Todos los implicados se lavan las manos, algunos como Sheinbaum buscan la presidencia mientras Florencia Serranía está ilocalizable

Raúl García Araujo | @araujogar

Se cumplió un año de la tragedia en la Línea 12 del Metro, y lo único real para todos, es la muerte de 26 personas y un centenar de heridos, por el derrumbe de un tren en la interestación Tezonco/ Los Olivos.

Y de los responsables, nada; el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, muy campante y con un alto grado de cinismo, se destapa como candidato presidencial, en la víspera de esa fecha fatídica. Su director del Metro, el inepto politécnico, Francisco Bohórquez, ni sus luces.

Miguel Ángel Manera y su director del Metro, el gatopardo (priísta, perredista, newalancista, y lo que se acumule, según se ofrezca) Jorge Gabiño Ambriz hacen lo propio.

Como buenas avestruces, meten la cabeza, justo cuando se avecinan las tempestades.

Y de Claudia Sheinbaum y su directora del Metro, la de lenguaje florido y trato despótico, Florencia Serranía, ni qué decir; la primera candidateándose a la presidencia, y la segunda, extraviada, ilocalizable, no se le ubica ni por la Alerta Amber.

Solo conocemos de aplazamientos de las audiencias del juez que lleva el caso, pero sin que hasta el momento nadie tenga sus respectivas sanciones, y lejos, muy lejos, estamos que alguien de ellos pise la cárcel.

No escuchamos algún mea culpa o solidaridad de los tres jefes de Gobierno que están involucrados de manera directa o indirecta con el accidente.

No, nada de eso, ni les importa el luto de 26 familias que el 3 de mayo de 2021 utilizaron el Sistema de Transporte Colectivo Metro para ir a su trabajo o casa, pero no llegaron, ya que en el traslado se encontraron con la muerte.

Pero entremos al detalle. El canciller, Marcelo Ebrard Casaubón, quien vendió con bombo y platillo la construcción de la Línea Dorada cuando fue jefe de Gobierno (2006-2012) anda de gira en Estados Unidos, tratando de solucionar el problema migratorio con las autoridades norteamericanas.

El senador del PRD, Miguel Ángel Mancera, guarda silencio cómplice, a pesar de que estaba en sus manos, cuando estaba al frente de la Jefatura de Gobierno (2012-2018), poner tras las rejas a Ebrard Casaubón, ante las miles de evidencias e irregularidades que encontró en la edificación de la Línea 12.

De menos Mancera -y su gatopardo, Jorge Gabiño-, es cómplice de la tragedia; de hecho, fue reacio a cerrar esa Línea, no obstante, los dictámenes técnicos que así se lo exigían, y a pesar de que se podía presentar otra tragedia, tal vez de consecuencias mucho más graves.

La morenista Claudia Sheinbaum Pardo no ha tocado ni con el pétalo de una rosa a su directora del Metro, Florencia Serranía. Funcionaria responsable de la operatividad y mantenimiento de tan primordial sistema de transporte público en la Ciudad de México y que el día de la tragedia, llegó tarde al lugar de los hechos, justo cuando la situación ya estaba controlada.

La actual jefa de Gobierno le apuesta a resolver el tema con dinero. Sí, la también aspirante a la candidatura presidencial, asegura que, con acuerdos reparatorios, se les ha hecho justicia a las víctimas de la Línea 12.

Para esto, el gobierno que encabeza ha sacado de las finanzas públicas de la capital del país, 370 millones de pesos y otros 45 millones del Metro, para pagar indemnizaciones a los deudos.

Con la “sensibilidad humana” que caracteriza a Sheinbaum Pardo reconoce que no hay ningún funcionario detenido por estos hechos y, por ende, abrió la cartera.

A mi parecer no hay dinero que pague el abrazo de un padre, de una madre o de un hijo que murieron en este accidente, que pudo ser evitado, si las autoridades correspondientes hubieran hecho su trabajo.

Usted, jefa de Gobierno, puede seguir entregando 251 becas mensuales del DIF, otras 21 para escuelas particulares, dar empleo a cien personas en su administración y demás recursos, pero no le alcanza para quitar la pena que viven 26 familias porque ya no está en casa su familiar.

Ustedes son responsables por omisión de la tragedia, a pesar de que Marcelo Ebrard Casaubón, quien también aspira a la presidencia de la República en 2024, diga que él no era responsable de poner “los tornillos” de la obra.

A la lista de responsables hay que sumar al senador Miguel Ángel Mancera, puesto que a pesar de tener en sus manos las armas legales para llevar tras las rejas a su antecesor, ante el cúmulo de irregularidades que encontró en la construcción de la Línea 12, no hizo nada.

Utilizó el problema como arma política, claro aconsejado por el grupo de perredistas corruptos, mejor conocido como “Los Chuchos”, encabezado por Jesús Zambrano Grijalva (alias, el masca balas) y Jesús Ortega Martínez, para estar chantajeando a Marcelo Ebrard Casaubón.

Y en su imaginario, así, primero apoderarse de lo que hoy en día es tan solo un esqueleto, rémora y basura como instituto político, el PRD.

En su plan, estaba también echarlo fuera del país, lo cual sí consiguió; pero nunca, atendió el problema de raíz.

Seguramente no veremos sino hasta después de 2024 que algunos de los responsables vayan a la cárcel, ya que la desgracia de la Línea Dorada, será utilizada por la oposición o la Alianza por México como arma política para quien consiga a candidatura presidencial de Morena: Claudia Sheinbaum Pardo o Marcelo Ebrard Casaubón.

Aunque también están marcados por la tragedia, porque dos de los suyos, Miguel Mancera y el priista, perredista y nuevoalisncista, Jorge Gabiño Ambriz, también tienen un importante grado de responsabilidad en el tema.

En ese entendido, se le presenta al presidente Andrés Manuel López Obrador la figura del secretario de Gobernación, Adán Augusto López, como su verdadero sucesor en la primera magistratura del país.

Ya que él, hasta ahora, no tiene en su carrera como servidor público una desgracia que lo persiga como los fantasmas que deben asolar a los anteriores, o no lo deje dormir. El tiempo nos dará o no la razón.

En Cortito: La alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas es responsable de la brutal agresión que sufrió el joven a manos de un cobarde indigente y drogadicto, en la colonia Roma. Y lo es por doble partida, primero por no contar con un programa que de seguimiento a los indigentes que pululan en su alcaldía, varios de ellos agresivos, como lo refieren los vecinos de las colonias Roma, Condesa y Juárez.

Y segundo, porque un pedazo de concreto de la dimensión del que fue usado por el sujeto agresor no debe estar a flor de pavimento, como lo estuvo el día de la agresión.

Y he ahí su doble responsabilidad, quienes viven, visitan, prestan algún servicio o trabajan en esas colonias (Roma, Condesa y Juárez) se la pasan sorteando las grietas y los innumerables montículos de piedras y tierra apostados por todas las calles que están destrozadas por supuestas obras que llevan paradas desde hace varios meses.

Más allá de las molestias que esto ocasiona a los restauranteros, quienes junto con Sandra Cuevas son también responsables porque tienen las jardineras sin gota de agua (salvo honrosas excepciones) y por tanto afloran los pedazos de concreto y tierra (que como polvo comen juntos con los alimentos, quienes acuden a las fondas y restaurantes de esas zonas), lo cierto es que estas piedras pueden ser usadas como armas en contra de quienes están en el momento y el lugar inadecuado.

La insensibilidad de Sandra Cuevas es mayúscula, toda vez que una buena parte de ese arsenal pétreo se encuentra a escasos metros de Paseo de la Reforma, por donde se manifiestan innumerables contingentes, la mayoría de ellos infiltrado por jóvenes, hombres y mujeres violentos, que de encontrarse esa cantidad de piedras, las consecuencias serán inimaginables.

Por eso, y por otras razones, Sandra Cuevas es responsable de lo sucedido en ese hecho, que de milagro no llegó a la fatalidad, y por lo menos en la conciencia de esta funcionaria y de quienes la postularon, debería ser como un zumbido y el moscardón.