Cuernavaca tiene a uno de los peores presidentes municipales de la historia y la ha convertido en una de las más inseguras del país

Por Luis Alberto Beltrán | Twitter: @reporteroyosoy

El discurso del alcalde de Cuernavaca, José Luis Uriósteui Salgado, en materia de seguridad ha quedado totalmente rebasado.

En año y medio que va de su administración los delitos de alto impacto se han incrementado de manera alarmante y no existe una verdadera estrategia que pueda controlarlos ni disminuirlos.

Han sido 18 largos meses en los que poco a poco Cuernavaca ha perdido su brillo, porque dejó de ser atractivo para el turismo nacional y sobretodo el internacional. Las escuelas de enseñanza de español prácticamente desaparecieron por la espiral de violencia y el mercado de bodas emigró a otros municipios donde sí se les garantiza mayor seguridad.

Los números no mienten, un reporte de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno Federal indica que durante los primeros cinco meses del 2023 se cometieron dos mil 397 delitos de alto impacto en la Ciudad de la Eterna Primavera, también se registraron 91 homicidios dolosos -18 al mes en promedio-, 409 robos de vehículo con y sin violencia, 161 robos a casa habitación, 46 robos a transporte, 401 robos a negocios -80 mensuales en promedio- 101 casos de lesiones dolosas y 871 casos de violencia familiar.

Sin embargo, existe una cifra negra de ilícitos que no fueron denunciados, en su mayoría robos de autopartes, a transeúntes, asalto a cuentahabientes, secuestros y extorsiones.

Estos datos aniquilan la supuesta estrategia de seguridad implementada por Urióstegui Salgado, la inexistente política de prevención del delito y la “máxima presencia” en los famosos polígonos que fueron inventados por la titular de la Secretaría de Protección y Auxilio Ciudadano, Alicia Vázquez Luna.

Los drones casi de juguete que fueron donados al municipio para “reforzar” la operatividad necesitan baterías para sus horas de vuelo y la fuerza policial se debilita con el paso de los meses, ya que muchos elementos pasan a jubilarse y dejan huecos que no se han podido llenar en la corporación municipal.

Si a eso le sumamos que los ciudadanos ya no quieren ser policías por los riesgos que ello implica, los bajos salarios y la falta de ascensos el panorama luce desolador.

La situación no está tan fácil, porque también hay un desinterés del alcalde por desarrollar una campaña estratégica que permita reclutar a jóvenes con vocación de servicio que quieran convertirse en guardianes del orden.

La mayoría de los estudios indican que Cuernavaca tiene a uno de los peores presidentes municipales de la historia y la ha convertido en una de las más inseguras del país.

Uno de los factores es porque el edil decidió enfrentar solo a los delincuentes, por eso no quiso firmar el convenio de Mando Coordinado con el gobierno del estado, a sabiendas de que no hay ni 300 policías en la capital.

Los delincuentes actúan con total impunidad y a plena luz del día. Recientemente el presidente del partido verde, Javier Estrada González sufrió un atentado al salir de las oficinas del SAT y los agresores lograron huir sin ser molestados.

El ataque ocurrió en una de las calles más transitadas de la zona norte de Cuernavaca y el alcalde «calló como momia», ni pio dijo a la hora de cuestionarle por qué no surtió efectos su estrategia de seguridad para capturar a los delincuentes.

El pésimo desempeño de Urióstegui ha dejado mal sabor de boca a los cuernavacenses, ya que durante año y medio se ha dedicado a barrer y pintar banquetas en colonias populares, y ha repartido culpas cuando suceden este tipo de casos en el municipio.

Cómo estará la situación que el mismo Cuauhtémoc Blanco le pidió al edil que evalúe su plan de seguridad y de ser necesario realice los cambios necesarios en la Secretaría de Protección y Auxilio Ciudadano.

Aquí reza el dicho de «el buen juez por su casa empieza». El Cuau ha mantenido en el cargo al comisionado de seguridad, Antonio Ortiz Guarneros. No ha querido destituirlo por ser un almirante de Marina y porque nadie se quiere aventar el paquete de tomar esta papa caliente con el antecedente de que el gobernador pudo haber pactado con grupos delincuenciales en una iglesia de Yautepec.

Lo cierto es que el alcalde de Cuernavaca se encuentra a tiempo de dar un golpe de timón y cambiar a la jefa de la policía de la capital, Alicia Vázquez Luna. Son muchos sectores los que han alzado la voz y pedido el cese de la funcionaria por sus malos resultados.

Eso podría darle un poco de oxigeno político al edil y dar pie a una reconciliación con la sociedad que lo único que pide es seguridad.