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Pongamos el desorden: No es lo mismo ser borracho que cantinero

Pongamos el desorden: No es lo mismo ser borracho que cantinero

El presidente López Obrador pensó que gobernar era aplicar su sistema ideológico y se equivocó. Nada más vea su legado.

Miguel Camacho @mcamachoocampo

Hace algunos meses me propusieron dar un curso de capacitación a un grupo de reporteros. De manera inocente, digo inocente por hacerme un favor, porque el calificativo correcto debe ser  &%$(, pensé que era como dar una serie de conferencias, en lo que tengo algo de experiencia, pero no hay nada más alejado de la realidad. Para dar un curso de capacitación hay que cumplir con una serie de estándares e incluso la Secretaría de Educación Pública tiene que extender un certificado. Luego de ver el montón de requisitos pensé: No es lo mismo ser borracho que cantinero.

Dicho de otra manera, no es lo mismo ir a platicar mis experiencias profesionales a un grupo de colegas, que convertir ese bagaje en conocimiento que sirva a otros para mejorar en su trabajo.

Les cuento lo anterior porque creo que esa frase se le puede aplicar al presidente López Obrador. Tal vez el mandatario en este momento esté pensando que no es lo mismo ser opositor que presidente.

Durante años el presidente fue asiduo asistente al bar llamado POLÍTICA MEXICANA. En este tiempo criticó constantemente los “tragos” que preparaba el cantinero (presidente en turno). Debo decir que en ocasiones tenía razón con los cuestionamientos. Aunque el presidente, al igual que yo, pensaba que con sus ideas podía pasar a ser el cantinero y hacerlo mejor que sus antecesores. ¡Qué iluso!

Pero dejemos a un lado el sentido figurado. El presidente López Obrador pensó que gobernar era aplicar su sistema ideológico y se equivocó. Nada más vea su legado.

Para gobernar un país se requiere un plan maestro que se debe adaptar de acuerdo a las circunstancias; se requiere dialogar con todos los sectores de la sociedad, incluso con quienes no piensan igual que uno, porque quien llega al gobierno de un país deja de ser miembro de una corriente ideológica para convertirse en el protector de toda una nación.

En su administración el presidente López Obrador  se encerró en su Palacio, gobernó con sus ideas y para su feligresía. Aplicó sus creencias a rajatabla, lo que lo llevó a fallar en muchas de las promesas que hizo. No acabó con la corrupción, no acabó con la inseguridad, no mejoró la economía, no respetó la autonomía de los otros poderes y no consiguió crear un sistema de salud que atendiera de manera satisfactoria a todos los mexicanos, por citar algunas de sus fallas.

Mucha suerte a la ya casi presidenta electa Claudia Sheinbaum, porque no va a llegar a poner el segundo piso a la 4T, va a tener que construirla.

EN EL TINTERO

-La situación  en Venezuela cae ya en lo demencial. El portal estadounidense de noticias uhnplus.com reportó que “el régimen de Nicolás Maduro está despidiendo a los empleados públicos por expresar cualquier mínimo apoyo hacia y la oposición y que en varias empresas los están OBLIGANDO a desinstalar WhatsApp y pasar a la china WeChat”.

-En menudo lío se metió Claudia Sheinbaum por la invitación a Vladimir Putin a su toma de posesión. Para salir del paso dijo que la invitación se envió a todos los países con los que México tiene relaciones diplomáticas, por lo que podemos deducir que también se envió a Nicolás Maduro y Daniel Ortega, dos impresentables. ¡Menudo lío!

Sepa La Bola: El Mayo Zambada: ¿captura o secuestro?

Sepa La Bola: El Mayo Zambada: ¿captura o secuestro?

La falta de detalles y la ausencia de una explicación convincente sobre el traslado han sembrado la duda sobre la participación de la DEA en un posible secuestro.

Claudia Bolaños @claudiabola

Y sepa la bola… pero la sombra de la DEA está sobre México por la detención de Ismael «El Mayo» Zambada, uno de los líderes más escurridizos del Cártel de Sinaloa.

Eso le hecho desató una ola de especulaciones y cuestionamientos sobre la legalidad de su captura. La versión oficial, aún vaga y llena de sombras, sugiere que Zambada, buscado desde hace 26 años, fue aprehendido en territorio mexicano y trasladado a Estados Unidos, donde enfrenta cargos por tráfico de drogas.

Sin embargo, la falta de detalles y la ausencia de una explicación convincente sobre el traslado han sembrado la duda sobre la participación de la DEA en un posible secuestro.

Las similitudes con el caso del doctor Humberto Álvarez Machain, secuestrado en 1990 por agentes de la DEA en Guadalajara, Jalisco, son inquietantes.

En aquel entonces, la DEA justificó la acción como una medida necesaria para llevar al médico ante la justicia estadounidense por su supuesta participación en el homicidio del agente Enrique «Kiki» Camarena Salazar.

La crisis diplomática que se desató y la posterior exoneración de Álvarez Machain, tras ser declarado inocente por un tribunal estadounidense, dejan un precedente peligroso.

La pregunta que surge es: ¿cómo es posible que un capo del nivel de «El Mayo» Zambada, buscado por las autoridades de varios estados de Estados Unidos, haya sido capturado en territorio mexicano sin que las autoridades mexicanas tuvieran conocimiento? ¿Es acaso una muestra de la creciente injerencia de la DEA en nuestro país, actuando al margen de la ley y sin respetar la soberanía nacional?

Las versiones de medios estadounidenses, que citan fuentes de primer nivel, apuntan a un posible secuestro. Se habla de una reunión organizada por un hijo de «El Chapo» Guzmán, con el objetivo de capturar a Zambada. La falta de un plan de vuelo para el traslado de Zambada a El Paso, Texas, fortalece la teoría de una operación clandestina.

Y la falta de transparencia por parte de las autoridades mexicanas y estadounidenses en este caso es preocupante. La incertidumbre sobre la legalidad de la captura de «El Mayo» Zambada pone en entredicho la seguridad nacional y la soberanía de México.

Es necesario que las autoridades mexicanas exijan una investigación exhaustiva y transparente sobre este caso, para determinar si se violaron las leyes mexicanas y si la DEA actuó con la debida autorización.

La impunidad en casos como este no solo debilita el estado de derecho en México, sino que también alimenta la desconfianza hacia las autoridades y la percepción de que nuestro país es un territorio donde las agencias extranjeras pueden actuar con impunidad.

Y Sepa La Bola… pero el deporte mexicano parece un barco a la deriva sin remos.

La gloria deportiva de México ha sido forjada en la tenacidad de atletas que, a pesar de las adversidades, han logrado conquistar el mundo. Sin embargo, la realidad actual del deporte federado amateur en nuestro país presenta un panorama desolador: una falta de apoyo sistemática que amenaza con hundir el barco de nuestros sueños olímpicos.

El Conade, bajo la dirección de Ana Gabriela Guevara, se convirtió en un ente opaco y cuestionado. La falta de transparencia en la asignación de recursos, las acusaciones de favoritismo y la reducción presupuestal generó un clima de incertidumbre y frustración entre los atletas.

 

Las estadísticas hablan por sí solas. En los últimos años, México experimentó una caída drástica en su participación en eventos internacionales. De acuerdo con el Comité Olímpico Mexicano, el número de atletas mexicanos clasificados a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 fue el más bajo en décadas.

 

Un ejemplo tangible de esta crisis se refleja en la situación de los atletas de alto rendimiento en deportes como la natación, el atletismo y el ciclismo.

 

Muchos de ellos se vieron obligados a entrenar en condiciones precarias, sin acceso a instalaciones adecuadas, equipo de última generación o programas de entrenamiento de calidad.

 

La falta de apoyo económico también se traduce en la imposibilidad de participar en competencias internacionales, donde los atletas mexicanos se enfrentan a rivales con mayores recursos y apoyo gubernamental.

 

La situación es aún más preocupante si consideramos que el deporte amateur es la base del desarrollo deportivo de un país y que en París 2024 no han alcanzado los logros prometidos por Guevara.