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Hace poco escuche a una amiga, relatar una anécdota en la que uno de sus profesores le dijo que cuando llora uno por la muerte de una persona cercana, no lo hace por quien falleció, sino por uno mismo.

Miguel Camacho @mcamachoocampo

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española dice que la muerte es la “cesación de la vida”. En cuatro palabras los señores académicos definen un momento sumamente analizado y que encierra un mundo de sentimientos difíciles de explicar para quienes nos quedamos un “ratito” más en este mundo.

Poco después de la muerte de mi mamá, en enero, pasado escuché una frase que me impresionó mucho, tal vez por el momento que vivía: TODOS MORIMOS DOS VECES, LA PRIMERA CUANDO NUESTRO CUERPO SE CANSA, LA SEGUNDA CUANDO NUESTRAS HISTORIAS DEJAN DE CONTARSE.

Los seres humanos tememos mucho a la primera muerte, la física (cuando nuestro cuerpo se cansa). Hacemos todo lo posible por retrasarla, pero inevitablemente llega. Para algunos, entre los que me incluyo, la persona que muere pasará a la vida eterna a recibir la recompensa o el castigo por sus obras mientras estuvo vivo. Para otros sencillamente es el fin de un ciclo vital y todo se acabó.

Hace poco escuche a una amiga, relatar una anécdota en la que uno de sus profesores le dijo que cuando llora uno por la muerte de una persona cercana, no lo hace por quien falleció, sino por uno mismo.

Le concedo un punto a la afirmación del maestro de mi amiga, sí nos entristecemos por nosotros, porque tendremos que aprender a vivir sin nuestro ser querido, replantear nuestro futuro, porque creanme la muerte es algo para lo que nunca vamos a estar preparados, aunque nos preparemos.

Pero quisiera comentarles a ustedes la segunda muerte que menciona la frase, cuando nuestras historias dejan de contarse, en otras palabras, cuando nos olvidan.

Creo que los seres humanos debemos también trabajar por retrasar la muerte por olvido creando historias que merezcan ser contadas cuando ya no estemos vivos, esa sería la forma de alargar nuestra existencia y en una de esas alcanzar la inmortalidad.

EN EL TINTERO

Hubo otra frase que me impresionó luego de la muerte de mi mamá, la escribió mi hermana en las esquelas: JEFA, NOS VEMOS AL RATITO. Pensando detenidamente nuestra vida, insertada en la inmensidad del tiempo es sólo un ratito, un ratito que debemos hacer que valga la pena.

Yo espero tener el privilegio, en un ratito, de ver a mi mamá.