La herencia priista sobre Ricardo Aldana, dirigente del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), es un lastre y estigma en los tiempos de la cuatroté

Israel Mendoza Pérez

Si bien su llegada a la secretaría general del sindicato petrolero fue legitimada desde Palacio Nacional, su presencia incomoda y sus actitudes muestran un arreglo forzado.

En la conmemoración del Día del Trabajo no compartió templete con el presidente y su acercamiento fue incómodo. Un saludo y una mueca mutua. Desde la semana pasada, hubo fricciones en Palacio Nacional con el dirigente sindical.

En su momento, Jesús Ramírez Cuevas, el vocero presidencial fue el encargado de señalar que el descontento en algunas secciones sindicales del STPRM eran acciones aisladas. Aunque no dejó de mencionar que Aldana acudiría a la refinería de Tula. Lo que llamó a la suspicacia en los movimientos del dirigente sindical y el descontento en las filas del sindicato petrolero.

Su presencia en las obras de la refinería de Dos Bocas, se convirtió en la invitación incómoda. “Al presidente nada más lo saludo y lo respeto”, explicó Aldana. Sin embargo, fue una semana de tensiones ya que el miércoles 27, Andrés Manuel López Obrador fue tajante al recordar “mandamos al carajo a los líderes que querían mantener los privilegios”. Con estas palabras de por medio se encontraron.

Y es que no se trata de una declaración y la anécdota. Los mensajes van más allá. Ser invitado pero no estar a lado del Presidente es una de las señales simbólicas más claras del disgusto que existe. Aún no hay libertad sindical.

En los tiempos de Vicente Fox se guardaron las formas sobre el exdirigente Carlos Romero Deschamps y lo mantuvo cerca en los eventos públicos y oficiales. Pese a que Francisco Barrio, el contralor del llamado sexenio del cambio estuvo firme en la idea de ir contra los protagonistas del pemexgate. Lo único que ganaron en esos años Aldana y Romero fue fuero bajo las siglas del revolucionario institucional.

Por supuesto que Ricardo Aldana sabe que es incómodo dese hace varias décadas para la oposición interna al sindicato y para un movimiento como el de la cuatroté. Su priismo y su cercanía con Romero Deschamps juegan un papel adverso en su carrera sindical.

Ahora, es el encargado de purificar el sindicato petrolero o por lo menos quitarle subordinación. Las dirigencias seccionales aún forman parte del grupo cercano de Romero Deschamps, Limón Rojas y Aldana Prieto. Personajes que dentro de la estructura del Comité Ejecutivo General del STPRM enquistaron cotos de poder en cada sección y sobre los que no se mueve nada sin su consentimiento.

Aldana, al parecer, será el encargado de llevar a una transición tersa. Su lugar histórico en el sindicato es el de cerrar el ciclo conocido como el de la pertenencia al PRI y la cercanía con Morena aunque para ello tenga que tragar sapos.