«Si en este momento te dieran la oportunidad de entrevistar a López Obrador, ¿qué le preguntarías?»

Miguel Camacho | @mcamachoocampo

El fin de semana pasado se cumplieron cuatro años de la victoria electoral del presidente López Obrador. El tabasqueño llegó a la Presidencia con un “saco de buenas intenciones” y respaldado por poco más de 30 millones de votos. El acto central para festejar estos cuatro años fue la “inauguración” de la refinería Olmeca en Dos Bocas, en Tabasco.

Conversando con un amigo acerca de la manera como se ha desenvuelto el grupo de la 4T en este tiempo me dijo:

«Si en este momento te dieran la oportunidad de entrevistar a López Obrador, ¿qué le preguntarías?»

Muchas ideas vinieron a mi cabeza, pero creo que todos mis cuestionamientos podría sintetizarlos en uno solo: ¿Vale la pena? Les comparto algo de lo que le diría al presidente en una hipotética entrevista:

¿Vale la pena, presidente, levantarse temprano a una reunión con la plana mayor de la seguridad en el país y no tener una estrategia para pacificar el país?

¿Vale la pena, presidente, “un sermón”, perdón “una predicación”, me disculpo de nuevo, una conferencia de prensa diaria en la que en lugar de rendir cuentas, como usted lo prometió, se dedica a cuestionar, calumniar y agredir a quienes no piensan como usted?

¿Vale la pena, presidente, polarizar a la sociedad mexicana? En 2024 usted se va a “La Ching!”#, perdón, a su finca en Palenque, Chiapas, pero los mexicanos nos vamos a quedar divididos y heridos.

¿Vale la pena, presidente, tener un aeropuerto en el que ninguna aerolínea importante quiere tener operaciones?

¿Vale la pena, presidente, tener una refinería nueva de la cual, lo más seguro es que no se recupere la inversión porque el negocio de los combustibles fósiles va de salida?

¿Vale la pena, presidente, aislarse del mundo cuando este mundo en el que nos tocó vivir es cada vez más interdependiente?

¿Vale la pena, presidente, alzar la voz para pedir que otros países no opinen sobre lo que sucede en México, pero sí opinar sobre lo que sucede en esos países?

¿Vale la pena, presidente, defender a Cuba, Nicaragua y Venezuela, cuando ellos no quieren ser defendidos y, lo peor del caso, no le agradecen?

¿Vale la pena, presidente, culpar al pasado de los problemas del país que, si bien muchos no son culpa suya, desde el 1 de diciembre de 2018 es su responsabilidad manejarlos y solucionarlos?

¿Vale la pena, presidente, criticar al pasado por un magro crecimiento económico y no alcanzar ni siquiera los niveles que tanto criticó?

¿Vale la pena, presidente, jugar con la salud de los mexicanos destruyendo instituciones y ocasionando una severa crisis de medicamentos?

¿Vale la pena, presidente, usar a su esposa e hijo menor como piezas de su estrategia de comunicación para hacerlo ver como una víctima?

No sé qué respondería el presidente a mis preguntas, lo que sí sé es que los mexicanos tenemos datos muy distintos a los suyos.

Y usted, amable lector, ¿qué le preguntaría al presidente López Obrador?

P.D. Qué opinará el presidente de que Horacio Duarte, aspirante a la candidatura morenista a la gubernatura del Estado de México se presente como su abogado personal y su equipo use camionetas de lujo.