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En el ámbito profesional, creo que la libertad de decir cosas debe estar regulada por un código de ética

Miguel Camacho @mcamachoocampo

Uno de los derechos humanos por los que más se ha luchado a lo largo de la historia es la LIBERTAD DE EXPRESIÓN, poder decir lo que pensamos sin ser reconvenidos o castigados por lo que decimos con nuestras palabras, en nuestros escritos u obras artísticas.

Paralelamente a esa lucha por poder expresar nuestros pensamientos de manera libre, se ha dado un debate sobre si se debe poner un límite a lo que decimos públicamente. Personalmente creo que SÍ, pero esos límites no pueden ser impuestos por alguien externo a nosotros, deben surgir de nuestra escala personal de valores.

No le parece chocante una persona que da su opinión sobre algo o alguien sin que se la pidan, o bien sin tener conocimiento pleno de las circunstancias que desembocaron en X o Y situación.

Ahora bien, en el ámbito profesional, creo que la libertad de decir cosas debe estar regulada por un código de ética.

Aterrizando todo lo anterior en la actividad periodística: ¿Debe haber un límite a lo que se dice o hace en las diferentes plataformas de comunicación? La respuesta nuevamente, desde mi punto de vista es SÍ.

La principal limitante para decir o no decir algo en una plataforma debe ser tener confirmada y reconfirmada la información, ya que como dicen los maestros del periodismo, LOS RUMORES NO SON NOTA.

Y es que con la llegada de la digitalización se ha desatado una verdadera guerra por los clic, que en ocasiones ha llevado a publicar información sin confirmar.

Si hablamos del periodismo de opinión creo que debemos agregar una limitante más: el respeto hacia los demás. Algunos colegas para dar “punch’ a sus columnas recurren a calificativos denigrantes, enarbolando la bandera de la libertad de expresión. Eso en lugar de contribuir al debate lo entorpece.

La situación actual del país y del mundo requiere que pensemos en lo que hablamos una y otra vez, de lo contrario vamos derechito al caos.

EN EL TINTERO

La presidenta Claudia Sheinbaum participó ayer lunes en la Cumbre del G20 en Brasil. En su participación vi la continuidad de la que habló en campaña, pero no vi cambio.

La presidenta Sheinbaum volvió a presentar “Sembrando vida” como una de las grandes soluciones a los problemas internacionales, aunque se le olvidó decir que el programa tiene algunos “asegunes”, por ejemplo, que en algunas regiones del país deforestaron para poder recibir la “ayuda”.

Por otra parte defendió la reforma al Poder Judicial como un avance democrático… ¿En serio?

Luego de su participación me surgen preguntas: ¿Por qué no promocionó su plataforma de gobierno? ¿Por qué hacer una propuesta que ya le batearon a su antecesor? ¿Por qué viajar en línea comercial?