López Obrador construirá desde la conferencia mañanera una narrativa para ir debilitando al Poder Judicial de la Federación, utilizando para ello, su base social

Raúl García Araujo | @araujogar


La decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de darle palo a la primera parte del Plan B de la reforma electoral del presidente Andrés Manuel López Obrador, abrió de inmediato una confrontación directa entre ambos poderes.

Los ministros de la Corte argumentaron “claras violaciones” durante el proceso legislativo, para echar atrás, dejando de lado que tenía como una de sus prioridades terminar con los excesos y abusos presupuestales de quienes integran el Instituto Nacional Electoral (INE).

En este asunto, los integrantes de la SCJN decidieron actuar así, para impedir afectar sus propios intereses, ya que avalar la ley del presidente López Obrador, significaba darse un balazo en el bolsillo, puesto que en el Poder Judicial de la Federación, lo que abunda, es precisamente eso, la frivolidad, la arrogancia y el dispendio, al amparo del presupuesto.

Es decir, los ministros de la Corte no estaban en la posición de criticar y señalar los altos salarios de quienes integran el INE, así como el gasto desmedido para la contratación de asesores y demás personal, porque es la SCJN la meca de la abultada, llamada burocracia dorada.

No podían ir en contra de sus salarios, bonos, seguros de gastos médicos mayores y demás beneficios laborales, como lo planteaba el Plan B del presidente, ya que de avalarlo, entonces lo que vendría sería una reacción en cascada para que López Obrador tocará de fondo al Poder Judicial de la Federación.

Por tal motivo, lo que hicieron los ministros fue curarse en salud, proteger sus intereses para seguir gozando de sus dispendios, sin dar explicación alguna de estos a los mexicanos.

Después de darle palo a López Obrador, ellos (los ministros) sabían que vendría una respuesta dura y contundente de él y no se equivocaron porque desde el Salón Tesorería de Palacio Nacional, López Obrador anunció una guerra desmedida y sin cuartel en contra del Poder Judicial de la Federal a quienes acusó de estar «podridos», alejados del pueblo y de ser protectores de una minoría rapaz.

Por ello, lo que veremos de hoy en adelante será una crítica constante del jefe del Ejecutivo Federal a los integrantes de la Corte para socavar su ya se por sí frágil credibilidad entre los mexicanos y entonces sí, como ocurrió en 2006, después de perder la elección presidencial, lanzar el golpe certero de “al diablo con esa institución «.

Y acusaron recibo los ministros; ayer la sesión parecía un velorio, rostros desencajados, excepto el del ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá, quien lució rozagante, sin el menor rubor.

El presidente López Obrador construirá desde la conferencia mañanera una narrativa tal para ir debilitanto al Poder Judicial de la Federación, utilizando para ello, su plataforma electoral que ha construido a través de sus programas sociales y que le representa el voto duro de su movimiento.

Le hablo de los millones de personas adultas mayores, jóvenes y mujeres que día con día, escuchan su sermón matutino para influir en el ánimo de la gente y así abrir el debate sobre la actuación de los ministros de la Corte, a la que ya calificó como el Poder Supremo Conservador. Le digo de esos mexicanos, que no ven ni leen a los medios de comunicación y que el único informe que aceptan es el de su mesías: López Obrador.

Su arenga en la conferencia mañanera de ayer, lleva un mensaje de súbito que lo convertirá en su lema de lucha y como buen animal político que es y que sabe que puede influir en el ánimo de la gente y de los electores, será el detonante que le permitirá no sólo ganar la Presidencia de la República a su sucesor o sucesora, sino también la Cámara de Diputados, el Senado de la República e incluso los estados más importantes del país, para extender su triunfo y provocar de nueva cuenta en 2024 un tsunami electoral.

La primera lectura política esta nueva lucha sin cuartel, la tendrá el próximo cuatro de junio, en donde ya está jugando y lanzandos los mensajes a los electores en Coahuila y el Estado de México donde se renovarán las gubernaturas.

Si bien es cierto, que aún sigue molesto con el dirigente de Morena, Mario Delgado, por la pésima selección de su candidato en Coahuila (Armando Guadiana), donde todo apunta que van a perder, al presidente López Obrador la entidad que le interesa ganar es la del Estado de México de la mano de Delfina Gómez, ya que de conseguir el triunfo, reventará de lleno al PRI y acabará con más de 90 años de hegemonía.

De lograr tal hazaña, el tricolor se convertirá en un parasito político que no tendría margen de reacción y negociación rumbo a la elección presidencial y los partidos de oposición lo verían como apéndice manejable.

En este nuevo escenario y pleito abierto con la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el presidente López Obrador ya también lanzó el nombre de quien puede sucederlo en el cargo para seguir en esta lucha encarnizada. Los únicos que pueden darle continuidad a sus ambiciones son el secretario de Gobernación, Adán Augusto López y la jefa de Gobierno capitalina, Claudia Sheinbaum, ya que son su mismo retrato, aunque sumamente limitados en lo que se refiere al movimiento de masas.

Es por ello, que en el último tramo de gobierno, hará lo que sabe hacer, ganar procesos electorales, pero en esta ocasión desde la máxima tribuna de la nación y con todo el poder político y fuerza moral, que a pesar de los cientos de ataques, lo caracteriza.

En Cortito: Asaltos «legalizados» en los embarcaderos de Xochimilco. Turistas que fueron objeto ello contactaron a este columnista para hacer un llamado al alcalde de Xochimilco, José Carlos Acosta; la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum; autoridades federales y locales de Turismo y al titular de la Profeco, Ricardo Sheffield a tomar cartas en el asunto.

Los visitantes relataron la tarde de terror que pasaron el sábado pasado, así como el modus operandi de esos «delincuentes», disfrazados de prestadores de servicios, que prácticamente arman una cadena desde Avenida Prolongación del Norte y Periférico Oriente donde sujetos en motocicletas, con chalecos llamativos vistosos (color caki, será por alguna proyección, ya que es el color de los internos de los reclusorios), con la inscripción Embarcaderos, interceptan a los vehículos que se dirigen hacia los embarcaderos o preguntan la ubicación de éstos, y ya no los sueltan, los ven como auténticas presas. Y no es exageración.

Los van «guiando», en realidad encauzando, al embarcadero que les conviene y aunque uno les de las gracias, ya no los sueltan.

Cuando lograron su cometido y ya no hay escapatoria para los incautos, son abordados los conductores de los vehículos, en las ventanillas, y van explicando y ofreciendo desde estacionamientos públicos (que no es otra cosa que la calle misma) con un costo elevado por supuesto; embarcaciones (la más económica de a 600 pesos por un viaje relámpago de 15 minutos), restoranes, mariachis, refrescos y bebidas embriagantes, etcétera.

Ya cuando te pastorearon, cual si fueras con tus acompañantes, un rebaño, ya conoces el estacionamiento público que es en la calle, franeleros de por medio, y si quieres uno privado, seguramente es en el interior de una casa porque no hay ninguno a la vista, entonces el costo se multiplica.

Ya en lo que es el embarcadero y te entregaron con una mujer, que te dice, impositiva y rodeda de sujetos malencarados y ebrios o drogados, que la información te la dará personal de Turismo (omiten si es local o federal), pero a bordo ya de una embarcación, a la que tienes que llegar, habiendo atravesado dos previas con sujetos que se embriagan o drogan a bordo de ellas.

Una vez que llegas a la embarcación donde te darán la información ya no existe el recorrido de 600 pesos, está el de mil 200 el mínimo, pero tampoco te lo «recomiendan» porque es muy rápido y te ofrecen un gran descuento en uno de dos mil, para dejártelo en mil 500 pesos por cuatro personas.

Ya en la travesía ves que el alcohol corre a raudales, algunas embarcaciones más allá de lo razonablemente aceptable, poniendo en riesgo a menores de edad.

Ninguna embarcación cuenta con chalecos salvavidas, por supuesto tampoco hay salvavidas, como se ofreció  cuando en aquel fatídico episodio falleció «chavita», un joven estudiante que ebrio salto eufórico de una embarcación a otra, sin conseguir llegar a ella, y murió ahogado.

Entonces los miembros de los embarcaderos prometieron y las autoridades, la compraron, desaparecer el alcohol, y proveer de chalecos salvavidas. Nada de eso hay, y sí auténticos asaltos legales, a través de la intimidación y el secuestro previo de los visitantes.

De no tomar medidas las autoridades correspondientes, incluido la jefa de Gobierno, habrá un día una gran tragedia por la forma de proceder de lo que puede ser un cartel delictivo, disfrazado de supuestos prestadores de servicios.