Al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, no le importó violar la ley electoral con tal de quedar bien con AMLO

Raúl García Araujo | @araujogar

La consulta para la revocación del mandato del próximo domingo 10 de abril se ha convertido en la manzana de la discordia para impulsores y detractores de la misma.

A unos días de su celebración, se han perdido todas las formas de civilidad, pero también de legalidad.

Unos, abiertamente; otros subrepticiamente, pero todos han claudicado en aras de lograr su propósito. El pasado fin de semana quedará marcado por las violaciones contumaces a la ley.

La promoción de la revocación del mandato que hizo el pasado sábado, en Sonora, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández deja de manifiesto que Morena y aliados están dispuestos a jugarse el todo por el todo, cuando en realidad solo faltan unas horas para que se desarrolle esa jornada, que marcará un parteaguas en la historia democrática del país, por lo inédito del ejercicio.

El haber incluso anticipado la desaparición del Instituto Nacional Electoral ante otros funcionarios y las dirigencias y militancias de Morena, eleva el termómetro del caldero, al punto de ebullición.

«Esos ya se van, y los vamos a ver pasar ahí, por el frente con la cola entre las patas», en alusión a los consejeros electorales.

Las críticas de los opositores al responsable de la política interna del país, no se hicieron esperar. Y les asiste la razón porque el secretario de Gobernación tiene entre otras atribuciones la de mantener la Gobernabilidad del país, y para ello su capacidad de interlocución debe ser infinita.

Sin embargo, lo expresado en ese mitin de promoción de la revocación del mandato, no lo deja bien parado ante sus interlocutores.

En cambio, sí lo deja bien posicionado ante su jefe supremo, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, y también lo catapulta en el ánimo de la sucesión presidencial.

Incluso, lo hecho y dicho por el secretario de Gobernación en Sonora lo ubica en estos momentos como el puntero en esa carrera, en la que falsamente ha dicho que no le interesa.

Pero claro que le interesa, y más le interesa al presidente, dejar a alguien que le garantice la continuidad de la Cuarta Transformación, pero, sobre todo, alguien que le garantice la tranquilidad emocional que él no les ha dispensado a sus antecesores.

Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, han sentido pender sobre sus testas la espada de Damocles que empuña el presidente, Andrés Manuel López Obrador.

Y claro que eso no quiere López Obrador, él quiere, en su último tramo de vida, la tranquilidad que le permita acostarse en la hamaca, leer, escribir algunos libros, y con toda seguridad sus memorias, como lo hizo en su momento el expresidente José López Portillo, a las que intituló, en dos gruesos tomos, «Mis tiempos”.

Pero volvamos a lo sucedido en pasado fin de semana, que fue la utilización de una aeronave militar en labores de promoción de la revocación del mandato, y a la espera de abordarla el comandante de la Guardia Nacional, Luis Rodríguez Bucio, el secretario de Gobernación, el subsecretario de seguridad, Ricardo Mejía Berdeja, entre otros funcionarios.

Ese hecho es sumamente grave en términos de democracia y de legalidad. Significa un retroceso. Sin embargo, del otro lado, no han sido un dechado de aseo y sanidad, precisamente. El árbitro, que pretende serlo solo de un lado, no lo es, con los otros.

El INE, a regañadientes preparó esa consulta, escatimó recursos para la celebración de la misma, y alegando insuficiencia presupuestal, solo decidió instalar 157 mil casillas.

De la misma forma escatimó recursos para la difusión de la consulta, ésta apenas pintó en los medios de comunicación, y al final del proceso.

En cuanto a la fecha elegida, casi coincide con el sábado de gloria o el domingo de resurrección, cuando la ciudadanía está más preocupada y ocupada en sus vacaciones, que en ir a votar si debe o no continuar en el cargo el presidente.

El presidente Lorenzo Córdova y el consejero, Ciro Murayama, con las cámaras, micrófonos y plumas disponibles en todos los medios, advierten y amenazan a los del gobierno y Morena, a quienes los tildan de violadores contumaces de la ley por promocionar, cuando según ellos, no deben, la revocación del mandato.

En cambio, se muestran complacientes en grado superlativo cuando lo otros, los adversarios de la 4T, denostan, atacan y llaman a no votar el próximo 10 de abril.

En estas líneas le muestro las dos caras de la moneda de lo que rodea a ese ejercicio inédito, juzgue usted estimado lector quien tiene la razón, y en función de eso ejerza o no su derecho al voto.

En Cortito: Nos cuentan que se empiezan a mover los grupos de Morena a poco más de un año para elegir a su candidato a gobernador en el Estado de México. La incitación política se debe a la publicación de un estudio de opinión denominado “Encuesta de Clima Político Gubernatura Estado de México 2023” hecho por la empresa Mendoza Blanco y Asociados. En la medición, la secretaria de Educación, Delfina Gómez Álvarez, y el presidente municipal de Ecatepec, Fernando Vilchis Contreras, encabezan las preferencias entre los aspirantes al cargo. Según la encuesta, Morena cuenta con una preferencia electoral bruta de 39.5% contra 19.4% del PRI, 7.4% del PAN, 4.9% de Movimiento Ciudadano, 3.4% del PRD, 3.0% del Partido Verde, 2.4% del PT, 1.6% de Nueva Alianza y 7.6% de indecisos. Habrá que estar muy atentos al trabajo político que hará el gobernador Alfredo del Mazo, pues en su escenario no ve que su partido pueda perder la elección en 2023.