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Los opositores dijeron apenas principiando su sexenio y cuando pintaban ya sus programas sociales, que se trataba de un personaje enfermo de poder y que buscaría la reelección, pero se equivocaron, ya que ahora solo escribe libros

Raúl García Araujo @araujogar

El expresidente, Andrés Manuel López Obrador, pasó a la historia no por la connotación del concepto, sino porque cumplió, desapareció del escenario, se hizo ojo de hormiga, se auto desterró.

A más de un mes de dejar el poder, su poderosa y omnipresente figura no solo languideció, sino se desvaneció por completo, literal, se fue a “La Chingada”.

En efecto, el otrora presidente más poderoso de la historia reciente del país, se fue ya a su finca de Palenque, Chiapas, en medio de una absoluta discreción.

Cumplió, contra los pronósticos de sus malquerientes, se retiró, en sus términos, se jubiló.

Los opositores dijeron apenas principiando su sexenio y cuando pintaban ya sus programas sociales, que se trataba de un personaje enfermo de poder y que buscaría la reelección, pero se equivocaron, ya que ahora solo escribe libros.

El líder moral del humanismo mexicano dejó de aparecer en cualquier medio de comunicación, ya no se le ve ninguna actividad en sus redes sociales, ni tampoco se escucha su voz en alguna entrevista, ni mucho menos en medio de la celebración de su cumpleaños.

Hasta ahora ha cumplido con lo que repitió durante muchas veces en su ya célebre conferencia de prensa mañanera, de que ya no hablaría con nadie sobre política, ni tampoco daría consejos a quienes forman parte del relevo generacional de su movimiento.

Solo a su sucesora, la presidenta Sheinbaum, si así lo requería, pero de acuerdo con información obtenida por En Corto, ésta no lo ha requerido. Tan solo para felicitarlo por su reciente cumpleaños, el pasado 13 de noviembre.

Nada se sabe de Andrés Manuel López Obrador, no se le ve por ningún lado, lo único que observamos son las consecuencias de sus reformas constitucionales, que caminan rápidamente en la Cámara de Diputados y el Senado de la República.

Quizá desde su rancho de “La Chingada” estuvo pendiente del desarrollo y aprobación de su tan anhelada Reforma al Poder Judicial, que frotándose las manos, estoy seguro dirá que venció a sus adversarios con su movimiento.

Como el gran animal político que es y que lo caracteriza, sabe que consumió su venganza al poner bajo sus pies a jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pero ahora, contrario a su protagonismo, no dice nada de estos acontecimientos, tan solo deja que fluyan sus consecuencias.

Desde su finca seguro está al pendiente de su segundo golpe político-mediático que es la desaparición de los organismos autónomos como son el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI); el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval); la  Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece); el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT); la Comisión Nacional de Mejora Continua de la Educación (Mejoradu); la Comisión Reguladora de Energía (CRE), y la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), que según el líder de Morena en la Cámara de Diputados, Ricardo Monreal esta semana verán su fin.

Entonces lo que vemos es a un ex presidente Andrés Manuel López Obrador que se jubiló, dejando todavía la resaca de sus políticas públicas.

Hasta ahora ha respetado que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, vaya creciendo en su liderazgo político y de gobierno en el movimiento de la Cuarta Transformación.

Habrá que estar pendientes cuánto puede durar el silencio e inacción de López Obrador porque en una de esas decide dejar las letras para de nuevamente involucrarse en la vida pública de nuestro país.

En Cortito: Nos cuentan que en Morelos, los hermanos Cuauhtémoc Blanco Bravo y Ulises Bravo Molina, no sólo perdieron el poder político y social del movimiento de la 4T, sino que también cualquier relación pública y privada que los llevo a cometer abusos y excesos tanto en el Gobierno del Estado como en la dirigencia estatal de Morena.

En pleno sabadazo, la líder nacional del partido guinda, Luis María Alcalde con el respaldo de la gobernadora Margarita González Saravia, le arrebataron al ex mandatario morelense y su hermano la dirigencia estatal de ese instituto político.

Los máximos líderes de Morena tienen claro que los hermanos Bravo dejaron de ser activos positivos para su movimiento y que hoy representan lo peor que pueden tener entre sus filas.

Después de este golpe certero, ahora lo que vienen para estos políticos es que inicien los procesos legales en su contra, para que de una vez por todas rindas cuentas ante la justicia por los excesos y abusos que cometieron durante la gubernatura del quien fuera el ídolo del futbol nacional.

En otros temas, en la CDMX, La Profeco debe verificar las gasolineras de la colonia Carrasco, sobre Periférico Sur, dirección hacia el Oriente, ya que engañan a los automovilistas con los supuestos precios más bajos de las gasolinas, pero sus bombas inyectan mitad aire y mitad gasolina. Urge una revisión de esas y otras tantas gasolineras.