Según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas hay 3,555 personas sin localizar en Coahuila. Desde el 14 de mayo de 2023, la colombiana Marta Granados es una de ellas 

Itzel Cruz Alanís | Twitter: @i_alaniis

Caminamos bajo el rayo del sol. El termómetro marca 40 grados, la suela del tenis se quema. El hombre que tengo al lado está cansado, su barba denota experiencia, sus pies avanzan ya con pesar. Se llama Carlos Castelblanco, tiene 82 años y perdió a su esposa de 78 un mes atrás.

Le pregunto quién es Marta Granados y me responde con una frase que me estruja el corazón: es la mujer más maravillosa de este mundo, su rostro es el más hermoso, dice mientras los ojos se le llenan de lágrimas.

Carlos es agrónomo y Marta bacterióloga, llevan 57 años de casados. Viven en México desde hace 17. Llegaron a establecerse a San Juan del Río, Querétaro para probar suerte. Ahí siguieron viviendo sin sus hijos que habitan en la CDMX.

El 13 de mayo de este año fueron contratados por Jaramillo, un conocido de la familia para que asesoraran a la gente del rancho que acababa de adquirir.

Marta y Carlos platicaron con Lupe, el capataz, con su esposa, con la hija, hablaron de las calabazas y el chile cosechados. El domingo se quedaron solos. Estuvieron diagnosticando los árboles. Caminaron hacia la nogalera, Marta quiso regresar a la casa donde se hospedaban (la única construcción en la finca) y Carlos, su compañero de vida, la siguió con la mirada.

Una hora después Marta no estaba, de ella solo quedó sobre la mesa el libro que estaba leyendo.

Desde entonces todo se ha reducido a preguntas sin respuesta. ¿Qué pasó? ¿Se la llevaron? ¿Caminó sin una ruta fija? ¿Cómo pudo salir de un terreno de 20 hectáreas cercadas? ¿Pudo llegar caminando a la carretera aunque es un terreno inestable y desértico? ¿Alguien la ayudó?

Conocí a Juan Pablo, su hijo, el 8 de junio. Platicamos sobre el caso. Un día después él viajó a Coahuila para reforzar los operativos de las autoridades.

Toda la familia coincide en que Marta es una mujer paciente, recta, amante de las ciencias de la salud, solidaria, entregada, astuta.

Sigo caminando con Carlos entre los árboles y me cuenta sobre una prueba de fuerza que les hicieron en Bogotá antes de salir de su país de origen. Yo ya no podía más, relata mientras caminamos a paso lento, a Marta tuvieron que quitarle la máquina porque no paraba, ¡imagínate la fortaleza que tiene!, puntualiza.

Me transmite su dolor, es un hombre que perdió a la mujer de su vida y no sabe qué hacer.

Afuera, en un ambiente poco soportable, trabajan elementos de todas las corporaciones estatales y se adhieren algunos federales. Por tierra y aire buscan la Guardia Nacional, los cadetes de la Secretaría de Seguridad Pública, el ejército mexicano, la Agencia de Investigación Criminal de la Fiscalía estatal.

Más de cien personas recorren brechas, monte, grietas, riachuelos, maleza, carretera, el mismo rancho donde se perdió. Los sobrevuelos no arrojan nada.

En el camino encontraron cuatro osamentas, pero ninguna corresponde a Marta.

Hoy ha pasado más de un mes y solo hay zozobra e incertidumbre.

Pegan lonas en casas de desconocidos, en escuelas, en Iglesias, en kioscos, en puentes. Realizan perifoneos en zonas rurales y urbanas.

La gente sabe que Marta no está en casa, pero nadie se explica qué pasó la tarde de ese domingo en el que la mujer se esfumó.

Para José Ángel Herrera, fiscal de personas desaparecidas en Coahuila, el caso es atípico pues no hay indicios de que esté viva, pero tampoco de que esté muerta. Sugiere que tal vez un puma se la comió o que una corriente la arrastró. El fiscal general, Gerardo Márquez comenta que es uno de los casos más complicados porque no hay forma de rastrear a la mujer de la tercera edad.

Nadie sabe dónde está Marta. Yo quiero conocerla.

El día que comencé la búsqueda con la familia me caí corriendo por la mañana. Hoy Carlos, el esposo, me dice que ojalá la marca en mi rodilla nunca se vaya para que no los olvide. Lo que Carlos no sabe es que yo jamás olvido, espero que usted, querido lector, tampoco lo haga, porque aunque Marta no tenga 18 años y los medios no pongan los focos en ella, es una mujer que debe regresar a casa con sus hijos, su esposo y sus nietos y cerrar su ciclo de vida como merece.