Tomás Zerin y Andrés Roemer, a quienes México busca extraditar de Israel han resultado favorecidos por la guerra entre ese país y Palestina pues por ahora, el tema no es prioridad para los israelís
Claudia Bolaños | Twitter: @claudiabola
Y Sepa La Bola… pero el Estado de Israel ha marcado distancia con su homólogo mexicano debido a las declaraciones de la Federación en relación al conflicto que se vive en aquella región, donde México ha pedido el cese al fuego y, en consecuencia, el fin de la guerra que ha cobrado la vida de más de 20 mil palestinos.
Esta postura ha llevado a que la nación israelí reserve la extradición de Tomás Zerón De Lucio, ex titular de la Agencia de Investigación Criminal, vinculado a actos de tortura en el caso Ayotzinapa, y la del académico y ex diplomático, Andrés Roemer, relacionado con múltiples casos de abuso sexual y violación.
Desde un principio se advirtió que ambos casos se aplazarían meses, e incluso años, debido a la complejidad del conflicto armado, el cual no tiene precedentes en la historia reciente de esa región.
La guerra entre estos países ha cambiado las prioridades en el Estado israelí y, a pesar de que Roemer se encuentra en prisión preventiva, el Estado judío ha ignorado las continuas peticiones de México para extraditarlo y presentarlo ante los tribunales.
Esto ocurre a pesar de que Roemer cuenta con órdenes de aprehensión emitidas por jueces mexicanos, quienes han acreditado los delitos de los cuales diversas víctimas lo acusan.
Ambos personajes buscados por la justicia mexicana llevan ventaja y el conflicto con los palestinos les ha favorecido considerablemente, ya que no existe un mecanismo legal que obligue a Israel a entregar a los dos sospechosos, de los cuales tanto Israel como México presumen su inocencia, dado que no han sido condenados.
El caso fue iniciado por Marcelo Ebrard, durante su paso por la cancillería mexicana, pero poco pudo hacer para convencer a las autoridades israelíes de cumplir con la justicia y extraditar a Zerón y Roemer, a quienes se les ha acreditado la posible comisión de delitos graves en nuestro país. Ahora es el turno de la canciller Alicia Bárcena, pero todo indica que los dos fugitivos mexicanos pasarán mucho tiempo en Israel, ya que la prioridad de los judíos no es cumplir con la justicia de México, sino exterminar al grupo terrorista de Hamas.
Además del desinterés como consecuencia de la postura de México frente al conflicto bélico.
Y Sepa La Bola… pero gran problema tiene la Ciudad de México con la población migrante, proveniente de Centroamérica y Sudamérica, y de Haití.
La migración es un fenómeno global que presenta desafíos tanto para los migrantes como para las comunidades receptoras. En los últimos días, hemos sido testigos de un aumento en el número de migrantes haitianos que llegan a México en busca de mejores oportunidades y condiciones de vida.
Esta situación ha generado diversos retos para las alcaldías de Iztapalapa y Tláhuac, que han tenido que hacer frente a las necesidades y demandas de esta comunidad migrante.
En primer lugar, es importante reconocer que los migrantes haitianos enfrentan dificultades significativas en su travesía hacia México y una vez que llegan al país. Muchos de ellos han huido de situaciones de pobreza extrema, violencia y desastres naturales en su país de origen. Por lo tanto, es fundamental que las autoridades locales y la sociedad en general muestren empatía y solidaridad hacia estos migrantes, brindándoles el apoyo necesario para su integración y bienestar.
Sin embargo, también es necesario abordar los desafíos que esta migración ha generado en las alcaldías de Iztapalapa y Tláhuac. Estas zonas ya enfrentan problemas estructurales como la falta de vivienda adecuada, servicios básicos insuficientes y una alta densidad poblacional. La llegada de un gran número de migrantes haitianos ha ejercido presión adicional sobre estos recursos limitados, lo que ha generado tensiones y conflictos en la comunidad.
Ya hay continuas expresiones racistas de ciudadanos que se sienten hartos de ver en sus calles y espacios públicos a los extranjeros, que llaman ilegales.
El mejor ejemplo de la intolerancia que gesta en la Ciudad de México son grupos de vecinos de Iztapalapa y Tláhuac que han externado su oposición para que los migrantes, sobre todo haitianos, permanezcan más tiempo en sus comunidades.
Exigieron a los gobierno federal y de la Ciudad de México, actúen de manera rápida para sacarlos de sus entornos sin razón aparente de peso.
Incluso, efectuaron, en semanas recientes, manifestaciones en las que cerraron vialidades como Ermita Iztapalapa y Javier Rojo Gómez, para extender su posición y pedir la salida inmediata de los migrantes.
A ese respecto la Comisión de Derechos Humanos capitalina sostuvo que este problema tiende a crecer y lo que se observa es la disputa por el espacio público en el que habitantes de la CDMX alegan que forma parte de su entorno y de su dominio público.
No admiten que grupos de extranjeros invadan sus espacios, por miedo y principalmente por desinformación y mala información vertida para condenar el paso de los migrantes, el cual es reconocido como un derecho humano.
La intolerancia de algunos puede crecer y generar actos violentos que poco abonan a la paz de la ciudad.
Para enfrentar esta situación, es fundamental que las autoridades locales implementen políticas y programas que aborden de manera integral las necesidades de los migrantes haitianos y de la comunidad en general. Esto incluye asegurar el acceso a servicios básicos como vivienda, educación, atención médica y empleo, así como promover la integración cultural y social de los migrantes en la comunidad.
Asimismo, es importante fomentar el diálogo y la colaboración entre los diferentes actores involucrados, incluyendo a las organizaciones de la sociedad civil, instituciones gubernamentales y la propia comunidad. La participación activa de todos los sectores es esencial para encontrar soluciones sostenibles y promover la convivencia pacífica entre los migrantes y la comunidad local.