por Dominio Público | Sep 18, 2024 | Opinión, Principales
Su soberbia y la pésima asesoría, los llevó a desoír las «recomendaciones» del presidente a emprender ellos mismos su reforma, es decir a «auto reformarse»
Raúl García Araujo @araujogar
Entrampados los Ministros de la Suprema Corte con la reforma al Poder Judicial. De la a la z, el Poder Judicial, encabezado por la presidenta de la Corte y del (ex) Consejo de la Judicatura Federal, Norma Piña, recurrió a lo que consideraron medidas de presión para abortar la pretendida reforma, pero lo que obtuvieron después fue la rápida promulgación de ésta.
Como dijimos desde el inicio en este espacio, Norma Piña y siete de sus pares más, siguieron una pésima estrategia, la de la confrontación con un presidente que abrió y cierra su gobierno con elevados índices de aceptación y popularidad.
La ministra Norma Piña, la ministra Margarita Ríos Farjat y los cinco ministros restantes (habida cuenta que tres ministras son de la Cuarta Transformación) no midieron que se enfrentaban a un personaje y a sus programas sociales, que dieron los más de 35 millones de votos que obtuvo la virtual presidenta constitucional, Claudia Sheinbaum Pardo.
Su soberbia y la pésima asesoría, los llevó a desoír las «recomendaciones» del presidente a emprender ellos mismos su reforma, es decir a «auto reformarse».
Los diferentes llamados del presidente López Obrador en ese sentido, encontraron como respuesta, reacciones envalentonadas de la y los ministros anticuatroteístas.
Entre esas reacciones se inscriben las movilizaciones, varias de ellas inducidas, según se dijo, por la propia Norma Piña, quien supuestamente ahora sí quería diálogo, cuando desde el principio en los hechos lo había rechazado y se había ganado un distanciamiento aquel cinco de febrero de 2023 en que se quedó sentada en plena ceremonia institucional, con motivo de la celebración de un Aniversario más de la Constitución, en Querétaro.
También se inscriben en ese mismo contexto, sus declaraciones beligerantes, realizadas en diferentes foros, realizados aparentemente exprofeso, y en el carrusel de entrevistas que le organizó su equipo de Comunicación Social o agentes externos, como ayer lo dijo el presidente en su conferencia mañanera.
Las entrevistas pactadas a modo con diferentes personajes y medios de comunicación, le «sirvieron» para blandir aún más una espada, que cada vez más perdía más filo y brillantez, y por lo mismo ya no espantaba ni a sus simpatizantes.
El cierre y bloqueo de calles le acarrearon a su «movimiento», la animadversión no solo de los que los padecieron, sino de la población en general que presenciaba sus «shows» desde la televisión o las radiodifusoras.
El propósito deseado con la utilización de los medios de comunicación y redes sociales, se les revirtió. El movimiento no logró el apoyo popular, sino un rechazo unánime de una sociedad que nunca se sintió representada por una «burocracia dorada», una clase privilegiada, siempre ausente, desinteresada ante los diversos fenómenos sociales.
Y para colmo de esa prepotencia e intolerancia mostrada por el Poder Judicial, sobrevinieron resoluciones de jueces, cuyas motivaciones extrajudiciales, pretendían poner un freno a la cada vez más inminente Reforma Judicial.
Ante esa situación, sobrevino lo inevitable: el mayoriteo «oficialista» abrumador en la Cámara de Diputados y el suficiente en el Senado de la República para su aprobación.
Previendo lo previsible, porque los opositores fueron muy previsibles (disculpando la abundante redundancia), el presidente dispuso la promulgación de la Reforma la madrugada del 15 de septiembre, para su entrada en vigor un día después de su publicación.
La cantada reforma al Poder Judicial y su entrada en vigor ya, sorprendió a los ministros en su sesión de martes, quienes tendrán que encontrar la forma de aterrizar ya lo que es inmediato.
Y dentro de esas cosas inmediatas, los ministros y demás juzgadores, ya en lo individual, tendrán que decidir si se acogen a la disposición que establece que si se retiran (y se registran para participar en su elección a través del voto) tendrán una especie de indemnización o si permanecen, estarán renunciando a ella.
En fin, todo un trecho de temas que resolver conforme, a una nueva realidad, que en los hechos la y los ministros, encabezados por Norma Piña, se impusieron por su soberbia, cerrazón y por sentirse como una especie de «semidioses», que los alejó de los mortales que decidieron su futuro en las elecciones del pasado dos de junio.
En Cortito: Las conferencias mañaneras del presidente Andrés Manuel López Obrador, están a unos días de concluir y con ello, una forma peculiar de comunicar y enviar mensajes a las masas o sus adversarios públicos.
Fue el lunes 3 de diciembre de 2018 cuando iniciaron en el Salón Tesorería de Palacio Nacional, con el único propósito de informar sobre las acciones de gobierno.
Sin embargo, después de casi seis años, la conferencia mañanera se convirtió en el mejor instrumento político y de propaganda de López Obrador.
Desde el púlpito presidencial, siempre impuso la agenda de temas que quería sembrar en los medios de comunicación. Desde la mañanera también delineó la ruta para la elección del candidato de Morena a la Presidencia de la República; de igual forma destapó a la entonces candidata presidencial opositora Xóchitl Gálvez, a quien, por cierto, golpeó con toda la fuerza mediática. Quizá quien va a extrañar las mañaneras será Elizabeth García Vilchis, quien llegó a la sección de ¿Quién es quién en las mentiras? Sin saber leer y a unos años de distancia se le entiende mejor lo que quiere explicar, aunque a veces todavía le falla.
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En otros temas, también estamos a días de que uno de los peores gobernadores que ha tenido Morelos dejó las riendas de la administración pública morelense. Le hablo del exfutbolista, Cuauhtémoc Blanco Bravo, quien deja un serio paquete a la gobernadora entrante, Margarita González Saravia.
En todo su gobierno, Blanco Bravo nunca dejó de ocupar el último lugar del Ranking, de la casa encuestadora Consulta Mitofsky.
Es decir, los morelenses al medir el desempeño y la popularidad del entonces gobernador de Morelos, siempre lo calificaron como el peor que tuvo el estado, esto sin mencionar el baño de sangre en que deja la entidad con más de seis mil homicidios.