Hasta marzo de 2023 hay reporte de casi 6 mil personas desaparecidas en Sinaloa, sin embargo los colectivos de búsqueda tienen un registro alterno. Muchas familias no denuncian porque no confían en las autoridades 

Itzel Cruz Alanís | Twitter: @i_alaniis

“Ayúdeme por favor, yo ya me le hinqué al gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, y no me hace caso, ellos están mintiendo sobre la muerte de mi hija”. Fue el mensaje que recibí hace unas semanas en twitter, era de América Rubio, madre de Cándida Cristal Vázquez Rubio, conocida en Mazatlán como “la Chulis”.

La joven de 34 años desapareció el 21 de junio de 2022, se tienen imágenes de cámaras de seguridad donde se observa su llegada a casa, dentro de un fraccionamiento, a bordo de una camioneta blanca, después se pierde su rastro.

La familia tardó un mes en denunciar porque la ex pareja de Cándida le recomendó no acercarse a las autoridades para evitar que lesionaran o asesinaran a la locutora de radio.

Fue hasta el 21 de julio cuando los padres fueron a la fiscalía a relatar lo sucedido, por eso la ficha del protocolo Alba fue emitida con esa fecha.

Según América Rubio, madre de la comunicadora, su hija tuvo que fingir su muerte un año antes de su desaparición tras recibir amenazas. En esa ocasión se dijo que había perdido la vida a causa del COVID 19.

Por eso, tras anunciarse su ausencia, autoridades y sociedad se dijeron sorprendidos por la no localización de la madre de tres hijos, dos de ellos cuates de 17 años, próximos a cumplir 18, y uno más pequeño de 10.

Dos meses después de la desaparición, el 26 de agosto, fue encontrado un cuerpo flotando en el canal del Cid, ahí mismo, en Mazatlán.

Irresponsablemente, la fiscalía de Sinaloa salió a decir que se trataba del hallazgo de Cándida, sin haber realizado pruebas de ADN ni mucho menos cotejarlas con los familiares.

La mujer, encontrada en avanzado estado de descomposición, estaba maniatada y envuelta en una sábana, cubierta también con bolsas de plástico y atada a piedras.

Los medios de comunicación difundieron, también de manera irresponsable, la versión de la fiscalía que aseguraba que el cuerpo hallado era de “la Chulis”.

Los resultados se agilizaron y se determinó que el cuerpo no correspondía a la locutora.

Su madre lo sabía, me cuenta que su hija no tenía tatuajes y que el cuerpo hallado, aunque estaba en descomposición, sí contaba con ellos, uno realizado poco antes de la necropsia.

En medio del dolor, el padre de Cándida recuerda que entró a reconocer el cuerpo al anfiteatro y cuando le vio las manos, pensó que eran iguales a las de su madre y los pies iguales a los de él, pero todo lo demás no correspondía. La esperanza se mantuvo hasta que dieron a conocer la prueba negativa.

Lo que llama la atención, es que los allegados a Cándida afirman que el cuerpo del canal no ha sido reclamado a siete meses del hallazgo.

A casi un año de la desaparición de la comunicadora no hay una línea de investigación firme, recientemente Sara Bruna Quiñones Estrada, la fiscal del estado, declaró que una de las tantas indagatorias apunta al núcleo familiar sin revelar más datos, pues la investigación sigue en curso.

América Rubio lo desmiente, asegura que su familia es pequeña y no tendrían por qué estarlos investigando. También, cuenta que ha suplicado apoyo al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador y a las autoridades involucradas, pero que no ha sido escuchada por lo que ha recurrido a solicitar ayuda a integrantes de grupos criminales como “El Chapo” o “el Mayo Zambada”.

Ella, por sus medios ha investigado a varias personas que podrían estar involucradas, pero aún no recopila las pruebas necesarias para demostrar que un huachicolero sería la cabecilla de quienes se llevaron a la comunicadora.

¿Hasta dónde puede llegar una madre para encontrar a su hija desaparecida? ¿A qué peligros se enfrenta al indagar por cuenta propia ante los oídos sordos de los encargados de nuestra seguridad?

Sinaloa está dentro de los primeros 10 estados con mayor número de personas reportadas como desaparecidas, Mazatlán es uno de los municipios con alerta roja por este delito.

Este, queridos lectores, es el rostro y la historia de una víctima más de violencia en nuestro país. No la olvidemos.