El sujeto habría entrado a la casa con ayuda de alguien que conocía a la familia pues las cerraduras no fueron violadas 

Un prestamista de nacionalidad colombiana, se perfila como el principal sospechoso de los asesinatos de un hombre de 50 años de edad y sus dos hijos de 24 y 14, cuyos cadáveres fueron encontrados la mañana del miércoles, calcinados dentro de su domicilio, ubicado en el fraccionamiento Ojo de Agua, en Tecámac, Estado de México.

La Fiscalía mexiquense informó que el presunto homicida actúo con saña inaudita, pues aparte de que a sus tres víctimas las torturó, a la jovencita la apuñaló, al menor lo estranguló y al jefe de familia, quien era su principal blanco, le cortó la cabeza. Después les prendió fuego.

Las primeras investigaciones que se realizaron establecieron que el jefe de esta familia era una persona con un modo honesto de vida y tras las entrevistas con familiares y conocidos se pudo saber que tenía problemas con un prestamista de nacionalidad colombiana, quien lo tenía amenazado debido a que le había hecho un préstamo de dinero y presuntamente se negaba a pagarle.

Ese sujeto le habría prestado  10 mil pesos y como no le pagó puntualmente los intereses, dicha cantidad de dinero se elevó a 300 mil pesos en tan solo unos meses, lo que provocó el descontento del extinto, quien se negó a pagar tal cantidad de dinero porque lo consideró injusto.

Esta situación, dijo la FGJEM, dio pie a que el presunto prestamista colombiano, ostentándose como supuesto miembro del Cártel Jalisco Nueva Generación amenazara en repetidas ocasiones a su víctima con matarlo a él y a toda su familia si no cumplía con el pago.

Ante tales amenazas, la víctima fortaleció las medidas de seguridad de él y sus hijos e incluso en su domicilio, colocó interfón, cámaras de seguridad, puertas eléctricas, cables de alta tensión para evitar que el supuesto prestamista entrara a su domicilio y pudiera hacerles daño.

Se considera el presunto homicida entró a la casa de la familia acompañado por alguna persona que los conocía, pues a pesar de las extremas medidas de seguridad que existían tanto en el interior como en el exterior del inmueble, la puerta de la entrada del domicilio no fue forzada.