¿Y si en lugar de señalar y juzgar a los menores de edad que aparecen sanos y salvos luego de ser reportados como no localizados nos juntamos como sociedad para exigir a las autoridades protocolos más precisos y una búsqueda inmediata de los más de cien mil desaparecidos en el país?

Itzel Cruz Alanís | Twitter: @i_alaniis

8:30 de la noche, suena mi teléfono.

Es la asesora jurídica de la familia de María Ángela Olguín Bustamante, la joven que desapareció la noche del jueves 19 de enero en el paradero de Indios Verdes, Alcaldía Gustavo A. Madero y apareció envuelta en un bolsas negras en el municipio de Nezahualcóyotl dos días después.

“Este viernes 3 de febrero la Fiscalía capitalina dará una disculpa pública a la familia de la menor por la revictimización”, me dice.

Después de descartar que en la zona de Indios Verdes exista una banda dedicada a la sustracción de menores, la Fiscalía capitalina presentó una cronología en video de lo que ocurrió con la menor horas después a su desaparición. En las imágenes se ve a una mujer (que a simple vista no parece María Ángela) acercándose a un colectivo feminista en las inmediaciones del metro Bellas Artes.

El mismo colectivo dio una entrevista a FOROtv donde narra que la jovencita de 16 años les pidió ayuda, pero se identificó con otro nombre.

¿Por qué la adolescente pidió resguardo? Es una pregunta que nadie ha contestado.

Después las integrantes se dieron cuenta de que buscaban a Ángela y ella se fue. Es todo lo que sabemos.

De ahí, el escarnio social.

Internautas criticando a la joven de 16 años. Señalándola. Burlándose. Haciendo críticas sobre una situación y un contexto que no conocen. La violencia digital en su punto máximo.

¿Por qué enojarnos cuando una mujer u hombre aparecen con vida en un país en el que la violencia cada vez es más extrema?

Si Ángela Olguín se fue o no por su voluntad ya no es de nuestra incumbencia. Ni de reporteros, ni de usuarios de redes ni de opinólogos expertos en todo y nada. Solo su familia y quizá especialistas en salud mental saben qué pasó y cómo pueden ayudarla para que no vuelva a ocurrir. Para que se sienta segura en su casa con los suyos. En su entorno.

Cuatro días después de la localización de Ángela desapareció Gladys Paola Díaz Sánchez. Tiene solo 13 años.

Ahora, como en cada desaparición, un bloqueo.

Así como la familia de Ángela colapsó la zona de Indios verdes, los allegados de Gladys decidieron cerrar Aquiles Serdán en Azcapotzalco.

Horas después publicó un video junto a otro niño explicando las razones de su ausencia: su madre le pedía que declarara contra su padre.

Y un bloqueo más. Dilan Enrique Soto Díaz, estudiante de secundaria desapareció.

El bloqueo fue en la México-Tenochtitlán. El circuito interior colapsado.

El menor fue localizado por policías del sector Buenavista y llevado a la fiscalía para ser “reintegrado a su núcleo”.

Se han preguntado ¿qué pasa después de que esto es difundido mediáticamente? ¿La autoridad investiga el núcleo familiar? ¿Por qué estos niños y adolescentes no están felices en su casa, con los suyos?

Según la abogada que lleva el caso de Ángela, parte de la reparación del daño causado por la fiscalía con la revictimización de la menor será brindarle apoyo psicológico, medicamentos y seguimiento a sus estudios.

¿Será suficiente? ¿Y si el sistema de salud en México no estuviera colapsado y pudieran brindarle atención psicológica a los que lo necesitan sin tener que esperar meses para tener una cita?

Esto está a punto de salirse de control. Las autoridades deben tener protocolos a seguir para estos casos en los que hombres y mujeres se van por su voluntad para evitar el linchamiento en la red que puede dejar severas consecuencias.

Ahora, la molestia es que utilicen los mismos recursos y personal para buscar a una persona que decidió ausentarse que a una que lleva semanas, meses o años desaparecida. Eso también debe cambiar.

Aumentar el número de elementos de un ministerio público y capacitarlos mejor para que tengan empatía, para que investiguen realmente apoyados por policia cibernética. Para que  NO REVICTIMICEN.

Preocupa que la moneda está en el aire y si siguen los bloqueos por desapariciones que desde un inicio las autoridades saben que son voluntarias, luego, cuando cierren una avenida por alguien que no ha regresado a casa desde hace tiempo ya no sea tomado en cuenta.

Estos, queridos lectores, son los rostros y las historias de otras víctimas en México. Víctimas de la violencia digital. De lo mediático. De la violencia en casa. De la violencia en escuelas. No las olvidemos.