En casi cinco años Cuauhtémoc Blanco se ha ganado el repudio de la gente, ya que no ha cumplido una sola promesa de campaña y no existen condiciones mínimas de seguridad

Por Luis Alberto Beltrán | Twitter: @reporteroyosoy

El ambiente está tan polarizado en Morelos que hasta un general en retiro del ejército quiere convertirse en candidato a la gubernatura.

Con Cuauhtémoc Blanco al frente del Poder Ejecutivo muchos ciudadanos que no tienen carrera política ven toda posibilidad de llegar a ese escaño por el partido que sea. Un ejemplo claro es el general Alonso Duarte, quien asegura que grupos de poder lo están impulsando para ser el sustituto del exfutbolista profesional en 2024.

En contraste, Morena reforzó sus cuadros y prepara su proyecto de contención, pues sabe que se avecinan los ataques por los nulos resultados de Cuauhtémoc Blanco en materia de obra, seguridad, desarrollo económico, empleo y turismo, y por su puesto por los escándalos de corrupción y sus presuntos vínculos con grupos criminales.

Hace unos días se vivió una desbandada en los partidos de oposición y al menos 16 alcaldes chapulinearon a Morena. Curiosamente todos coincidieron en que estaban en el error y lo mejor sería sumarse a la 4T.

Ahora los morenos comenzarán a darse hasta con la cubeta, porque los fundadores no están dispuestos a ceder espacios ni apoyar a quienes no cumplen con el perfil del proyecto transformador de López Obrador, ni mucho menos a oportunistas que por el simple hecho de ser amigos o familiares del Cuau ya están apartando lugares para competir en las próximas elecciones.

Los que se dicen neomorenistas también tratarán de abrirse espacio al precio que sea. Tal es el caso de Víctor Mercado Salgado, jefe de la oficina de la gubernatura, quien es considerado el funcionario más corrupto del gabinete de Cuauhtémoc Blanco; y Cecilia Rodríguez, actual secretaria de desarrollo económico.

Las aspiraciones son legítimas, pero no basta con levantar la mano y decir yo quiero, sino demostrar con hechos que tienen experiencia y han dado resultados en sus respectivas trincheras para acabar con la corrupción y sacar del bache en el que se encuentra Morelos en materia de violencia, pues ya cualquier rincón de Morelos se ha vuelto inseguro.

Huitzilac por ejemplo se ha convertido en una tierra sin ley. El alcalde priísta, Rafael Vargas Muñoz, es señalado de proteger a grupos de talamontes, pues a todas horas desfilan camiones por las calles principales provenientes de aserraderos clandestinos sin que nadie los detenga.

La Guardia Nacional brilla por su ausencia. Tanto la carretera federal México-Cuernavaca y la autopista son altamente peligrosas para quienes tienen la osadía de viajar despacio, detenerse a comer o cargar combustible. No hay puntos de revisión ni operativos aleatorios y a eso le sumamos que el mismo comisionado de seguridad pública, el almirante José Antonio Ortiz Guarneros, reconoce que existen al menos tres bandas dedicadas al robo y secuestro a las cuales no se les ha podido detener.

Los constantes ataques del Cuau a quienes considera sus enemigos ha generado una polarización donde los únicos afectados son los morelenses. Por un lado, los legisladores le quitaron al gobernador la facultad de hacer libres transferencias en el presupuesto y etiquetaron 500 millones para que se hicieran obras de infraestructura.

Eso no le gustó mucho al tepiteño. Su equipo interpuso una controversia constitucional y logró echar abajo ese recurso para dejar las cosas como están, sin obra ni crecimiento para el estado, al fin que ya tiene a la mayoría de los alcaldes de su lado.

En casi cinco años Cuauhtémoc Blanco se ha ganado el repudio de la gente, ya que no ha cumplido una sola promesa de campaña y no existen condiciones mínimas de seguridad. Su jefe de la policía se la pasa escondido en su oficina, reparte culpas a los presidentes municipales y al fiscal del estado cuando hay hechos de violencia y recomienda no viajar por la carretera federal para no ser víctima de la delincuencia.

Mientras que en las mesas de seguridad todos los titulares de las fuerzas del orden cumplen con pasar lista, tomarse la foto y escuchar el parte de novedades de la policía donde los asaltos, robos de vehículos y homicidios son el pan de cada día.