Ante las denuncias de corrupción el presidente siempre responde con frases como: “eso ya no pasa”; “eso sucedía en la época neoliberal; “pañuelito blanco”; “mis hijos no son corruptos”
Miguel Camacho | Twitter: @mcamachoocampo
El 1 de diciembre de 2018, en su toma de posesión en el Congreso de la Unión el presidente López Obrador, dijo:
“En el periodo neoliberal, la corrupción se convirtió en la principal función del poder político. Por eso, si me piden que exprese en una frase el plan del nuevo gobierno, respondo: ACABAR CON LA CORRUPCIÓN Y CON LA IMPUNIDAD…”
A poco más de cuatro meses de terminar su administración, podemos decir que ACABAR CON LA CORRUPCIÓN Y LA IMPUNIDAD se quedó en una buena intención, por no decir una promesa incumplida o un fracaso más de la actual administración.
Investigaciones periodísticas han sacado a la luz graves casos de corrupción que el gobierno no ha querido investigar para no manchar la imagen impoluta de la 4T. Ante las evidencias, el presidente siempre contesta con frases como: “eso ya no pasa”; “eso sucedía en la época neoliberal; “pañuelito blanco”; “mis hijos no son corruptos”, y una de mis favoritas: “le tengo mucha confianza, es una persona honesta”.
Pero veamos algunos de los casos que no fueron investigados, investigados a medias, “para taparle el ojo al macho”, o bien minimizados.
El desvío de recursos en Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex) es considerado “la estafa maestra” del sexenio del presidente López Obrador. El daño al erario se estima que supera los 12 mil millones de pesos.
Por este caso ya fue detenido el ex director de Administración y Finanzas de la institución Jesús Óscar Navarro, además que se giraron otras 21 órdenes de aprehensión. Sin embargo, el proceso contra Navarro es por el desfalco de 142.4 millones de pesos, una porción mínima del daño total al erario.
Ignacio Ovalle, cabeza de Segalmex, un hombre muy cercano al presidente, fue absuelto de cualquier responsabilidad. López Obrador aseguró que lo engañaron:
“Llegó un grupo que propone Ignacio Ovalle, una gente buena desde mi particular punto de vista, que lo engañan, pero a los que recomienda (son) puro priísta de malas mañas, acostumbrados a robar, y los mete y empiezan a hacer negocios…”
Al preguntarle cómo es que Ovalle pudo ser engañado, el presidente respondió que el funcionario se confió:
“Yo creo que se confió, nada más que nosotros no aceptamos la corrupción, y más tarde que temprano o más temprano que tarde, el que comete un delito es castigado, porque no somos tapadera…”
Para afianzar el manto protector a Ovalle, el presidente lo retiró de Segalmex y le dio un puesto en la Secretaría de Gobernación.
Otro foco de corrupción en la presente administración fue el Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado. Las irregularidades fueron denunciadas por Jaime Cárdenas, director del instituto por un breve periodo en 2020. Sin embargo, el jurista no recibió el apapacho presidencial. López Obrador aseguró que el ex funcionario se equivocó:
“Hay que ver lo de las denuncias, porque el licenciado (sic) Jaime Cárdenas se fue así de repente y empezó a declarar y a denunciar cuando estaba llegando. Creo yo que actuó más con propósitos políticos, o sea, que no actuó con seriedad; ese es mi punto de vista, pero no sé si presentó denuncias… Nosotros no permitimos la corrupción de nadie, es cero corrupción, cero impunidad, no somos iguales, yo creo que Jaime se equivocó en eso, entonces, por cuestiones políticas a él se le hizo fácil decir: ‘Me voy porque aquí hay mucha corrupción’. No somos lo mismo, se equivocó. Para nosotros, la honestidad es lo más sagrado, en mi caso es lo que estimo más importante en mi vida, la honestidad.”
A los dos casos anteriores hay que agregar las denuncias contra sus hermanos Pío y Martín, que fueron grabados recibiendo sobres con dinero en efectivo. El presidente López Obrador dijo que se trataba de aportaciones para el movimiento. Los hechos no sólo no fueron investigados, sino todo lo contrario, Pío López Obrador demandó a quienes publicaron los videos de las entregas.
Pero las irregularidades en el manejo de los recursos públicos también son cubiertas con el manto de la SEGURIDAD NACIONAL, tal es el caso de los contratos del AIFA, de la refinería de Dos Bocas y del Tren Maya.
Los casos anteriores, más los que se acumulen esta semana son una muestra de que el combate a la corrupción y la impunidad no es más que un cuento presidencial.
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