Un voto nunca es un desperdicio, aunque suene “cursi” o “demagógico”, es nuestra manera muy personal de influir en lo que pasa en el país

Miguel Camacho | Twitter: @mcamachoocampo

Estimados amigos, en esta ocasión deseo compartirles una anécdota mientras hacía compras junto con mi papá en un tianguis en el sur del Estado de México. Durante la caminata nos detuvimos frente al puesto de semillas y chiles secos, atendido por un antiguo conocido de mi papá.

Mientras mi papá y el comerciante intercambiaban saludos y bromas se acercó un grupo de panistas promocionando el voto en favor de Alejandra del Moral. La llegada de las cuatro mujeres causó un muy singular debate entre los comerciantes y el equipo de la candidata de “Va por el Estado de México”.

Luego de que las cuatro mujeres del equipo de campaña se fueron, se acabaron las bromas y el señor de los chiles secos comenzó a hablar con mi papá sobre las elecciones del 4 de junio:

  • “¿Por quién va a votar mi amigo?”, le preguntó el vendedor.– “Por esta”, respondió mi papá tomando el volante de Alejandra del Moral que le acababan de dejar.– “No desperdicie su voto, no va a ganar. Yo por eso voy a votar por la Delfina”, afirmó.– “¿A usted le cae bien Delfina?”, preguntó mi papá.– “Me cae mal la ‘pinche vieja’, pero si voto por la otra, mi voto se va a desperdiciar. Todos son iguales, se prestan el hueso por un ratito. Ya está todo arreglado”, subrayó el interlocutor de mi papá.– “¿En serio?”, preguntó mi papá.– “Sí, ya está todo mi amigo… Va a ser la pinche Delfina…”, insistió el comerciante mexiquense.

Les comparto este “trozo” de la conversación porque me llamó la atención que a pesar de que nuestras autoridades electorales afirman que los mexicanos ya conocemos el poder de un voto, lo dicho por el conocido de mi papá pone en evidencia que falta mucho camino por recorrer para nuestra plena concientización electoral.

Porque, si como dice esta persona, «todos son iguales», y por eso desperdiciamos nuestro voto; entoces nosotros, los votantes, ¿qué tenemos de diferente al conformarnos así?

Un voto nunca es un desperdicio, aunque suene “cursi” o “demagógico”, es nuestra manera muy personal de influir en lo que pasa en el país. Cuando uno está frente a una boleta electoral, debemos plasmar nuestro pensamiento, lo que consideremos que es bueno para el país o nuestra región y no dejarnos llevar por lo que piense nuestro entorno.

Otra de las cosas en que me hizo pensar el diálogo del vendedor de chiles con mi papá es que los políticos mexicanos ya nos tienen cansados. En cada elección nos prometen cosas, nos bajan la Luna y las estrellas y ¡oh sorpresa!, no pasa. Saben, estimados amigos, qué es lo peor… ¡que ya nos “apendejamos” y dejamos pasar las cosas! Los mexicanos ya rendimos la plaza, ya nos acostumbramos a los trinquetes de los políticos.

Pero saben algo estimados lectores, creo que, después de todo… sí hay una manera de desperdiciar nuestro voto en una elección. Lo desperdiciamos cuando en una elección no expresamos nuestro sentir y nos dejamos llevar por lo que piensan los demás. ¿Usted qué opina?

EN EL TINTERO

-Pésimo el manejo de la información del tercer episodio de COVID del presidente López Obrador. Pareciera que el gobierno nos quería vender la imagen de “AMLO, el inmortal”. Pero después de todo les salió bien la jugada. Todo el mundo, como siempre, nos enfocamos en lo que sucedía en Palacio Nacional y no nos enteramos de que en la Cámara de Diputados estaban saliendo leyes en un contexto poco claro. Sin dictámenes y sin que nuestros legisladores las leyeran.

-Aunque considero que en el debate que sostuvieron las aspirantes al gobierno del Estados de México, Alejandra del Moral logró dar algunos golpes certeros a Delfina Gómez, lo que no pudo hacer es sacar a la aspirante morenista de sus casillas y hacer que esta le respondiera. Para el siguiente debate, el 18 de mayo tendrá que entrenar mucho para encontrar nuevos golpes que la sorprendan y la saquen de balance.

-Un mal paso en materia de comunicación fue la declaración del equipo de Alejandra del Moral de que en 15 días iba a alcanzar a Delfina Gómez en las preferencias electorales. Quince días en una campaña tan corta es MUUUUUUUUCHO tiempo, además ¿las encuestas no votan, o… sí?

-Ya para terminar. Se me hizo muy poco prudente que el locutor de la campaña de Alejandra del Moral pidiera que los hombres le “chiflaran” a la candidata al inicio de un mitin.