De nada sirven la video vigilancia, ni los arcos lectores de placas en carreteras, sino hay la voluntad de capturar a los generadores de violencia; el martes hubo un homicidio a unos metros del lugar donde estaba el gobernador

Por Luis Alberto Beltrán | Twitter: @reporteroyosoy

La creciente ola de inseguridad y la impunidad que reinan desde hace por lo menos cinco años en Morelos ha generado lo que ya se le conoce como “un permiso para matar”.

Las disputas políticas que mantiene el gobernador Cuauhtémoc Blanco con alcaldes, diputados, empresarios, abogados y otros sectores han sido aprovechados por los grupos delictivos para operar tranquilamente a cualquier hora del día, sin temor a ser detenidos por alguna corporación municipal, estatal o federal.

Ejemplos hay muchos. Uno de ellos ocurrió la mañana de este martes en Cuernavaca.  Un sujeto fue asesinado a balazos a bordo de su camioneta en la avenida Río Mayo, justo donde inicia la zona comercial y residencial de la colonia Vista Hermosa en la Ciudad de la Eterna Primavera. Una escena que se ha vuelto cotidiana en este estado.

Pero resulta que la ejecución ocurrió casi en las narices de gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo, pues en ese momento se encontraba a escasos 200 metros entregando el premio estatal de la juventud en el auditorio Teopanzolco, donde por cierto había un fuerte dispositivo de seguridad.

Los policías de la Comisión Estatal de Seguridad que dirige el Almirante José Antonio Ortiz Guarneros reaccionaron tarde y hasta utilizaron el helicóptero para hacerle creer al frustrado aspirante a Jefe de Gobierno de la Ciudad de México que andaban buscando a los sicarios. Pero como ocurre en (casi) todos los casos, los efectivos no ubicaron ni detuvieron a nadie.

Sobre el panorama de violencia que azota a la capital morelense, el alcalde José Luis Urióstegui Salgado, puso el dedo en la llaga y sostuvo que en Morelos no existe una estrategia de prevención del delito, que el esquema de seguridad Mando Coordinado en el que están adheridos los municipios con el Poder Ejecutivo simple y sencillamente no sirve para nada porque no hay coordinación entre los policías para enfrentar a los delincuentes.

Esa declaración parece que le dolió al alto mando de la Marina y tras esconderse por mucho tiempo de los medios pidió cámaras y micrófonos en su oficina para lavarse las manos y responsabilizar directamente al edil de la violencia que se vive en Cuernavaca, además de acusarlo de actuar fuera de la ley, al crear un C4 y una línea de atención de emergencias alterna al 911, y por si esto no fuera poco le recriminó tener al frente de la policía municipal a la abogada Alicia Vázquez Luna quien no cuenta con los exámenes de control y confianza.

Por cierto, dicha funcionaria “saltó a la fama” recientemente porque ante el incremento de robos en el trasporte público pidió a la población avisar antes y no después de cometerse un asalto, para que los policías puedan acudir pronto a los llamados de auxilio.

El permiso para matar en Morelos sigue vigente y parece que no termina ni con los constantes anuncios que hace Cuauhtémoc Blanco sobre la llegada de más elementos de la Secretaría de Marina al estado, quienes lejos de enfrentar a la delincuencia organizada son utilizados para temas políticos, como ocurrió con la detención del fiscal Uriel Carmona y la toma violenta de las oficinas de la Fiscalía Anticorrupción, por citar solo unos casos.

Los policías estatales del Mando Coordinado entraron en una zona de confort, andan sin brújula y no mueven un dedo para hacer detenciones en flagrancia cuando hay homicidios, y la respuesta que tiene el gobierno del estado por la falta de resultados es echarle la culpa a la fiscalía del estado y exigirle que esclarezca y capture a los responsables.

De nada sirven las cámaras de video vigilancia, ni los arcos lectores de placas que hay en las carreteras, sino hay la voluntad de capturar a los generadores de violencia, pues parece que prefieren convivir y tomarse fotos con ellos que afectar sus intereses.