La figura de los diputados plurinominales fue creada en 1977, durante la administración de José López Portillo, “para dar voz en el Congreso a las minorías”

Miguel Camacho | Twitter: @mcamachoocampo

El pasado 5 de febrero el presidente López Obrador presentó una reforma para eliminar la figura de los legisladores plurinominales (diputados y senadores). No es la primera vez que se pone sobre la mesa el tema, pero hasta ahora el asunto no había pasado a mayores y, sinceramente, creo que en esta ocasión las cosas también se quedarán en papel. Pero ¿por qué hay tanta polémica alrededor de los legisladores plurinominales? Hagamos un poco de historia.

La figura de los diputados plurinominales fue creada en 1977, durante la administración de José López Portillo, “para dar voz en el Congreso a las minorías”. Luego de las reformas legales de ese año, la Cámara de Diputados quedaría integrada por 300 diputados de mayoría relativa y 100 de representación proporcional. Fue hasta la administración del presidente Miguel de la Madrid que se volvió a reformar la ley para que la Cámara de Diputados quedara tal y como la conocemos ahora: 300 legisladores electos por mayoría relativa y 200 por representación proporcional.

En 1996, durante la administración del presidente Ernesto Zedillo, se introdujo la figura de los plurinominales a la Cámara de Senadores, quedando su composición tal como la conocemos actualmente, en 128 legisladores.

Sin embargo, a lo largo de los años la “noble intención” de dar voz a las minorías para fortalecer el proceso legislativo se corrompió y los puestos plurinominales en el Congreso se convirtieron en refugio para políticos con cuentas por pagar, en moneda de cambio para pagar lealtades, en trampolines para impulsar carreras, o bien, en el “broche de oro” para muchas trayectorias. Todo lo anterior muy alejado del “espíritu” propuesto por Jesús Reyes Heroles en el año 77 del siglo pasado.

Una muestra de lo anterior la tenemos en las listas para las elecciones de este 2024. Por el lado opositor “Alito” Moreno y Marko Cortés en primer lugar de las listas plurinominales para el Senado, además de una pléyade de “juniors” y gente que quiere regresar a la política. Por el lado oficialista (aunque dicen que fue por sorteo) tenemos a un hermano del presidente como candidato plurinominal al Senado; a Jesús Ramírez, vocero presidencial, como aspirante a una diputación, así como a una serie de políticos “redimidos” por el manto del presidente López Obrador.

Relegadas en esas listas quedaron personas con arrastre entre la población, tal es el caso de Alejandra del Moral, que aparecía en un lejano sexto lugar (de nueve), en la lista de candidatos a diputados plurinominales del PRI por la quinta circunscripción. Grave error de Alejandro Moreno, ya que Del Moral es una política que se hizo con el trabajo diario. Me atrevo a decir que su lugar en la lista influyó mucho en su decisión de renunciar a la nominación.

Para que valgan la pena los legisladores plurinominales, quienes integren las listas deben en verdad llevar la voz de las minorías. Deben ser personas que abonen al proceso legislativo, ya sea por sus conocimientos técnicos sobre los problemas que enfrenta el país o por su capacidad para llegar a acuerdos. Sólo así vale la pena mantenerlos, de lo contrario, podemos ahorrarnos ese dinero.

EN EL TINTERO

-Cada vez entiendo menos al presidente López Obrador. En días pasados confesó que le llamaba a Arturo Zaldívar para que este último, en su calidad de presidente de la SCJN, llamara a jueces para influir en sus sentencias. Sin ser abogado, pienso que dicha confesión debe ser motivo de una investigación. Creo que de ganar Xóchitl Gálvez la Presidencia, y si viene con espíritu “#$%& (ustedes me entienden), nuestro actual presidente no la pasaría muy bien, así como muchos de sus colaboradores.

-Quien se ganó una estrellita en la nariz de sus aviones fue Aeroméxico, que en días pasados donó al IPN el motor de un Boeing 787 para que alumnos de la carrera de ingeniería aeronáutica realicen sus prácticas.