El pleito con Carlos Loret demuestra su enojo, lo hace ver fuera de sí y dispuesto a violar la ley

Raúl García Araujo | @araujogar

El pleito casado que trae el presidente Andrés Manuel López Obrador con el periodista Carlos Loret de Mola está llegando a un punto destructivo que no solo afecta a la libertad de expresión,sino que también podría dañar a los medios de comunicación del país.

De entrada, se lo digo, este pleito lo tiene perdido el presidente porque demuestra su enojo, lo hace ver fuera de sí y dispuesto a violar la ley.

En la batalla campal por los lujos en los que vive José Ramón López Beltrán en Houston, el inquilino de Palacio Nacional no solo ha lanzado amenazas al periodista, sino también a los dueños de los medios de comunicación, en donde Loret de Mola desarrolla su trabajo periodístico.

Desde el púlpito presidencial, López Obrador, pidió al Instituto Nacional de Transparencia una investigación sobre el origen del dinero que gana el comunicador, pues asegura que viene de grupos de poder que quieren en todo momento dinamitar la Cuarta Transformación.

Sin embargo, lo importante se centra en la pregunta de la reportera de Radio Fórmula, Sara Pablo, acerca de porqué el INAI debe investigar a Carlos Loret de Mola, ya que él no es servidor público.

Fue entonces, cuando el presidente lanzó la primera amenaza velada para los medios de comunicación del país, al señalar que las empresas donde trabaja son entes públicos al ser concesiones del Estado.

Es decir, el presidente más poderoso y popular de México, tiene en su imaginario, retirar a estas empresas de telecomunicaciones su concesión pública, afectando no solo al periodista, sino a miles de comunicadores que trabajan en ellas.

 

Ojalá no lleguemos a esos excesos. Lo que, si veremos en estos días, es que el Gobierno de la República castigará y cerrará la llave de los recursos públicos que tiene destinados para el pago de publicidad gubernamental por más de 2 mil millones de pesos.

De concretarse la amenaza, veremos a cientos de conductores, reporteros, redactores y productores en la calle, ante la falta de una fuente de empleo, ya que lamentablemente, la mayoría de las compañías periodísticas de México están sujetas a la publicidad del gobierno.

El presidente López Obrador está enojado y en su rabia por Loret de Mola, podría afectar a la base trabajadora del periodismo, que no gana, como el comunicador de Latinus.

Por cierto, en redes sociales hubo varios comentarios de compañeros reporteros que haciendo eco de la petición del mandatario de transparentar ingresos, dijeron sí, a ver si al darse cuenta de lo precario de los sueldos, se da cuenta la gravísima crisis que atraviesa el gremio.

El pleito del presidente ha rebajado su investidura y deja ver el gran enojo del tabasqueño quien, como lo indican las encuestas, al no controlar el discurso, pierde popularidad.

Espero que el mandatario deje de escuchar los consejos de los grupos radicales de la 4T, que en todo momento han alimentado la sed de venganza contra los periodistas que son críticos al movimiento de transformación del que hablan.

Ojalá, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, pueda acercarse al oído del presidente para hacerlo entrar en razón para dejar de lado la confrontación con los comunicadores, ya que ésta lo está ubicando en el mundo como uno de los mandatarios que más ha atacado la libertad de expresión.

Y esto, en un contexto en el que han asesinado a cinco periodistas en el país, en los primeros 45 días del año, algo nunca antes visto.

En tanto, el presidente López Obrador, sí debe llamarle la atención a su hijo José Ramón López Beltrán, por no cuidar las formas de vivir, pues la opulencia en la que vive en Houston, contrasta y mata el discurso de austeridad que, por años, ha predicado el jefe del Ejecutivo federal, que ahora lo tiene sentado ahí en la silla presidencial.

Y la defensa que hace de su hijo, echa por tierra, las palabras de su toma de posesión como presidente de México, al señalar que no saldría en defensa de nadie ni de sus propios hijos y hoy, tiene echado todo el peso del estado contra un solo periodista.

Hago votos porque el presidente López Obrador dedique el tiempo que le queda al frente de la presidencia a gobernar y que permita que los periodistas hagamos nuestra parte que es informar y denunciar los abusos del poder.

También espero que no se cumplan las amenazas lanzadas por el mandatario, pues de ser así, será el responsable de cavar la tumba del periodismo en nuestro país.En Cortito: Ante la ola de violencia desatada en el país, la cual ya no solo comprende a Jalisco, Michoacán, Morelos, Guerrero, Tamaulipas, Zacatecas, sino también a Colima, que hoy en día es tierra del crimen organizado, urge que las fuerzas armadas hagan de verdad su trabajo.

Ante las múltiples balaceras que a diario suceden y son difundidas en todos esos estados, pareciera que el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional, son meras figuras decorativas y sus elementos soldaditos de plomo.Su actuación está en entredicho, su labor de inteligencia es de risa, y lo que pasa en el país ya raya en la locura; los criminales ya usan estrategias de guerra, como ocurrió con la mina colocada en la comunidad de el Aguaje, en Michoacán, y que cobró la vida de un campesino y dejó herido a otro. Y las fuerzas armadas, bien gracias.Nos dicen que la desgracia que vive en materia de seguridad Zacatecas ha llevado a los gobiernos de otros estados a hacer chistes crueles. Nos cuentan que, en varios gobiernos, cada que amanecen con malas noticias, se consuelan diciendo: bueno al menos no somos Zacatecas.