integrantes por una negligencia? ¿Se puede resarcir un daño tan grande? No vayamos lejos, ni por este ni por la tragedia en la Línea 12 hay responsables.

En esta ocasión cesaron al subdirector general de operaciones del sistema de transporte colectivo Metro, Alberto García Lucio, pero absolutamente nadie se ha responsabilizado penalmente por provocar tanto dolor en familias de usuarios cuya única culpa fue abordar el transporte público para llegar a algún destino.

En el metro Univesidad de la Línea 3 (la misma que resultó afectada) estudiantes alzaron la voz para exigir justicia por Yaretzi Adriana. El miércoles dieron acceso libre a los usuarios, colocaron una fotografía de la joven y unas pancartas. El jueves realizaron unas pintas con la leyenda “no pagues” y también se organizaron para recordarle a las autoridades que aunque ellas traten de olvidar hay decenas de familias esperando justicia para poder encontrar un poco de paz.

Este, queridos lectores, es el rostro y la historia de una víctima más en México. No la olvidemos.