Pidió 45 días para “pacificar” Teocaltiche. Apenas han pasado 17 y ya mataron a varios funcionarios municipales.
Raúl García Araujo @araujogar
A Cecilia Ruvalcaba la asesinaron a balazos dentro del hospital donde trabajaba como jefa de enfermeras. No fue en la calle, ni en un operativo, ni en una confusa balacera: fue dentro de una institución pública, mientras cumplía su deber.
No era sólo regidora de Movimiento Ciudadano. Era madre de tres hijos, enfermera de profesión, y una mujer que había aspirado a gobernar su municipio. Pero eso no bastó para protegerla. Porque en Teocaltiche, no hay Estado. Hay abandono. Y el principal responsable se llama Pablo Lemus.
El gobernador pidió 45 días para “pacificar” Teocaltiche. Apenas han pasado 17 y ya mataron a varios funcionarios municipales. ¿Este es el plan? ¿Este es el “trabajo coordinado” con los tres niveles de gobierno? La única constante es la impunidad: ocho funcionarios asesinados, cinco desaparecidos, y ni un solo detenido. Pero eso sí, Lemus no pierde oportunidad para salir ante los medios a emitir frases huecas, condolencias de cartón y promesas sin fondo.
Cecilia no recibió protección, a pesar de que era figura pública en un municipio en guerra. Fue asesinada sin que hubiera una patrulla cerca. ¿Dónde están los operativos que tanto presume el gobernador? ¿Dónde están los resultados? ¿Dónde está el Estado? En Jalisco, al parecer, el gobierno sólo existe en boletines de prensa.
Lo más indignante es el doble discurso. En otros casos de funcionarios asesinados, el gobierno estatal ha insinuado vínculos con el crimen organizado, como si eso justificara la ejecución. Hoy, que matan a una mujer intachable, madre, enfermera y política, no les queda más que guardar silencio. ¿Cuántas vidas más deben perderse para que el gobernador actúe con seriedad?
La verdad incómoda es que Lemus ha fracasado. Fracasó como alcalde de Guadalajara al heredar una ciudad hundida en violencia. Y ahora fracasa como gobernador, siendo incapaz de dar seguridad a una región que clama auxilio desde hace años. Pero su ambición política, esa sí, no tiene pausas. Busca construir su imagen nacional mientras su estado se desangra.
Teocaltiche no necesita más discursos. Necesita justicia. Necesita resultados. Necesita un gobernador que no huya cada vez que hay balazos, que no esconda su ineptitud tras discursos de “tarea pendiente”.
Pablo Lemus ya no es sólo un gobernador ausente. Es cómplice por omisión. Y esa omisión se paga con sangre.