Lo trágico es que no solo la violencia va en aumento, sino también la estupidez, pues mientras familiares de las víctimas exigen al mandatario que asuma su responsabilidad, él sigue creyendo que todo va mejor que nunca

Por Luis Alberto Beltrán | Twitter: @reporteroyosoy


La violencia se ha convertido en el principal tema de la agenda política en Morelos.

Primero porque diversas asociaciones de abogados presentaron una denuncia de juicio politico en contra del gobernador Cuauhtémoc Blanco por todas las omisiones en las que ha incurrido para garantizar la seguridad de los morelenses.

Y en segundo lugar porque Cuernavaca dejó de ser uno de los destinos favoritos del turismo extranjero, pues el Departamento de Estado de Estados Unidos mantiene la alerta de viaje para los norteamericanos.

Para muestra un botón, el viernes pasado afuera de las oficinas del Servicio de Administración Tributaria (SAT) que se ubican en una de las calles más transitadas de Cuernavaca se registró una agresión a tiros en contra del dirigente del Partido Verde Ecologista, aliado de Morena y parte de la alianza de la Cuarta Transformación.

Al menos dos sicarios trataron de matar al también ex diputado local y federal, cuando salió de hacer sus trámites ante hacienda.

El pánico se apoderó de los transeúntes y automovilistas, por el riesgo de que se esto se convirtiera en un tiroteo a plena luz del día, con el riesgo de balas perdidas.

Curiosamente este atentado ocurrió a unas cuadras donde el año pasado fue ultimada a tiros la diputada local Gabriela Marín, cuyo crimen aún continúa impune.

La inseguridad rebasó al gobierno municipal que encabeza José Luis Urióstegui Salgado, el único edil que no quiso «jalar» con el gobierno del estado para estar bajo el esquema de Mando Coordinado.

Incluso el mismo Cuauhtémoc Blanco le recomendó al mismo alcalde de la capital evaluar su estrategia de seguridad y hacer los ajustes necesarios.

Pero dicen que el buen juez por su casa empieza, El Cuau se ha negado a remover a su comisionado de seguridad por ser un almirante de la Marina, pese al incremento de delitos del fuero común y los nulos resultados en prevención del delito.

Por esta y otras causales legisladores preparan ya el tema del juicio político y pretenden abordarlo antes de que concluya el periodo de sesiones.

Uno de los mecanismos y ruta de escape del ex futbolista profesional radica en repartir culpas, ya sea a los alcaldes, a su sparring favorito, el fiscal Uriel Carmona, a quien constantemente le pide que se ponga a trabajar y resuelva todos los homicidios y masacres en un abrir y cerrar de ojos.

Los crímenes ocurren con tal intensidad en Morelos que las mismas autoridades han calificado como ajustes de cuentas entre grupos delictivos, sin tomar en cuenta que por este panorama los ciudadanos no viven tranquilos y poco a poco el estado deja de ser atractivo para el turismo.

Lo verdaderamente trágico es que no solo la violencia va en aumento, sino también la estupidez, pues mientras familiares de las víctimas exigen al mandatario que asuma su responsabilidad y frene la ola delictiva, él sigue creyendo que todo va mejor que nunca y que las criticas son producto de una conspiración para manchar su imagen y enturbiar el próximo proceso electoral.