Al tiempo que Sheinbaum recibía el bastón de mando de López Obrador, Ebrard desnudaba su interés de buscar a la Presidencia, pero no como independiente sino cobijado por un partido

Claudia Bolaños | Twitter: @claudiabola

Y Sepa La Bola… pero ya se definió a la corcholata mayor, derrumbando el llamado techo de cristal. El público de Morena se decantó por Claudia Sheinbuam para enfrentarse a Xóchitl Gálvez, candidata del Frente.

Sheinbaum se llevó las palmas y la encuesta, tan cuestionada como desvirtuada por Marcelo Ebrard, y ahora deberá luchar por lograr ser la primera presidenta de México, con todo el apoyo de los cuadros de Morena, y para quien otra vez se me derrumbaron sus sueños de intentar llegar a la Silla Presidencial.

También, ahora se marca una inminente salida de Marcelo Ebrard, del partido Morena, y se va a inscribir históricamente como la primera y gran fractura en una institución política, que disfrazó su proceso interno como un acto de democracia, cuando desde hace más de dos años la cargada institucional favoreció a Claudia Sheinbaum.

Ante ello, al tiempo que Sheinbaum recibía el bastón de mando de manos de López Obrador, Ebrard desnudaba su interés de buscar a la Presidencia, pero no como independiente tal y como lo consideró el presidente en su mañanera, si no cobijado por un partido.

¿Cuál más podría ser si no Movimiento Ciudadano? Tal y como se ha venido sospechando durante varias semanas, cuando el ex canciller comenzó a señalar irregularidades en la contienda morenista.

La derrota de Marcelo dentro de la 4T en el que participó junto con su creador, tiene diversas aristas que van desde el esquema mismo de promoción, el apoyo a Sheinbaum desde las altas esferas del poder y los señalamientos del uso de recursos financieros aplicados en la hoy candidata.

Lo peor es que el ex canciller tuvo escaso tiempo para convencer a las bases de Morena, controladas desde la Secretaría del Bienestar, gubernaturas y desde el Zócalo capitalino, para convencerlas de su propuesta.

De poco sirvió su plan de seguridad y el proyecto Violeta.

Antes del término de la pandemia, Claudia Sheinbaum inició su presentación como aspirante ante la sociedad mexicana, con el acompañamiento al Jefe del Ejecutivo Federal en la mayoría de los estados en los cuales los gobernadores entendieron el mensajes: Es Claudia.

Ahora, Marcelo Ebrard dirige sus baterías a otra institución política, que indudablemente causará un sisma y probablemente una desbandada de Morena, donde causará crisis en la visión vertical y dominante, donde ahora se apela a la unidad, porque saben que en 2024 eso podríae causar un dolor de cabeza, ya sea a Morena y aliados, pues nadie como Marcelo para sacar trapitos al sol en los futuros debates, o a la oposición quitándole votos.

Ya lo dijo el propio político tabasqueño que su ex hermano, como antes llamaba a quien fuera su canciller, tiene más jale entre las clases medias, sector acostumbrado a votar por el PAN.

Y tampoco sabemos que tanto afectará al presidente Andrés Manuel López Obrador la entrega del llamado bastón de mando a Claudia Sheinbaum, pues aún le resta todo un año de gobierno. En el marco de este evento ya se le vio al Ejecutivo salir de Palacio Nacional acompañado de unos cuantos reporteros mientras que la candidata llegó al evento rodeada de una nube de ellos, de simpatizantes, y de gritos de «presidenta, presidenta».

Sepa La bola… pero la que va a recibir un estado en llamas es Delfina Gómez, pues asumirá la gubernatura del Estado de México y deberá desplegar toda una ingeniería de inteligencia y operación policial, para frenar y encarcelar a los grupos de extorsión y delincuencia que se apoderaron de la entidad mexiquense, a las bandas criminales que operan el trasiego de droga, robos, asaltos, cobro de piso y secuestros en todos los niveles.

Además de uno de los delitos que más afecta a los pobres: los asaltos a mano armada en el transporte público.

Informes de inteligencia de los cuerpos de seguridad mexiquenses refieren que los grupos del crimen organizado tiene representatividad en las diferentes regiones que conforman los 125 municipios del Estado de México, donde su fiscalía de justicia es un ente que se ve minimizado ante el enorme problema que enfrentan.

A pesar de que cuentan con policía estatal y 125 policías municipales, policía de investigación, Fiscalía General de la República, Guardia Nacional y bases de operación de la Sedena y la Marina, no se ha podido reestablecer el orden y la paz publica entre sus más de 15 millones de habitantes, pese a todo lo dicho por Alfredo del Mazo en su sexto y, gracias a Dios, último informe de gobierno.