En nuestro país el Poder Judicial y las instancias encargadas de procurar justicia son capaces de meter a la cárcel a un inocente

Raúl García Araujo | @araujogar

La batalla que emprendieron contra el Estado mexicano Alonso, Ana Paula y Gonzalo Castillo Cuevas, terminó el lunes al ganar en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Su madre Alejandra Cuevas Morán dejó la prisión después de vivir ahí 17 meses; y tampoco hay delito que perseguir contra Laura Morán, una mujer de 94 años. La lucha de Alonso, Ana y Gonzalo por más de año y medio, puso en evidencia las corruptelas en que se mueve la justicia en México.

Sí, en nuestro país el Poder Judicial y las instancias encargadas de procurar justicia son capaces de meter a la cárcel a una persona inocente y, lo que es peor, inventar un delito, como concluyó la Corte.

Más allá de que el titular de la FGR haya usado su poder e influencias para acusar a dos mujeres de homicidio, que ya de por sí es muy grave, tiene mucho que explicar la fiscal de la Ciudad de México, Ernestina Godoy, quien para darle gusto a Gertz, acusó penalmente y corrió a dos Ministerios Públicos que desde un inicio consideraron que no había elementos para enjuiciar a Laura Morán y su hija Alejandra Cuevas.

A todas estas corruptelas e injusticias se enfrentaron Alonso, Ana y Gonzalo por 17 meses, hasta conseguir la libertad de sus familiares.

El camino no fue sencillo, ya que acudieron a todas las instituciones del Estado para convencerlas que tanto Laura y Alejandra eran inocentes.

Al principio no fueron escuchados e incluso, sus detractores, empezando por su acusador, el fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero hicieron todo para desacreditarlos. Ante el escenario adverso, ellos, recurrieron a las redes sociales y medios de comunicación para levantar su voz con un grito de auxilio.

Después de 17 meses, lo lograron. Con su clamor y lucha diaria, consiguieron lo imaginable en nuestro país, la libertad absoluta de Alejandra y dejar sin efecto una orden de aprehensión contra Laura Morán.

Hoy la Suprema Corte de Justicia de Nación alienta un discurso de que, en este caso, actuaron con rectitud, basándose en los principios de independencia y justicia, lo cual es mentira y una ofensa para los mexicanos.

Le digo esto, por una sencilla razón, los ministros de la Corte, se vieron forzados a cambiar el sentido de su resolución por la presión social y mediática que lograron los hijos de Alejandra Cuevas Morán.

La élite de la SCJN siempre mostró su indiferencia en este caso y fue la presión social que los obligó a tomar cartas sobre el asunto. En muchas ocasiones Alonso, Ana y Gonzalo no fueron escuchados, menos recibidos por estos juristas, ya que ven con desprecio a los que no son de su clase.

A pesar de la indiferencia, su lucha no menguó, al contrario, les dio mayor fuerza como la de un búfalo. La negación, en su momento, de los ministros de la SCJN para revisar su caso, los catapultó hasta convertir su causa en un tema de interés nacional.

Incluso, el propio presidente Andrés Manuel López Obrador se vio obligado a tocar el asunto en su conferencia mañanera, en donde solicitó que un juez se pronunciara al respecto y ayer dijo que los ministros actuaron con total independencia.

Sin embargo, lo que el mandatario no ha reconocido ni lo hará es que el fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero utilizó la fuerza de su cargo público para meter a la cárcel a sus propios familiares. Eso, presidente López Obrador no es la justicia pronta y expedita, eso se llama abuso de autoridad contra una familia mexicana.

La presión política y mediática que obligaron a los ministros de la Corte a resolver en este asunto, vino después de la revelación de un audio entre Gertz Manero y el fiscal de Control de Competencia, Juan Ramos.

En la grabación, el propio titular de la FGR se quejó de un proyecto del ministro Pérez Dayán que iría en el sentido de dejar en libertad a Alejandra Cuevas Morán, acusada del homicidio de Federico Gertz Manero.

Fue el escándalo, lo que obligó a todos los ministros de la Corte a replantear el asunto para otorgar un amparo liso y llano para Alejandra Cuevas Morán y Laura Morán.

Y no fue para hacer justicia, sino para detener la herida profunda de que la SCJN no actúa con independencia y autonomía. El reconocimiento no es para los integrantes de la Corte, sino para Alonso, Ana y Gonzalo que lucharon durante 17 meses, logrando lo incansable en México: Justicia.