Es muy probable que en Morelos haya un voto diferenciado entre la gubernatura y la presidencia, que dejará en claro que la incapacidad y la soberbia, se pagan caras

Raúl García Araujo | @araujogar

Morelos representa un foco rojo para Morena y sus aliados, ya que entre el ánimo de los morelenses está cobrarle al gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo sus excesos, negligencia e incapacidad para gobernar.

La rabia de la gente se centra, sobre todo, en el avance del crimen organizado en la entidad que cobra, con total impunidad, la vida de gente inocente.

Apenas el 22 de enero, el Gobierno de México reportó en sus estadísticas diarias a Morelos como una de las entidades más violentas con 10 homicidios, cuando ayer, se viralizó en redes sociales el video de una niña que pedía auxilio sobre la carretera Cuautla-Cuernavaca, después de que sus padres fueron ejecutados tras un asalto.

El enojo de los morelenses va en acusar a Cuauhtémoc Blanco Bravo de ser omiso ante el incremento de la violencia y dedicar su tiempo para jugar fútbol, o lo que es peor, buscar una posición en el eventual gabinete de Claudia Sheinbaum Pardo, en caso de que la candidata de Morena gane la Presidencia de la República.

La gente espera las elecciones del 2 de junio para cobrarle, de una vez por todas, su incapacidad y soberbia para gobernar, cumpliéndose al pie de la letra, lo que tanto predica el presidente Andrés Manuel López Obrador, que algunos políticos creen que “pueden engañar al pueblo bueno”.

Lo cierto, es que, a lo largo de su administración, Blanco Bravo se ha visto envuelto en escándalo tras escándalo. En su momento, el Centro de Investigación Morelos Rinde Cuentas, lo acusó de pagar de 2019 al 2021, más de 482 millones 98 mil 825 pesos para limpiar su imagen.

Sin embargo, la peor etapa del gobernador de Morelos fue en enero de 2022, cuando el diario El Sol de México publicó una fotografía de él junto con Irving Eduardo Solano, jefe de plaza del CJNG, Homero Figueroa, líder de Los Tlahuicas, y Raymundo Isidro, líder asesinado del CJNG.

La imagen sacudió por completo su gobierno, así como a cada uno de los integrantes de su gabinete. Lo más lamentable es que después de tal revelación Morelos se tiñó de sangre, ya que, según cifras oficiales, en ese año cerró con más de mil homicidios violentos y sin una estrategia de combate al crimen, la violencia siguió tanto así que en 2023 cerró con mil 300 asesinatos.

Lo peor de todo, es que mientras Cuauhtémoc Blanco Bravo presumió en sus redes sociales que estaba jugando fútbol, en esos momentos, en la entidad que gobierna se presentaban masacres o la muerte de dirigentes sociales y políticos, situación que abría más la herida entre los morelenses que lo han señalado de dejarlos en manos de la delincuencia.

A unos meses de dejar la gubernatura, Cuauhtémoc Blanco Bravo, nunca dejó de ocupar los últimos lugares entre los gobernadores peor calificados del país.

En el Ranking de Mitofsky, de diciembre de 2023, que muestra la aprobación de los gobernadores entre los ciudadanos, Blanco ocupa, de manera vergonzosa, el último lugar, el número 32.

Lo cierto es que la forma en que ha gobernado Morelos está pegando de lleno a la aspirante de Morena a la gubernatura, Margarita González Saravia, que tiene que llevar a cuestas todos los puntos negativos del exfutbolista metido a político, como la fotografía que le comenté párrafos arriba.

Y por si no fuera suficiente su imagen negativa, su intentona por acomodar a sus allegados en las candidaturas de Morena en el estado, está generando una fuerte división al interior del partido guinda.

Es por eso, que ya empezó la desbandada de morenistas y el pasado fin de semana mil Comités de Defensa de la 4T abandonaron las filas del partido guinda para sumarse a la campaña de Lucy Meza, precandidata al gobierno de Morelos por el frente opositor.

Es muy probable que en Morelos haya un voto diferenciado entre la gubernatura y la presidencia, que dejará en claro que la incapacidad y la soberbia, se pagan caras.

En Cortito: El presidente, Andrés Manuel López Obrador, ha dicho una y otra vez, que la actual época electoral es un tiempo de buitres, lo que no dice y nunca dirá, es que esos buitres también están en las filas de su movimiento.

Le cuento lo anterior porque en Tlalnepantla, el diputado local, Max Correa, quien aspira a la candidatura a la presidencia municipal por el frente oficialista, está politizando el tema del agua potable en la población como un mecanismo de coacción del voto para el proceso electoral del 2 de junio.

Con una bandera que no le corresponde, pide a la gente de Tlalnepantla que presionen a las actuales autoridades municipales, cuando sabe, que, en algunas zonas del municipio, el problema de abasto lleva décadas y que para hacerlo se requiere de un trabajo integral de todas las instancias de gobierno.

El asunto es que el legislador Max Correa anda como “buitre” azuzando a la población con fines electorales, eso que tanto le enoja al presidente López Obrador.

Sin embargo, en uno de esos eventos provocadores, se hizo presente el actual titular del Organismo del Agua en Tlalnepantla, Rene Rodríguez Yáñez, para pedir hacer uso de la palabra y señalar que el tema del agua, “no se puede ni debe politizar” para parar de seco al legislador.

En el Congreso del Estado de México no dan una, ya que por un lado tienen a la diputada de “La Chokiza” (presunto grupo criminal), Azucena Cisneros Coss y por otro, a Max Correa que hace todo lo contrario de lo que dicta el presidente López Obrador desde su atril de Palacio Nacional.