A mi mamá podría definirla como una mujer fuerte, de convicciones firmes, partidaria de un feminismo muy especial, el del trabajo

Miguel Camacho | @mcamachoocampo

Cada 10 de mayo a los mexicanos nos aflora el amor a nuestras madres. En esta fecha vemos a la mayoría de las mamás vestidas con sus mejores galas caminando por las calles llevando a sus hijos vestidos con los trajes de los bailables escolares; junto con su familia esperando afuera de los restaurantes esperando que se desocupe una mesa, o bien sonriendo cuando les regalan una batería de cocina o una sala. Con “detalles” vacíos queremos resarcir el abandono y la subestimación de su trabajo, cuando son unas grandes de México.

¿Grandes de México? Sí, si analizamos la trayectoria de cada una de ellas veremos el motivo de mi afirmación. Permítame poner como ejemplo a una de estas grandes mujeres, mi mamá.

A mi mamá podría definirla como una mujer fuerte, de convicciones firmes, alguna vez un directivo del Fondo de Cultura Económica me comentó que era “dura de pelar”, en el buen sentido de la palabra.

Mi mamá es partidaria de un feminismo muy especial, el del trabajo. Para ella, hombres y mujeres se complementan y ninguno tiene que estar por arriba del otro, más bien caminar uno al lado del otro, trabajar juntos para salir adelante.

A lo largo de sus 51 años de experiencia mi mamá ha acumulado varios títulos universitarios, es licenciada en Ciencias de la Comunicación, Enfermería y Derecho, además de técnica en Enfermería. Tiene algunos posgrados en administración de hospitales, derecho laboral y comunicación digital.

Ya sé, muchos de ustedes ahora estarán con una cara de incredulidad, pero por experiencia propia les puedo decir que de tanto oír a los hijos y al esposo, las madres terminan dominando las diversas áreas del conocimiento y únicamente les faltaría el examen profesional.

Estoy convencido, al ver la manera como mi mamá maneja la casa, que los gabinetes de seguridad y el económico deberían de tener como asesoras a madres de familia, por sus destacadas capacidades para interrogar, encontrar objetos perdidos y ahorrar sin que se note en la vida diaria de la casa.

Pero este día también debemos hacer una mención muy especial y solidaria a todas las madres que quedaron viudas a causa de la pandemia; a las que buscan con desesperación a sus hijas e hijos desaparecidos; a las que con impotencia ven como la vida de sus hijos se extingue por falta de medicamentos, ante la insensibilidad de un gobierno que “ni las ve ni las oye”.

Sabe, quizá el mérito más grande de una madre para entrar al selecto grupo de los grandes de México es que ha sido protagonista en el libro de la vida de cada uno de nosotros y todos juntos movemos al país.

P.D. Felicidades a todas las madres de México. La semana entrante regreso a hablar de la 4T y de su delicada piel.