El presidente ucraniano sabe del poder de la comunicación en estos momentos de proliferación de las redes sociales

Raúl García Araujo | @araujogar

A 20 días del inicio de la invasión rusa a Ucrania, Vladímir Putin gana la guerra de las armas, la de las botas y los misiles, pero pierde la batalla mediática, y en redes sociales, donde es avasallado por Volodímir Zelenski, un actor, comediante, pero, sobre todo, un verdadero genio de la comunicación.

En esta cruenta e infausta guerra, el presidente ucraniano se ha erigido como un gran estratega de la comunicación; con sus mensajes cargados de gran emotividad y de gran oportunidad, y acompañados de imágenes de alto impacto, ha logrado la empatía de la comunidad internacional.

El presidente ucraniano sabe del poder de la comunicación en estos momentos de proliferación de las redes sociales y medios digitales; sabe que el que pega primero en ese terreno, pega mil veces.

Sabe perfectamente que lo que diga y acompañe con imágenes se repetirá millones de veces, haciendo más que vigente aquella máxima del propagandista de Adolf Hitler, Joseph Goebbels, quien sugería al Führer, repetir una cosa, hasta una mentira, cien veces, para que se convirtiera en verdad.

Y Zelenski lo hace de manera magistral, como siguiendo a pie juntillas el manual del propagandista de Hitler. Sus apariciones en redes sociales son verdaderos tiros de precisión, que golpean y dañan severamente la imagen de su adversario, Vladímir Putin, quien cada día que pasa y no logra la rendición de Ucrania, se acerca más al fracaso, lo cual lo torna más peligroso porque en su desesperación, puede cometer una locura de vaticinios inimaginables.

En su estrategia comunicacional, Volodímir Zelenski eligió primero a su pueblo; a él se dirigió para pedir su apoyo para no permitir la invasión, para expulsar al enemigo.

Como parte de su estratagema comunicacional, el actor, comediante y político en ciernes, se enfundó en su uniforme militar, con lo cual motivó a sus connacionales a tomar las armas y emprender la defensa de su territorio, de su pueblo.

Volodímir Zelenski seguramente no ha disparado un solo tiro, ni lo hará, pero el daño que ha ocasionado a Rusia y a Putin, ha superado con creces lo que habrían ocasionado diez misiles a sus enemigos.

Como parte de esa misma estrategia, ha difundido escenas reales o truqueadas de naves derribadas por el Ejército ucraniano, lo cual levanta enormemente el ánimo de los suyos, y pretende minar en la misma proporción el de sus enemigos.

Al mismo tiempo se ha mostrado al mundo (vía las redes sociales) indulgente; exhibe a los soldados rusos apresados, recibiendo buen trato de los suyos, los alimenta, y les permite comunicarse con sus familiares para que les digan que están bien, que son bien tratados, y algunos se dicen, incluso, arrepentidos de participar en una guerra, que no es suya, que es la de Putin. Emoción pura.

Las grandes dotes de actor y comediante, sumadas a su gran carisma y habilidad inaudita para comunicar, han hecho que los mensajes de Volodímir Zelenski calen hondo en el imaginario colectivo del mundo.

De la misma forma, se dirige a la comunidad internacional, primero para solicitar apoyo, luego para reclamar que lo están dejando solo, en particular se refiere a Occidente.

Participa en reunión virtual con el Parlamento Británico y lo ovacionan de pie durante varios minutos, al invocar a Winston Churchill y usar frases cortas, muy emotivas, que todo mundo entiende, como lo recomienda Goebbels.Esas imágenes dieron la vuelta al mundo y se repitieron hasta el cansancio.

Hace ver a los rusos como desalmados y faltos de ética militar al exhibir un presunto ataque a un hospital donde hay mujeres embarazadas, una de las cuales murió junto con su bebé en el vientre, en otro ataque perpetrado por los rusos. De nueva cuenta, las imágenes son dramáticas, avasalladoras.

Por último, una jugada verdaderamente magistral del presidente ucraniano, en términos de comunicación, lanza mensajes en redes sociales a los rusos, apelando a su conciencia sobre el genocidio que se comete contra su pueblo.

Su objetivo es dividir a los rusos, y lo está logrando, se está ganando la empatía de muchos de ellos, sobre todo de las madres, esposas, hermanas e hijas de los soldados rusos.

En fin, lo anterior es una apretada interpretación de quién se está erigiendo como un genio de la comunicación en la era digital; sus mensajes, reproducidos millones de veces a lo largo del mundo, están dañando seriamente a Vladímir Putin, quien, de prolongarse el conflicto, corre el riesgo de quedarse solo, como Hitler, o de sufrir un atentado motivado por el embeleso de los mensajes de su oponente.