Las mesas de debate del parlamento abierto, sobre la Reforma Eléctrica tienen, detrás de las posturas de Morena y sus afines, la mano dura del director de CFE, Manuel Bartlett

Israel Mendoza Pérez |@imendozape

Los especialistas encargados de exponer los beneficios de la reforma traen la guía clara de la dirección de la comisión y sus argumentos son los únicos válidos. En 17 foros y más de un centenar de exponentes, la visión morenista es la de peso.
Sin la posibilidad de vincular los argumentos esgrimidos, en los foros, dentro de la Reforma Eléctrica y con una visión dictada desde Palacio Nacional, los diputados del partido en el poder se enfilan a darle un uso faccioso al Parlamento Abierto. Ofrecieron apertura, pero no inclusión de las diferentes opiniones expresadas dentro del contenido de la ley.
Si se suma la guía enérgica de Bartlett la Reforma Eléctrica camina hacia lo planeado: Una reforma marcada por el retroceso histórico y de temor hacia los inversionistas. Además de afectar la integración de las cadenas de suministro de Norteamérica; lo que sería un severo entendimiento con los socios comerciales integrantes del T-MEC.
Lo que se busca es que la CFE tenga una participación más activa en el mercado y además concentre poder económico. Lo que se ha traducido en los foros como una intervención con miras a una expropiación indirecta, pues afectaría a otros competidores; así como evitar el equilibrio de fuerzas al reducir el trabajo de los órganos reguladores.
El Parlamento Abierto es la simulación de la apertura democrática. La verdadera discusión se encuentra en los grupos parlamentarios. La discusión y cabildeo pasará después de las elecciones del 5 de junio. Y es que la coincidencia de la oposición va en sentido de que la reforma, si bien se puede necesitar, debe en línea con los mercados internacionales, en la que se combine la rectoría del Estado con el mercado y la inversión privada. Para ello se requiere de una regulación, pero justa e independiente que impida abusos, disminuya pérdidas injustificadas a los participantes. La reforma debe estimular las finanzas públicas y los programas sociales, reducir la pobreza y entrar al mercado internacional de manera más competitiva; así como generar más empleo y haya mayor bienestar más allá de las políticas públicas.
Sin embargo, uno de los riesgos que se tienen es que la CFE se convierta en una empresa que más allá de impulsar la economía comience a devorar más presupuesto. Existe el riesgo de afectar el nivel de costos en la producción de la electricidad, las tarifas al consumo, el nivel de subsidios y los requerimientos de inversión pública en el sector, especialmente si se busca el fortalecimiento de las empresas.
Estas medidas se traducen en un fuerte impacto presupuestal. Y es que, a final de cuentas, existe una necesidad real de invertir mayores recursos en el sector, pues la demanda de electricidad va a continuar en ascenso tanto por privados como mercado de uso doméstico y la oferta requerirá de fuertes inversiones, tanto públicas como privadas. De eso se ha hablado poco.