Todos decíamos que José Ángel Nápoles Palencia era el nieto de aquel boxeador famoso en los 70, el “Mantequilla Nápoles”, pero estábamos en un error. Este feminicida en realidad es el hijo de quien fue campeón mundial de peso welter

Itzel Cruz Alanís | Twitter: @i_alaniis

La mataron a puñaladas adentro de su propio departamento y luego, el agresor, quiso quitarse la vida cortándose el cuello, pero sobrevivió. Palabras más, palabras menos, eso refería la tarjeta de la policía capitalina de aquel 16 de mayo de 2021. Me llevé a un camarógrafo al lugar de los hechos y fui franca: no tengo nada, le dije, pero ahorita sale algo de esta historia. 

Tania Lizet Carrillo Ramírez fue la víctima de aquel feroz asesinato. 

Horas antes, José había publicado en redes sociales una fotografía con ella donde decía que la amaba. Alrededor de las 3 de la mañana la atacó adentro de su domicilio en la calle Dr. Andrade, en la colonia Doctores de la Ciudad de México. Mucha gente, sobre todo familia, vive en ese condominio, pero ahora, dos años después del ataque, cuentan que lamentan el ruido de la fiesta de ese día pues no escucharon el grito de auxilio de la mujer de 27 años, empleada bancaria. 

La partida de Tania fue muy dolorosa para sus allegados, sobre todo porque su pequeña hija cumpliría 4 años nueve días después de que la asesinaron, por ello decidieron guardar silencio y no hablar con medios de comunicación. 

¿Qué pasó con José Ángel? Ese día después de que lesionó a Tania se cortó el cuello. Su hermana lo ayudó a salir del departamento, una ambulancia lo auxilió y lo traslado al hospital Magdalena de las Salinas en la alcaldía Gustavo A. Madero. 

Después de unos días declaró y dijo a las autoridades que había agredido a su pareja en defensa propia, testimonio que nunca se pudo corroborar. Lo trasladaron al Reclusorio Oriente en Iztapalapa. Ahí estuvo dos años en un juicio integrado por 24 audiencias. En la última, la señora Rocío, madre de Tania, recibió una gran noticia: en menos de 20 minutos el juez a cargo del caso dictó una sentencia de 52 años y 6 meses para el feminicida. No hubo nada que argumentar. 

Cuando dieron el fallo, las piernas le fallaron al hombre de 33 años. No se podía levantar. Rocío cuenta que ese sujeto abusó de su hija física y económicamente en los 4 años que estuvieron juntos, niega que fuera boxeador o tuviera algún oficio. Siempre estaba en casa. 

Hoy celebra que se quede tras las rejas. Julieta Mora, la abogada del caso, dice que considera una sentencia ejemplar y que además de la pena, deberá pagar como reparación del daño más de 450 mil pesos y las terapias psicológicas de la madre y la hermana de Tania. 

Varias mujeres estuvieron la tarde del fallo. Sus ojos se llenaron de lágrimas cuando la madre gritó la pena. Viridiana, la amiga desde hace más de 10 años, dice que Tania no tenía que pasar por eso, pero que después de dos años llega un poco de tranquilidad tras la tormenta. 

La pequeña hija de ambos ya cumplió 6 años. Quedó a cargo de su abuela. Ella no comprende aún la dolorosa historia de su madre que fue violentada hasta la muerte por el hombre que amó incondicionalmente; algún día se la tendrán que contar. 

Este, queridos lectores, es el rostro y la historia de una víctima más de violencia en nuestro país. No la olvidemos aunque su FEMINICIDA YA TENGA SENTENCIA.