En esta categoría de chapulines están los que saltaron de su partido en busca del perdón de sus pecados políticos
Miguel Camacho @mcamachoocampo
Siguiendo con el recuento del año 2024, que iniciamos el pasado martes, qué le parece si hoy hablamos de “chapulines”, esos políticos que cambian de partido y hasta de ideología, si eso conviene a sus intereses. Traicionando con ese cambio a quienes votaron por ellos y a sus principios.
Estos son, desde mi punto de vista, algunos de los “chapulines” que más destacaron en el año, organizados por categorías:
Los huérfanos
Araceli Saucedo Reyes y José Sabino “Chavo” Herrera obtuvieron una senaduría por el extinto Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Aunque Jesús Zambrano, último dirigente del partido, aseguró en su momento que ambos legisladores electos no se unirían a Morena y defenderían los ideales del instituto político que estaba por desaparecer, lo cierto es que pudo más el llamado de Morena. Ambos “legisladores” se integraron a la bancada oficialista en el Senado, convirtiéndose en los integrantes 84 y 85, dejando al bloque a un “chapulín” de conseguir la mayoría calificada en la Cámara Alta.
Los traidores mayores
Los Yunes, hijo y padre, se convirtieron en los chapulines traidores del año al saltar del PAN a la bancada oficial y dar el voto 86 al oficialismo, con el que la 4T ha podido demoler el Poder Judicial y el sistema de contrapesos construido a lo largo de los años en México.
Los desilusionados
Dentro de esta categoría de chapulines políticos podemos encuadrar a personajes como Eruviel Ávila, Jorge Carlos Ramírez, Alejandra del Moral, Claudia Ruiz Massieu, Gibrán Ramírez, Rommel Pacheco y Carlos Herrera Tello, quienes argumentando falta de garantías saltaron de la organización política que juraban defender a otra que les ofreció “mejores horizontes”.
Los redimidos
En esta categoría de chapulines están los que saltaron de su partido en busca del perdón de sus pecados políticos.
Cómo ejemplo de lo anterior podemos mencionar a Javier Corral, ex gobernador de Chihuahua, quién se unió a Morena para evitar ser juzgado por las irregularidades que cometió mientras fue gobernador de su entidad.
Como los ejemplos anteriores hay muchos más dentro de la política mexicana, personajes que saltan de una organización a otra en busca de un “hueso”, aunque con cada salto traicionen sus valores y al pueblo que dicen defender.
EN EL TINTERO
Los partidos opositores siguen desmoronándose, un ejemplo de ello es el PRI, que en días recientes perdió a gente del calibre de Ana Lilia Herrera y Enrique de la Madrid.
Xóchitl Gálvez insiste en crear un partido político, mucha suerte, la va a necesitar.