Una exhumación, dos necropsias, un peritaje particular, dos fiscales especializados destituidos, un fiscal general que presentó su renuncia y la atracción de la FGR de la carpeta de investigación, pero a nueve meses, no hay detenidos

Itzel Cruz Alanís | Twitter: @i_alaniis

Sí, otra vez suenan fuerte el nombre y la historia de Debanhi Susana Escobar Bazaldúa, la estudiante de 18 años desaparecida el 9 de abril de 2022 en la zona de Nueva Castilla, en Escobedo, Nuevo León.

A nueve meses la investigación sigue estática. Solo dos empleadas del Motel Nueva Castilla, donde fue encontrado el cuerpo el 21 de abril, 13 días después de que inició la búsqueda, han sido vinculadas a proceso por delitos menores, falsedad de declaraciones e informes dados a una autoridad y encubrimiento.

Se trata de Elida Yurith N y Ana Luisa N, ambas siguen su proceso en libertad.

En cateos realizados meses atrás encontraron en sus casas teléfonos celulares y memorias con información que aún no dan a conocer las autoridades.

Lo que sí sabemos es que las imputadas dijeron que las cámaras del motel ubicado en el kilómetro 15.5 de la carretera Monterrey-Nuevo Laredo no grababan, que solo eran de monitoreo. Ese es su pecado, pero ellas no la mataron.

Con este proceso que se sigue han intentado, una vez más, dejar el caso en el olvido, pero Mario Escobar y Dolores Bazaldúa, padres de la joven no han permitido que eso ocurra.

El 29 de septiembre la carpeta de investigación fue atraída por la Fiscalía General de la República. Tuvieron que pasar 4 meses para que personal de la dependencia federal citara a la familia de Debanhi para ratificar que la investigación ya está a su cargo.

Esta semana Mario y Dolores llegaron a la Ciudad de México. Fueron recibidos por la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas. Una reunión de más de 5 horas. Sin novedades.

El martes les abrieron las puertas de la FGR, muchas víctimas colaterales de la violencia en México lo han pedido a gritos y no han sido escuchadas, pero este caso de Nuevo León ha tenido tal impacto que logró lo improbable.

Lo mismo, en tres horas de reunión, nada nuevo. Solo les dieron una ligera esperanza al informarles que analizaban unas muestras encontradas durante el cateo, el último, en el que ya intervino el gobierno federal. Se realizó el 15 de diciembre. Casi ocho meses después de que el cuerpo de Debanhi fuera extraído de una cisterna con más de 4 metros de profundidad.

¿Qué podrían encontrar en una escena del crimen que fue limpiada horas después del hallazgo?

Recuerdo aquel 21 de abril como si fuera ayer. El cuerpo fue localizado alrededor de las 7 de la noche, luego de que una empleada reportara “mal olor” en una zona en desuso del inmueble.

Esa noche, Iván Juárez, el camarógrafo que me acompañó en la cobertura y yo permanecimos en vela documentando lo que ocurrió. A las 7 de la mañana empleados ingresaron al motel como si nada hubiera pasado. Caminaban rápidamente y limpiaban las habitaciones, estaban acompañados por sus carritos donde llevan los blancos.

Después de denunciarlo en FOROtv llegaron los peritos y acordonaron la zona a la que no debieron ingresar tras lo ocurrido.

Luego, la Fiscalía de Nuevo León culpó a Debanhi Susana de haber caído por caminar en estado de ebriedad alrededor de la cisterna. Días después, tras la exhumación, aceptaron que fue un feminicidio. Alguien le quitó la vida, le arrancó la voz a esa adolescente que cantaba en las fiestas de navidad y Año Nuevo y alegraba los encuentros familiares.

¿Su padre es un protagonista? Tal vez es lo que proyecta ante los medios de comunicación, sobre todo cuando acepta ser entrevistado por medios de espectáculos que solo buscan el morbo y no la justicia. Su madre cada vez se muestra más fuerte y decidida a encontrar a quien le quitó a su única hija.

Sin embargo, si este caso se resuelve algún día será precedente de que las autoridades sólo escuchan cuando los medios de comunicación damos proyección a un tema. Solo escuchan cuando los padres gritan con todas sus fuerzas que quieren que su hija descanse en paz, aunque tal exigencia pueda convertirse en un espectáculo sin escrúpulos para algunos.

Rosa Icela Rodríguez, la secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana también recibió a los padres. Les dijo que harían todo lo posible por presentarles a los presuntos culpables. Una declaración que parece obligada porque no es un favor, es su obligación.

Mario y Dolores regresaron este jueves a Apodaca, municipio donde residen. No satisfechos, pero con esperanza, según sus declaraciones.

Este, queridos lectores, es el rostro y la historia de una víctima más en México. No la olvidemos.