El primero de octubre, López Obrador deja la Presidencia de la República, en manos de Claudia Sheinbaum Pardo, que tendrá la difícil tarea de unificar una nación que fue dividida por uno de los mandatarios más populares de la historia reciente
Raúl García Araujo | @araujogar
El presidente Andrés Manuel López Obrador va a terminar su mandato así como lo empezó: con un país dividido, entre los suyos, que lo apoyan ciegamente, y los «fifis» o «neoliberales», esos mexicanos que nunca comulgaron con su forma de hacer política.
A lo largo de este sexenio, la confrontación fue el sello de la casa presidencial. Encontró en la conferencia de prensa mañanera el mejor instrumento mediático y de propaganda para llamar a sus huestes, pero también para confrontar, amenazar y golpear a sus adversarios políticos.
Desde el atril de Palacio Nacional, el presidente López Obrador dio el visto bueno para que la polarización sentará sus bases entre la sociedad mexicana para dar paso a la lucha de ideas entre sus seguidores y la otra ala de mexicanos que cuestionan cada una de sus propuestas de gobierno.
A unos días de dejar la Presidencia de la República, lo que uno se pregunta es qué hubiera sido del país si López Obrador hubiera marcado, desde su poderosa herramienta de comunicación política “la mañanera”, un espacio de diálogo, a pesar de las diferencias ideológicas.
El escenario en este momento es el de un país dividido, entre quienes no están de acuerdo con la Reforma Judicial que impulsa; con la otra parte de la sociedad, sus “leales” que a mano alzada gritaron en la Plaza de la Constitución -el pasado domingo- que fuera “el pueblo bueno” el que libremente elija a los jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial.
El presidente López Obrador lejos de llamar a la cordura y al diálogo para que las partes involucradas se sentarán a negociar para sacar adelante una Reforma Judicial de unidad, más bien se plantó en su necedad de ir con la única visión de país que él tiene, en donde, los únicos malos y corruptos son aquellos que no están de acuerdo con su manera de pensar.
No hay que negar que México necesita una transformación importante tanto en el Poder Judicial como en la Corte para acabar con los privilegios con los que gozan aquellos que la integran, pero, es cuestionable que sea a través de la aplanadora morenista el modo de aniquilar a todos aquellos que se oponen a ella.
Hoy vemos en las calles de la capital del país, y también en las principales ciudades de México, cientos de hombres y mujeres que protestan y reclaman el no ser escuchados y tomados en cuenta en esta Reforma Judicial.
Hoy vemos a jueces y magistrados, así como a ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en paro de labores para tratar de llamar la atención y lograr con su lucha, una reforma que sea acorde a los actuales tiempos, sin poner en riesgo la vida institucional.
Hoy vemos también a una aplanadora morenista, integrada por diputados y senadores que con el único fin de rendirle tributo a su máximo líder andan apurados para, por la vía del “fast track”, aprobar la Reforma Judicial que tanto anhela.
Vivimos un México dividido como hace seis años, en donde para Andrés Manuel López Obrador, los únicos que le importan son los pobres, dejando a un lado a los demás mexicanos que lo único que han hecho, con su trabajo, es construir está gran nación.
El primero de octubre, López Obrador deja la Presidencia de la República, en manos de Claudia Sheinbaum Pardo, que tendrá la difícil tarea de unificar una nación que fue dividida por uno de los mandatarios más populares de la historia reciente.
En Cortito: Nos cuentan que la jefa de Gobierno electa capitalina, Clara Brugada, ha analizado a detalle cada uno de los perfiles de quien podría ocupar una de las carteras más importantes en su administración: La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México.
Nos dicen que entre los aspirantes se encuentra el ex fiscal de Campeche, Renato Sales Heredia, quien cuenta con una vasta experiencia en la materia.
Nos aseguran que Clara Brugada ve con buenos ojos la posibilidad de que Renato Sales Heredia esté al frente de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, ya que es un exfuncionario al que conoce bien y que sabe de la calidad de su trabajo en materia de procuración de justicia.
Habrá que estar atentos a tal anuncio, ya que sorprenderá a más de uno en la esfera política de la capital del país.