El presidente López Obrador tiene claro que Ricardo Monreal no será candidato; no confía en él

Raúl García Araujo | @araujogar

Ricardo Monreal está obsesionado con ser candidato presidencial, hace circo, maroma y teatro para lograrlo.

Seguro lo logrará, pero no por Morena, y de ahí no pasará.

A pesar de que asegura que convencerá al presidente Andrés Manuel López Obrador de que es el mejor, lo cierto es que cada paso que da en ese rumbo, más hunde sus aspiraciones, porque lo insertan en la alineación de los vulgares ambiciosos, que el primer mandatario detesta.

Y en este contexto se explica el show que armó la semana pasada con el popular boxeador mexicano Saúl “Canelo” Álvarez en el Senado de la República.

Viejo lobo de mar que es, gran político, pero fraguado a la mala, con todas las mañas que caracterizan a los personajes más oscuros del priismo, Monreal hizo de la nada un evento que lo llevó a las redes sociales y a todos los espacios informativos del país, y varios de Estados Unidos, pues el “Canelo” había ganado allá, apenas unos días atrás, una más de sus peleas.

Y por eso lo hizo, había que figurar, había que hacer circo, maroma y teatro, había que arrancar algo de reflectores para sí, precisamente en momentos donde el presidente López Obrador participaba en Washington en una cumbre internacional, junto con sus homólogos de Estados Unidos y Canadá, Joe Biden y Justin Trudeau, respectivamente.

En la reunión trilateral donde también participaba, por cierto, Marcelo Ebrard Casaubón, uno de los suspirantes a la candidatura presidencial por Morena.

El show le salió a pedir de boca al senador Ricardo Monreal, quien ante su necedad insistente obligó al “Canelo” Álvarez a ponerse los guantes, para la foto, sabía de los efectos publicitarios inmediatos de ésta.

El joven deportista tiene una gran fama, no comprada, labrada golpe a golpe, y esto lo sabe el pugilista político zacatecano, quien para ello se valió de inventar un reconocimiento al entrenador de éste, Edy Reynoso, también zacatecano, hoy su amigo (?).

Y por supuesto Monreal, fiel a sus intenciones visibles, quedó bien con tod@s en el Senado, cuyo circo fue fenomenal para sacarse la foto.

Legisladoras y legisladores de todos los partidos se empujaban, arremolinados, cual, si fueran niñ@s, para sacarse la foto con el rock star, ignorando las recomendaciones de la Secretaría de Salud, cuyo titular, Jorge Alcocer, en breve, dejará la dependencia, ante su incapacidad manifiesta.

Reacio a entender que él no será el candidato por Morena, continúa, en los hechos, enfrentando al presidente de la República, quien acusó recibo de la afrenta del zacatecano con su jugada, sacada de la chistera, en los momentos precisos en los que él sostenía reuniones bilaterales y trilaterales con Joe Biden y Justin Trudeau.

Ese hecho no fue aislado, fue acompañado de entrevistas a modo, con periodistas afines, de esos que tanto gustan al zacatecano, donde dijo que él buscará convencer al presidente de que es la mejor carta.

Entrevistas pactadas desde las que envolvió una advertencia: que se convertirá en realidad, que lo han buscado los del bloque opositor para ofrecerle ser su abanderado, pero que él «de momento» ha decidido insistir la búsqueda por la vía de Morena.

El presidente López Obrador también ha acusado recibo de la amenaza de Monreal, que no será abanderado moreno por eso, por su fragilidad ideológica, su maleabilidad de principios y su deshonestidad a flor de piel.

Porque todo lo anterior, mezclado en un gran perol político, harían estallar a la 4T, con él retornarían los sobornos abiertos a la prensa, directivos y periodistas, como pago de favores recibidos; la corrupción y canonjías para empresarios; la reversa para las reformas de este gobierno; la reivindicación de los intelectuales orgánicos de otros sexenios, en fin, un freno de mano para la Cuarta Transformación

Eso lo sabe el primer mandatario, y también Marcelo Ebrard Casaubón, con quien también retornaría todo lo anterior, pero con más elegancia, con menos vulgaridad.

A lo anterior hay que añadir que la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, sigue sin pintar en el espectro de la sucesión, por el contrario, en su afán de querer sobresalir, comete tropiezo tras tropiezo.

El más reciente, la entrevista que ameritó la portada para el periódico ibérico El País, en la que, contrario a lo que desea el presidente, se proyectó como totalmente “Fifí”.

Y la pregunta es: ¿Qué no leyó políticamente lo que le sucedió en su momento al hombre más cercano al presidente, César Yáñez? ¿O recientemente a la mejor pieza del gabinete de la 4T, Santiago Nieto?

Todo hace indicar que no, que su miopía sensorial izquierdosa la hacen ignorar conceptos que el mismo inquilino de Palacio Nacional tiene muy en cuenta, y más aún, reproduce, como aquel del ideólogo del priismo, Jesús Reyes Heroles, de que en la política la forma es fondo.

Y efectivamente eso sucedió con esa portada, esas fotos, esas poses implican un fondo.

¡Vaya errores de primaria! de los suspirantes.

Lo de Sheinbaum hará irremediablemente que los reflectores apunten con mayor fuerza hacia la Secretaría de Gobernación, cuyo titular, Adán Augusto López Hernández, no obstante, parece no estar interesado, al menos por el momento.

En Cortito: En Corto, llega a su tercer aniversario gracias a Eje Central, a su director, Raymundo Riva Palacio, que generosamente me ha brindado su honroso espacio, y a usted, estimado lector, que cada miércoles distrae su atención para leer las líneas temáticas que con mucho gusto preparo para usted, que es mi principal objetivo… Nos cuentan que Luis Antonio Ramírez Pineda, ha puesto muy nerviosos a las y los otros aspirantes al gobierno de Oaxaca. Y es que el presidente, Andrés Manuel López Obrador está muy contento con su trabajo al frente del ISSSTE, pero sobre todo no olvida que el hijo del exgobernador, Heladio Ramírez, fue de los pocos legisladores del PRI que votó en contra del desafuero que le prepararon el expresidente Vicente Fox, la Suprema Corte y los legisladores del PRI y del PAN. Ramírez Pineda tuvo que enfrentar entonces el embate de su partido, pero se mantuvo firme, y votó en contra del desafuero que dejó a López Obrador fuera del gobierno del entonces Distrito Federal, y a un paso de la cárcel.