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Pobladores denuncian que las policías municipales nunca atienden sus reportes sobre convoyes con gente armada 

Los hechos de violencia en los límites de Jalisco y Zacatecas, incluido el hallazgo de un narcolaboratorio de crystal, demuestran una vez más la fuerte presencia del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y la posible colusión de los criminales con las policías de cada uno de esos municipios.

Pobladores han denunciado que constantemente reportan gente armada a pie de carretera, con vehículos blindados tipo monstruo pero nunca atienden sus llamados.

«Los únicos que no los ven son los policías, porque pasan en caravana, mostrando las armas que traen sin ocultarse, como si fueran los dueños del pueblo, no hay de otra, andan así porque tienen la protección de los policías locales», escribió a Dominio Público un habitante de Yahualica.

Apenas el jueves, sicarios del CJNG se enfrentaron durante más de media hora con militares en Yahualica, que los superaron y lograron abatir a ocho presuntos delincuentes, aunque la versión oficial indica dos muertos. Se dice que el grupo criminal era encabezado por «El Geras» o «El Apa», un líder regional del CJNG al que el ejército le sigue de cerca la pista y que tiene su base en Nochistlán, Zacatecas, donde controla a la policía municipal.

Dominio Público ha recabado diversos testimonios que confirman que «El Geras» y sus sicarios tienen controlada a la policía municipal  de Nochistlán y que desde el centro de videovigilancia C4, una mujer identificada como Nohemí, alias «La Mimi» le pasa información al Cartel sobre todo lo que captan las cámaras.

Esa información se la hacen llegar primero al ahora presidente municipal electo de Apulco, Mauro Jauregui, quien se la pasa a El Geras. Ambos presionaron a un policía estatal para que se sumara a las filas del CJNG, como lo evidenció este medio hace unos meses.

La mancuerna Geras-Jauregui busca ahora controlar el municipio de Apulco, Zacatecas, donde ganaron con trampas y el CJNG ha provocado el desplazamiento de cientos de personas, secuestros y homicidios.

Pero no es el único caso, en Mexticacán, donde Mauro Jauregui fue jefe de la policía, también los uniformados han sido acusados de brindar protección a los narcos.

«Los policías incluso le llevan la comida a los delincuentes a los campamentos y pasan reportes de cuando entran personas extrañas o del paso de otra autoridad que no sea del municipio», abundó un vecino del municipio.

Por ahora, el clamor de los pobladores es que la Guardia Nacional enfrente a los delincuentes como lo hicieron el jueves pues por lo general sólo están acuartelados o cuando salen a hacer sus recorridos no se meten a las brechas y zonas donde los delincuentes andan.